El otoño pesa más de lo que crees: así afecta esta estación al ánimo masculino y cómo hacer para recuperar la chispa

El otoño trae consigo una melancolía que muchos hombres no saben cómo nombrar: la depresión estacional 

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Joel Calata

Editor

Cuando cambia el clima y las temperaturas descienden, para muchos hombres es normal sentir un poco de melancolía en los días de otoño, pero esto no se debe a que extrañen con su alma el verano, sino que, en realidad el llamado "bajón otoñal" puede ser el principio de lo que la medicina identifica como trastorno afectivo estacional (SAD).

Este trastorno se identifica como un patrón de depresión que aparece de forma recurrente en épocas de menos luz, sobre todo en otoño e invierno, y contrario a lo que muchos pueden pensar, no es una excusa: es una combinación de cambios ambientales, la biología del cuerpo y hábitos que afectan al ánimo y a la energía de forma real y medible entre los hombres.

Aunque este efecto de depresión estacional no sea exclusivo entre varones, lo que sí ocurre es que los hombres tienden a normalizar el cansancio, disimular la tristeza o retrasar la búsqueda de ayuda por normas sociales sobre "tener que estar fuerte", con lo que su bajón pasa más desapercibido hasta que la energía y la motivación caen en picado. 

Además, factores como el estilo de vida como menos actividad al aire libre, horarios laborales, consumo de alcohol y la menor propensión a hablar de estado de ánimo empeoran el cuadro, sin embargo, la fisiología detrás del asunto es clara y razonable: la falta de luz altera el reloj interno, aumenta la secreción de melatonina y puede reducir la actividad de la serotonina, un neurotransmisor ligado al buen humor, todo lo cual favorece somnolencia, bajón y pérdida de energía. 

El sol como solución

Estos cambios bioquímicos y de sincronía entre nuestro "reloj" y el día-noche explican por qué la llegada del otoño, con sus días más cortos y amaneceres tardíos, puede dejarnos desincronizados y más apáticos.

¿Y qué funciona para darle la vuelta? El consejo principal y con mejor respaldo es exponerse a luz brillante, preferentemente por la mañana: salir a la calle al amanecer o durante la primera hora tras despertarte, abrir persianas y buscar ventanas amplias actúa como "reseteo" del reloj interno y reduce síntomas.

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Cuando la luz natural no alcanza, la terapia con cajas de luz ha mostrado eficacia consistente en ensayos y metaanálisis para aliviar SAD y el llamado "winter blues". Complementariamente, medidas sencillas como acercarse a una ventana mientras desayunas, pasear de 20 a 30 minutos al día y priorizar horarios regulares de sueño ayudan a sincronizar ritmos y subir la energía.

Si la apatía se vuelve profunda, persiste más allá de unas semanas, aparece incapacidad para trabajar o cuidarte, no lo dejes pasar: pide cita con tu médico o con un profesional de la salud mental. El SAD responde bien a tratamientos combinados (luz, terapia psicológica y, cuando procede, medicación), y cuanto antes se actúe, antes se recupera la normalidad.

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