Thubten Wangche siempre tiene una sonrisa en su rostro. Es una persona cuya vida está dedicada a la búsqueda de la paz y la libertad, tanto para su propio pueblo tibetano como para el mundo. “La felicidad está en el interior de cada uno de nosotros, la tiene que cultivar uno mismo”, afirma. Es monje budista tibetano, fundador y director de la Casa del Tíbet en Barcelona, representante del Tíbet en España, activista y conferenciante. Y es una eminencia si pensamos en meditación.
Hace unos días, nuestra queridísima Judith Tiral le entrevistó para su podcast ‘Tenía la duda’, que si aún no conoces te recomendamos mucho junto con ‘El Olimpo de las Diosas’, otro podcast que hace junto a Henar Álvarez. Además de hablar de sus orígenes y de la filosofía budista, Thubten Wangche rompió con uno de los mayores mitos que existen sobre la meditación: meditar no es dejar la mente en blanco.
Meditar no consiste en dejar la mente en blanco sino en reflexionar
Aunque en el budismo no tienen obligación como tal de hacerlo, como explica Thubten Wangche, sí que es aconsejable que siempre que se pueda, se medite. Es el momento de reflexionar sobre tus actos, y aunque Judith Tiral (y nosotras) pensaba que meditar era dejar la mente en blanco, lo cierto es que no. “¿Mente en blanco para qué? Cuando muramos ya estará en blanco”.
Entonces, ¿cuál es la verdadera forma de meditar? Porque desde luego en el imaginario colectivo existe la errónea creencia de que cuando meditamos, tenemos que intentar a toda costa no pensar y dejar nuestra mente vacía de pensamientos. Lo cierto es que como explica el experto ocurre al contrario. La mente tiene que pensar. “No algo negativo sino positivo”, continúa Thubten Wangche, “para uno mismo y para los demás”. Es decir, cuando meditamos no tenemos que dejar la mente en blanco sino reflexionar e intentar tener pensamientos positivos.
La respiración, la piedra angular de la meditación
Cuando empezamos a meditar no podemos hacerlo de golpe porque nuestra mente recibe demasiados estímulos y no estamos en un lugar con calma, explica. El ruido de los coches, de la calle, la gente pasando… No es algo que nos facilite la concentración en nuestros pensamientos. Si esto ocurre, lo que hay que hacer es “ponerse cómodo y respirar”. Profundamente. Inspiraciones lentas. Expiraciones lentas. De forma consciente y centrando la mente solo en la respiración. En cómo entra el aire en tus pulmones. Dentro. Fuera. “Tu mente está solo enfocada en tu respiración”, explica, “y si lo haces, los ruidos que te molestaban al principio, los olvidarás”. Cuando has conseguido esta calma y “vaciado tu mente” para dejar solo la respiración en ella, es el momento de pensar algo positivo.
“Tenemos que tener paciencia, es muy importante”, asegura. Y añade que “en Occidente no hay paciencia. Todo es instantáneo”. Y es cierto, queremos todo en el momento. Ahora. Sin demoras. No podemos perder ni un minuto. La vida va demasiado deprisa para perdernos nada. Sin embargo, si queremos empezar a meditar lo primero que tenemos que cultivar es la paciencia. Este rasgo es más importante de lo que parece, porque además de aprender a meditar, la paciencia nos ayuda a cuidar nuestra salud mental, según Bárbara Tovar, psicóloga experta en el tratamiento de la ansiedad y el estrés.
Respirar bien, en calma y sin forzar, son las claves según el monje para tranquilizar la mente y reducir su ruido. Como nos explica, “la mente está muy conectada con el aire, con la respiración. Sin el aire, la mente no funcionará”. Y la ciencia está de acuerdo con él. Respirar de forma correcta te ayuda a concentrarte y según esta investigación los cambios en la respiración tienen la capacidad de modificar el cerebro consiguiendo activar diferentes zonas y ayudándonos a controlar el estrés. La psicóloga Iria Reguera, directora de Trendencias, nos explica que “cuando estamos relajados nuestra respiración suele ser más diafragmática. Conseguir respirar de manera activa de esta manera nos ayudará a relajarnos.”
Así que si estás pensando en empezar a meditar piensa en dos cosas: respirar y ser paciente. El resto, según el monje, llegará solo. Una cosa más que quiero aclarar antes de terminar es que la meditación no es para todos. “Si padeces afecciones crónicas como ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático, la meditación puede empeorar tus síntomas” como explican en Psychology Today. Y aunque como bien afirma Reguera “estas prácticas tienen una serie de beneficios respaldados por la ciencia que pueden hacer una diferencia importante en nuestra salud y nuestro bienestar, algunas personas sufren ciertos efectos negativos al realizar meditación”.
Si decides empezar con la meditación, debemos conocer que esto puede pasarnos “para estar preparados y ser capaz de pedir ayuda o guía si estamos experimentando alguno de estos efectos”, como nos explica Iria Reguera.
Fotos | Instagram @thubtenwangchen
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