La psicología dice que la gente que parece más joven a los 60 sigue estos 10 hábitos diarios

Resulta que verse joven después de los sesenta no tiene que ver solo con la genética o con hacerse tratamientos caros. Las pequeñas decisiones que tomamos en el día a día son más importante de lo que piensas y es que dormir bien, una buena alimentación, mantenerse activo o vivir sin estrés… son algunos de los hábitos que van a marcar la diferencia a la hora de cumplir años. 

Pero esto no lo digo yo, sino que lo dice la ciencia, y lo mejor de todo es que practicarlos en tu día a día es simple y fácil.

Priorizar el sueño de calidad

Cuando dormimos mal nuestra cara es un poema y habla por sí sola. Ojeras, aspecto de cansado, piel apagada… Pero es que además, la ciencia dice que quienes duermen bien tienen signos de envejecimiento de la piel significativamente más bajos que quienes duermen mal de forma constante.

Dormir bien es muy importante porque mientras dormimos, el cuerpo repara células dañadas, produce colágeno y, es como si se reseteara. Así que para dormir bien tienes que tener una serie de buenos hábitos a la hora de ir a la cama que te ayudarán a mantener una buena higiene del sueño: mantener horarios constantes, crear un ambiente propicio para el descanso, una habitación oscuro y silenciosa, no hacer cenas copiosas, no practicar ejercicio a última hora del día, no exponernos a pantallas antes de ir a dormir y un largo etcétera.

Tener relaciones sociales activas

Existen investigaciones de la Universidad de Cornell que descubrieron que las personas con más relaciones sociales envejecen más lentamente a nivel celular. Para ello, midieron lo que ellos llamaron “relojes epigenéticos”, y quienes tenían relaciones sociales más ricas mostraban perfiles biológicos más jóvenes.

Cualquier excusa es buena para quedar con amigos, ver a familiares… Se trata de tener conversaciones interesantes, risas compartidas y sentirte parte de una comunidad. Muchos son los expertos en el campo de la longevidad que han estudiado sobre ello, como por ejemplo Dan Buettner que asegura que uno de los hábitos más comunes de las personas más longevas del mundo es hacer planes familiares: “En las Zonas Azules, viven mucho tiempo porque cultivan su propia comida, viven cerca de la naturaleza, caminan hasta la casa de su amigo, comen con sus familias, van a la iglesia o al templo los domingos”, dijo en una de sus entrevistas a la CNBC.

Saber manejar el estrés

Cuando estamos estresados el cuerpo produce cortisol y el exceso reduce la producción del colágeno y la elastina, las proteínas que mantienen la piel firme y elástica. Por otro lado, el estrés crónico también provoca inflamación en todo el cuerpo, acelerando el envejecimiento visiblemente.

Es imposible no sufrir estrés en algún momento de la vida, pero tener las herramientas para saber gestionarlo es muy importante. Haz cosas que te produzcan calma y bienestar, con eso ya estarás ayudando muchísimo a tu cuerpo a reducir los niveles de estrés: puede ser desde una caminata hasta practicar la meditación, yoga o simplemente realizar respiraciones profundas y mantenerse presente el mayor tiempo posible.

Beber mucha agua

Sabemos que beber agua es muy importante por varios motivos: nos ayuda a eliminar toxinas, a regular la temperatura corporal, proteger tejidos, entre otras muchas funciones. 

Por eso si bebemos menos de lo recomendado diariamente, que son unos dos litros, podría afectar a funciones tan importantes del cuerpo como las cognitivas, como la pérdida de atención, la memoria o el tiempo de reacción, según dice la ciencia.

Otras investigaciones muestran que aumentar la ingesta de agua mejora significativamente la hidratación superficial y profunda de la piel. Cuando las células están bien hidratadas, la piel mantiene mejor la elasticidad y ese brillo saludable que se asocia con la juventud.

Mantenerse siempre activo

Y es que ya lo dice la OMS, el movimiento constante y moderado como caminar, pasear en bicicleta, o las tareas más cotidianas como la jardinería o jugar con los nietos en el parque son actividades que mejoran nuestro bienestar y salud cardiovascular.

