En 2023 la inflación, la pobreza y la desigualdad social, el crimen y la violencia, el desempleo y la corrupción financiera y política, eran lo que más preocupaba a las personas en todo el mundo. Según el Índice Anual de Problemas Globales que realiza Semrush, las preocupaciones más importantes para los españoles entre 2019 y 2023 fueron la sostenibilidad, las drogas y la salud mental. La paradoja es que nos preocupa la salud mental y eso empeora nuestra salud mental.
Evidentemente todo el mundo tiene preocupaciones. Por su futuro, por su trabajo, por su familia, por problemas financieros, por temas de salud, por el mundo que nos está quedando. Cada persona trata de vivir con esas preocupaciones como mejor puede, pero con conocimiento y un poco de práctica, podemos preocuparnos menos y ser más felices. Al menos eso es lo que dice Arthur C. Brooks, científico social y profesor en la Harvard Business School y experto en felicidad. Tiene un método de solo cuatro pasos para conseguirlo, que está avalado por la ciencia y que se basa en cómo funciona la preocupación en nuestro cerebro.
Aunque algunos somos más propensos a la ansiedad que otros, tener un plan de acción sólido para actuar nos dará más tranquilidad cuando esas preocupaciones excesivas nos ataquen. Además de hacer ejercicios de respiración para calmarnos o hacer ejercicio, podemos comenzar con este método con el que poco a poco, conseguiremos tener más control sobre nuestras propias preocupaciones.
El método de Harvard para frenar la preocupación y ser más feliz
Escribe lo que te preocupa
Al escribir nos obligamos a traducir sentimientos que crecen en pensamientos específicos y esto nos permite conocer nuestras emociones y regularlas, lo que proporciona una sensación de control como ocurre con el journaling.
Cuando escribimos sobre lo que nos preocupa, estamos dando forma al miedo que esa preocupación nos genera, lo que lo hace mucho más manejable. El propio Brooks aseguraba en The Wall Street Journal que “cuando nos enfrentamos a circunstancias difíciles que no podemos controlar, la "metacognición" nos da la capacidad de moldear nuestra respuesta emocional”, y este ejercicio es justo una técnica metacognitiva. Nos ayuda a definir y a poner límites a lo que nos provoca malestar. Lo hace emocionalmente manejable.
Céntrate en el resultado y no en el problema
Según explica Brooks la ansiedad se origina en realidad como un mecanismo de enmascaramiento. Tapamos un miedo con preocupación. Nos centramos en los problemas pero evitamos los resultados reales. Un ejemplo para entenderlo es que nos preocupamos por unas pruebas médicas que nos tienen que hacer, pero no admitimos en realidad el resultado que nos aterra.
“Si pudieras expresar ese miedo, tendrías la oportunidad de pensar en lo que realmente podrías hacer en ese caso”, afirma el experto, y con eso en mente propone un ejercicio. En la lista de preocupaciones anterior vamos a escribir en cada una de ellas el mejor resultado para cada problema, el peor y el resultado más probable, para luego añadir qué harías en cada caso. Así tenemos un plan de acción y podemos aparcar el problema mentalmente en lugar de seguir imaginando. Esto nos permite experimentar alivio.
Repite el mantra: “Mi preocupación no cambiará el curso de los acontecimientos”
Brooks lo resumen tan claro que no me parece necesario añadir mucho más: “abandona el pensamiento mágico de que si te torturas lo suficiente por algo que te preocupa, de alguna manera mejorarás la situación”. Preocuparte no te hace estar más segura, al contrario, te genera una incertidumbre aún mayor.
La preocupación no tiene ningún impacto en el resultado de los acontecimientos, así que repasar sin descanso y una y otra vez lo que nos preocupa, no nos aporta absolutamente nada más allá de estrés y ansiedad. Repite esto como mantra, y habla contigo:"Mi preocupación no cambiará el curso de los acontecimientos".
Aprovecha el día
Si pienso en la cantidad de minutos, horas y hasta días que la preocupación me ha robado hasta siento pena por mí. Como asegura Brooks, el truco es hacerle saber a tu cerebro que hoy será diferente. Cuando te despiertes por la mañana, declara tu intención de dejar de pasar el tiempo de esta manera con un “No sé lo que me deparará este día, pero estoy vivo para experimentarlo y no lo desperdiciaré preocupándome por cosas que no puedo controlar". Y aunque parezca mentira, lo cierto es que este ejercicio mental tiene impacto en conseguir nuestros objetivos.
Torturarnos y castigarnos por tener el hábito de preocuparnos no ayuda, así que deja la autoconversación negativa a un lado, se compasiva, paciente y amable contigo misma y poco a poco y siguiendo este método, conseguirás rebajar mucho el estrés y la ansiedad que antes te generaba estar preocupada.
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