Puede que hayas leído mucho, muchísimo, sobre cómo alcanzar el éxito, perseguir tus sueños y afrontar tu desarrollo personal de la mejor manera posible. Has leído esas frases motivacionales que te ayudan a no rendirte y sin embargo, en tu trabajo sigues sufriendo el llamado burnout o agotamiento.
Te falta motivación, te ves agotada y parece que nada está funcionando. Quiero aclarar algo antes de seguir, que no me gustaría que hubiera malos entendidos. Si sufres burnout por las malas condiciones laborales, no existe frase mágica que cambie ese agotamiento por éxito. Solo los derechos laborales justos pueden acabar con ese burnout. Ahora bien, si se trata de un agotamiento incentivado por una falta de motivación o por una mala gestión del trabajo, el famoso psicólogo Adam Grant ha dado con el error y con la solución, y solo necesitamos repetirnos esta frase: "Hay una diferencia entre intensidad y volumen".
Cambiar la manera de ver el trabajo: mejor más intenso que más cantidad
Por muchos consejos motivacionales que nos den, es posible que el problema no esté el trabajoen sí, sino en nuestra forma de verlo. Por eso es tan práctico lo que comentaba el psicólogo Adam Grant en su podcast ReThinking. El pasado 20 de febrero acudía a su programa Robin Arzón, una conocidísima entrenadora personal y autora de bestseller del NY Times ‘Shut Up And Run’ y ’Strong Mama’. Esta mujer es el perfecto ejemplo de éxito laboral, porque después de una experiencia traumática encontró en el movimiento no solo la cura, sino su forma de vida.
En el programa en el que ambos conversan hemos escuchado un consejo que, aunque sencillo, a mí me ha cambiado la forma de ver las cosas: "Hay una diferencia entre intensidad y volumen". Y es ahí donde está la clave para evitar el agotamiento y aumentar la productividad.
Adam Grant asegura que el llamado “trabajo duro”, eso que Mark Cuban asegura que es clave para el éxito, no significa en realidad muchas horas de esfuerzo. Evidentemente si queremos conseguir algo, lo que sea, debemos esforzarnos, prepararnos y practicar, pero tal y como lo ve el psicólogo, la intensidad vence al volumen.
Cuando hablamos de trabajo duro es siempre mejor referirse a la intensidad de trabajo, por eso el deep work es una técnica que usan figuras como Bill Gates. De hecho si hacemos caso al campeón olímpico Nils van der Poel, patinador de velocidad, incorporar suficiente descanso y cuidado personal en una rutina de entrenamiento es imprescindible para poder trabajar a la mayor intensidad posible cuando se entrene. Dejar tiempo para recargar energías a corto plazo consigue que tengamos mayores ganancias a largo plazo ya que puedes mantener tu práctica sin agotarte, y lo mismo ocurre fuera del mundo deportivo.
Según Rosabeth Moss Kanter de Harvard la clave para la felicidad profesional es trabajar en problemas difíciles y significativos, es decir, en la intensidad del trabajo. Sin embargo, dedicar demasiadas horas al trabajo conduce a una menor productividad. Si hacemos caso a la ciencia, los seres humanos estamos más preparados para mantener ráfagas de esfuerzo seguido de descanso, que interminables horas de esfuerzo que lo único que hacen es atentar contra nuestra salud física y mental.
No se trata de tener prisa ni de que el trabajo duro se convierta en jornadas de 55 horas trabajadas. Es más bien que si queremos lograr el éxito, aumentar nuestra productividad y alcanzar nuestros objetivos, el secreto es centrarnos en la intensidad del trabajo y evitar que el volumen de trabajo se dispare.
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Fotos | The Bold Type
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