En un entorno tan acelerado como el tecnológico, pocas decisiones son tan reveladoras como saber cuándo es momento de dar un paso atrás. Este acto, lejos de denotar debilidad, puede demostrar la auténtica fortaleza de un líder.
Fue así como Dustin Moskovitz, cofundador de Facebook y fundador de Asana ha dado un ejemplo claro de ello al apartarse del rol de CEO, y cuáles lecciones podemos extraer sobre liderazgo, pausa y autoconciencia.
Desde sus inicios, Moskovitz protagoniza un camino poco habitual: tras cofundar Facebook, decidió dejar el gigante para embarcarse en Asana con la intención de construir algo diferente, más centrado en la mejora del trabajo y las personas.
Más sorprendente aún es lo que reveló cuando, después de más de una década al frente de Asana, comunicó que dejaba el cargo de director ejecutivo. Según una entrevista reciente, reconoció que el papel de CEO le resultaba "exhaustivo" y en cierto modo contrario a su carácter: "Soy introvertido… tenía que ponerme una cara día tras día", comentó.
Lo interesante de su relato es que Moskovitz hace una pausa estratégica antes que un sacrificio forzado. Al reconocer que su papel ya no se ajustaba a lo que él era ni quería ser, o que las condiciones externas habían cambiado tanto que seguir de la misma forma ya no tenía sentido, demostró algo muy valioso: saber detenerse también es de líderes, porque parar no significa "rendirse", sino re-evaluar, reconocer límites personales, y actuar con claridad, pese a que culturalmente se premie lo contrario.
Foto de Vitaly Gariev en Unsplash
Como lo comentó en una entrevista para Stratecery, afirma que esa decisión le permitió liberar energía para lo que considera más alineado con sus intereses y valores: centrarse en la visión estratégica de la empresa, en la seguridad y ética de la inteligencia artificial, y también en su labor altruista, señalando que su salida del cargo de CEO le permite dedicar tiempo a la orientación de la empresa, sin estar atrapado en la gestión diaria y así poder pensar a largo plazo.
Lo que podemos aprender al detenernos
Una de las primeras enseñanzas que podemos retomar es que, reconocer que la posición de mando no es un fin en sí misma, sino un medio para lograr objetivos que tengan sentido. Cuando ese medio deja de servir, seguir por inercia puede generar desgaste personal, falta de eficacia o desconexión.
Además, parar o cambiar de rol es un espacio para el autoconocimiento y valentía: se necesita confianza para decir "esto ya no me va" y actuar en consecuencia, por ello es importante entender que en el liderazgo hay que saber cuándo apartarse para que otros crezcan, para que la organización evolucione, o para que uno mismo pueda aportar desde otro lugar más productivo, razón por la que ahora muchos líderes dejan sus cargos, pero sin abandonar la empresa y ayudar desde otro lado del organigrama.
Fotos de Wikimedia
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