Anabel Palomares
EditorAhora que el otoño ha llegado y con él se acercan los días de frío, peli y mantita, cada vez nos apetecen platos más reconfortantes y encender el horno no nos da tanta pereza. Especialmente si lo que vamos a hacer es un plato que se hace prácticamente solo como este gratinado de calabacín.
Lo que haremos es un pastel que para muchos sería una guarnición perfecta para un pollo asado de domingo, pero que para mí es una opción de cena equilibrada y que tiene todos los nutrientes necesarios. Aunque la versión de calabacín gratinado que tienen los expertos de Directo al Paladar nos encanta, podemos reducir la carga calórica modificando algunos ingredientes pero manteniendo la verdura estrella, el calabacín.
El calabacín, un alimento muy rico en vitamina C y carotenoides, tiene efecto antiinflamatorio, ayuda a proteger las células del daño de los radicales libres y mejora la función inmunitaria, así que como verdura para incluir de forma habitual en nuestra dieta nos encanta.
Para cuatro personas necesitamos dos calabacines, 350 ml de leche evaporada, 3 huevos y 150 gramos de queso mozzarella. Comenzamos lavando y secando bien el calabacín para hacer rodajas del mismo grosor. Podrías usar una mandolina pero no es estrictamente necesario. Existe un truco para hacer un calabacín al horno perfecto sin que nade en agua, y es usar el método de "salado previo", que consiste en dejar reposar el calabacín cortado y salado durante 30 minutos para luego secarlo con papel de cocina y extraer el exceso de agua. También podemos pasar el calabacín por la sartén a fuego medio durante unos minutos antes de gratinarlos, para sellar la verdura.
Vamos a mezclar la leche evaporada y los huevos, batiendo bien hasta integrar. Añadimos sal y pimienta y reservamos. Lo vamos a trabajar como si fuera una lasaña, a capas. En una fuente de horno engrasada ponemos una capa de calabacín, encima echamos un poco de la mezcla de huevo y leche y sobre esta, el queso. Repetimos la operación hasta terminar con todos. Es importante que la última capa sea de queso para que se gratine y tenga un aspecto más apetecible. Vamos a meterlo al horno a 180 °C durante media hora o hasta que el queso burbujee.
Una cena de diez que se hace prácticamente sola y que además, está buenísima. No creo que nadie te de más por menos.
Fotos | Directo al Paladar
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