Power speaking: las claves para que tus presentaciones de trabajo virtuales sean un éxito

Power speaking: las claves para que tus presentaciones de trabajo virtuales sean un éxito

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Casi podría decir que recuerdo todas las veces que he tenido que hablar en público, especialmente durante la carrera universitaria. No solo cuando presentaba trabajos, sino también cuando tenía que intervenir en clase o dar mi opinión sobre algún tema.

Recuerdo que repasaba en mi cabeza una y otra vez lo que iba a decir cuando por fin me atreviera y tenía que contener el aliento. La sensación era como si fuera a tirarme al vacío. Me temblaban las manos y si no decía lo que tenía que decir rápido, antes de que se me acabara el aire que había cogido, me quedaba sin aliento y se me entrecortaba la voz.

Muchas personas tenemos dificultades para hablar en público, pero en el caso de las mujeres suele costarnos todavía más. Según una investigación de la Universidad de Cambridge, en el caso de las mujeres, tenemos dos veces y media menos probabilidades de hacer preguntas en un seminario académico.

Otro estudio, esta vez realizado por los Eakins, encontró que en reuniones de trabajo - en este caso trabajadores de siete universidades diferentes - los hombres hablan más a menudo y durante más tiempo. No solo eso, sino que se les interrumpe más a menudo que a sus compañeros según una investigación realizada con universitarios. La cuestión es que a las mujeres que intervienen más en las reuniones se les suele valorar peor que a los hombres.

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Esto se repite en numerosas investigaciones. Por ello puede ser especialmente importante para nosotras aprender herramientas de comunicación que nos ayuden a expresar nuestra opinión o nuestros conocimientos abiertamente y sin miedos que nos retengan. Existen algunas técnicas, como el Power speaking que pueden ayudarnos.

Claves para ganar confianza en nuestras presentaciones

Durante estos días tenemos la oportunidad de aprender y probar cosas nuevas. Además, si tienes presentaciones virtuales, puede ser una buena manera de empezar a poner lo aprendido en práctica. Así podremos hacerlo en la seguridad de nuestras casas, frente a un ordenador, y poco a poco ir avanzando a las presentaciones en público.

Entrenar la respiración y respirar antes de empezar

Los nervios tienden a provocar que nuestra respiración sea rápida y superficial. Esto puede provocar que nos falte el aliento cuando estamos hablando y nos pongamos todavía más nerviosas, porque se nos nota. Es buena idea entrenar nuestra respiración - porque aunque sea algo automático e innato, no siempre respiramos bien - y aprendamos a relajarnos gracias a ella.

Cuando estamos tranquilos, nuestra respiración se vuelve más diafragmática. Por suerte podemos entrenarla. Una vez que la tengamos dominada, nos ayudará a relajarnos siempre que lo necesitemos y podemos usarla antes de comenzar a una presentación, de manera que nos tranquilicemos y recibamos todo el aire necesario.

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Prepararlo con personas de confianza

Si lo preparas con alguien de confianza, que te pueda dar su punto de vista y pasarte algunas notas sobre lo que le gusta o lo que cree que podrías mejorar, eso te servirá de gran ayuda. Ensayarlo varias veces con alguien con quien te sientes segura y tranquila, te puede dar la confianza necesaria para la presentación real.

Prestemos atención al tono y las pausas

Al estar nerviosos, tendemos a hablar de manera acelerada o a perder el control del tono de nuestra voz. Nosotras lo sabemos y esto nos pone todavía más nerviosas y no nos permite dar sensación de confianza en nosotras mismas y en nuestros conocimientos, lo que nos hará estar todavía más inseguras la siguiente vez.

Por ello, cuando vayas a hablar, tómate el tiempo que necesites y presta atención a tu tono. Lo ideal es que no nos pasemos de alto ni de bajo. Si empezamos muy alto, con el nerviosismo seguramente se eleve más y resulte demasiado. Por eso, es buena idea entrenar el tono y buscar uno audible, pero moderado, que nos permita fluctuaciones hacia arriba y hacia abajo en base a lo que contamos.

Tómate las pausas que necesites. Es buena idea llevarlas preparadas de antes y elegir momentos clave, que nos ayuden a dejar asentar algo de lo que hemos dicho. Esto da tiempo a las personas que te están escuchando, pero también te permite a ti calmarte si lo necesitas.

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No necesitas ser alguien que no eres

A veces, cuando hablo e, incluso, cuando escribo, me veo a mí misma intentando imitar la forma de hacerlo de alguien a quien admiro. Spoiler: esto casi nunca funciona porque, por supuesto, no me sale hablar como estas personas y la comparación me suele salir a pagar.

Por ello, sé tú misma siempre y habla con tu propio estilo. Si eres conciliadora, sé conciliadora. Pero si eres firme, no rebajes quien eres para intentar resultar más agradable. Descubre quién eres, la manera en que tú te comunicas y tus puntos fuertes y úsalos.

Imágenes | @emmawatson

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