Investigaciones de la Universidad McMaster encontraron que las personas que se ejercitan regularmente a los cuarenta tienen una piel tan elástica como la de personas de treinta y pocos años. Y es que el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo, lleva nutrientes a las células de la piel e, incluso, influye en cómo envejecen nuestras células a nivel cromosómico. Pero ojo, porque la clave no está en la intensidad, sino en la constancia y es que el movimiento tiene que formar parte de tu vida diaria.

Proteger la piel del sol

El sol y los rayos UV son dos grandes enemigos para el envejecimiento de nuestra piel, por eso ser conscientes de ello y utilizar protección solar a diario nos permitirá evitar la aparición prematura de arrugas, manchas o, incluso, flacidez.

Los estudios muestran que el uso regular de protector solar retrasa el envejecimiento de la piel. En un estudio de cuatro años, quienes usaban protector solar a diario tenían un 24 % menos de probabilidades de mostrar signos visibles de envejecimiento.

A esto podemos añadir más barreras que nos ayuden a proteger la dermis como el uso de sombreros, gafas y ropa ligera que nos cubra sobre todo en verano, cuando las horas de sol son más y con mayor intensidad.

Alimentarse bien

Ni que decir tiene que la alimentación es clave para la salud de nuestra piel, algo que repercute directamente en el envejecimiento.

Las investigaciones muestran que aquellas personas que llenan sus platos de alimentos saludables, coloridos, nutritivos y ricos en antioxidantes protegen a las células del estrés oxidativo, directamente ligado al envejecimiento, y tienen una piel mucho más cuidada, sana y luminosa. 

Esto es así porque ayudan a combatir los radicales libres, protegen proteínas estructurales como el colágeno y la elastina, mejoran la elasticidad y el tono de la piel. Además de fortalecer la función de defensa de la piel, mejorar la hidratación y la barrera cutánea, e incluso, reducir la profundidad de las arrugas, según este otro metaanálisis. Un claro ejemplo son las dietas plant-based.

Mantener una actitud positiva y realista

La psicología ha mostrado que la actitud positiva es muy importante y está estrechamente vinculada con sentirse y verse más joven. Con este “efecto de rejuvenecimiento subjetivo”, que es como lo llaman los expertos, nos estaremos ayudando a nosotros mismos a aliviar el estrés, fomentar el autocuidado, y mejorar nuestras expresiones faciales; además de ayudarnos a reducir la aparición de otras enfermedades mentales como la demencia y la depresión.

Mantenerse mentalmente activos

Las personas que se conservan mejor con los años mantienen esa chispa de curiosidad. Leen, preguntan, experimentan y no tienen reparos ni miedo en aprender cosas nuevas. Aprender a tocar un instrumento o un idioma nuevo son dos grandes opciones que te ayudarán a sentirte joven y también a retrasar el envejecimiento, sobre todo a nivel cognitivo. 

Por ejemplo, según una investigación publicada en la revista Psychological Science, a los mayores participantes en este estudio les enseñaron nuevas habilidades como la fotografía digital y coser. Más tarde su memoria se comparó con la de otros grupos que realizaban actividades más pasivas como ver películas y escuchar la radio. La conclusión fue que aquellos participantes que aprendieron una nueva habilidad tenían mejores resultados en las pruebas de memoria, de hecho, esta mejoró con el paso del tiempo.

Ser moderados 

Las personas que envejecen bien entienden el equilibrio. Con esto nos referimos a que no es que se priven de beberse una copa de vino, comerse una buena hamburguesa o ver pantallas hasta tarde, sino que la diferencia está en que estas cosas no lo hacen todos los días ni son sus hábitos diarios, lo practican esporádicamente.

Sentirse joven y, no solo eso, sino aparentar menos años cumplidos los 60 no es luchar contra el envejecimiento, sino haber elegido cuidarse a lo largo de la vida de una forma inteligente y tomando buenas decisiones en el día a día, que al final, a largo plazo, es la clave para ver resultados.

Fotos | Freepik

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