Este es el error más común de los restaurantes a la hora de servir el pan del que nunca te habías fijado

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Los patógenos acechan en casas y restaurantes. Algunos, además, están ligados a errores de higiene muy comunes y a los que no damos la suficiente importancia siendo que pueden suponer un foco de gérmenes y de contaminación cruzada. Así lo ha señalado el tecnólogo alimentario y divulgador científico Mario Sánchez en su cuenta de Twitter. Allí ha puesto bajo la lupa uno de los elementos más habituales en cualquier mesa de restaurante: la cesta del pan.

No nos estamos refiriendo a la práctica prohibida de reutilizar el pan que los clientes no consumen (ya sea volviéndolo a servir en una mesa distinta o aprovechándolo para convertirlo en migas, pan rallado o volver a usarlo en cocina). En este caso, el gesto que ha criticado Sánchez desde Twitter tiene que ver con el recipiente donde nos sirven el pan.

Es decir que le lee la cartilla a las clásicas cestas de mimbre o paneras en las que los restaurantes suelen poner el pan cortado para llevarlo a las meses y que, en palabras de este tecnólogo y divulgador, es una auténtica "marranada".

Señala, sobre todo, aquellos casos en los que ni siquiera encontramos una mínima servilleta que separe el pan de la propia cesta. Esto es algo que podría minimizar una posible contaminación aunque, como explica en el vídeo, es difícil de evitar.

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@Engin akyurt (Unsplash)

El problema está en la propia composición de las paneras de mimbre, pues se trata de un material poroso que, además, tiene una forma que hace más complicado el poder limpiarlo en profundidad, permitiendo que migas y otro tipo de suciedad se quede allí acumulada.

No podemos dejar de tener en cuenta que el material afecta de forma directa a la manera de conservar los alimentos. Así pues, en este caso, la porosidad del mimbre y el trenzado dificultan enormemente que se limpie bien (si es que se limpia). Además, si a esto le sumamos que se trata de un objeto que se suele apilar y que en restaurantes tocan muchísimas personas, aumenta el riesgo de patógenos.

Teniendo todo ello en cuenta, lo que propone Mario Sánchez es que al menos medie una servilleta de papel entre el pan cortado y la panera. Aunque lo más recomendable sería utilizar recipientes no porosos y fáciles de limpiar como podrían cuenco metálicos, cerámicos o de plástico, que serán siempre más higiénicos que el enrevesado trenzado del mimbre.

Foto de portada | Jasmin Schreiber

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