SOS: creo que me he enamorado de mi mejor amigo

SOS: creo que me he enamorado de mi mejor amigo

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SOS: creo que me he enamorado de mi mejor amigo

Nos lo pasamos bien juntos, nos gustan las mismas cosas, nos reímos de las mismas tonterías y hacemos las mismas payasadas. Nos gusta estar juntos. Hablamos a menudo, todos los días, de hecho. Nos lo contamos todo y es la primera persona a la que acudo cuando me sucede algo, y él también. Ay, ¿me habré enamorado de mi mejor amigo?

La delgada línea entre la amistad y el amor romántico

Compartís aficiones, os comprendéis a la perfección y estáis siempre juntos, tanto, que tu madre hace tiempo que le llama “tu novio postizo”. ¿Cuál es la diferencia entre una amistad tan fuerte y una relación de pareja?

Delimitar, diseccionar con precisión de cirujano, clasificar y meter en departamentos estanco perfectamente aislados las relaciones humanas no siempre es fácil... ni posible.

No hay una lista de condiciones claramente definitorias que nos señalen, con cartel de neón incluido, que sí, que esto que sentimos es amor o que, oye, tenemos la mejor relación de amistad de la historia de la humanidad.

Tener prístinamente claros los sentimientos no siempre es fácil porque no se trata de agentes binarios que están o no están, no son un sí o un no: más que en blanco y negro nuestros sentimientos suelen presentarse con más filtros y difuminados que las fotos de cualquiera de las Kardashian.

Más que un “te quiero o no te quiero”, sería algo así como un cóctel de moda: lleva un poquito de esto, un poquito de aquello, dos toques de eso, un aroma de tal y dos gotas de cual... y mucha imaginación.

Las cosas no siempre están claras, pero ni en esto ni en relaciones ya establecidas. No es raro, por ejemplo, que haya quien se pregunte si su pareja “es la persona” o si ha llegado el momento de romper.

Ay, los sentimientos, ¡qué entretenidos nos tienen!

amigos jugando con helado

Amistad o amor: qué los diferencia

Decía Sternberg (autor que desarrolló toda una teoría acerca del amor y las relaciones), que para que una relación de pareja “funcione” han de confluir en ella tres elementos:

  • Intimidad: es el deseo de compartir tus cosas con el otro, de contarle lo bueno y lo malo, es sentir que es a quien quieres acudir cuando te ha sucedido algo, con quien quieres celebrar lo bonito de la vida. Este punto es el que sí o sí cumple tu amistad, porque básicamente es eso, la parte “amigos” de las relaciones. Pero una relación de pareja ha de tener algo más que esa confianza y esa complicidad...

  • Pasión: con este nombre es evidente que sabes a qué se refiere el señor Sternberg, pero además de eso, del deseo sexual hacia el otro, de ese “Es que me pone indomable”, este componente de las relaciones incluye algo más. El deseo de proximidad, por ejemplo, las ganas de estar con el otro, y la admiración son la otra parte de esto de la pasión: es ese cosquilleo que sientes cuando le ves cómo hace reír a todo el mundo, o cuando se pone a hablar de ese tema que le apasiona y tú estarías toda la vida escuchándole porque se te cae la baba.

  • Compromiso: este componente es, básicamente, el tener ganas de que haya un futuro común y tener un plan trazado para que eso se produzca, un plan de vida.

Con los amigos se da esa intimidad que mencionaba, pero los otros elementos no aparecen, al menos no en la proporción o integridad necesarias:

  • Puede que tengas claro que siempre vas a estar para el otro, y que él estará para ti, pero eso no es lo mismo que articular todo lo que una relación puede conllevar (vivir juntos, planear comidas, vacaciones, proyectos laborales... y encajar una vida con la otra).

  • Pasión: sí, tu amigo es la monda y te encanta escucharle y estar con él, pero... ¿te imaginas teniendo sexo juntos? ¿Te lo imaginas en una escena romántica? ¿Le encuentras atractivo?

En un estudio realizado en 2015 los investigadores encontraron que las parejas que empezaban la relación al poco de haberse conocido era más probable que lo hubieran hecho en base a altos niveles de atractivo físico.

También señalaron que de hecho había mayor tasa de relaciones sexuales entre aquellos que no habían sido amigos antes de ser pareja.

chica y chico riendo

Cómo saber si de verdad te has enamorado de tu mejor amigo

No podemos decirte si lo estás o no lo estás, ni hay vías infalibles, ni tests, como decía, para dilucidar si estás enamorada o más bien confusa. Lo que sí podemos es ayudarte a que reflexiones, y para ello te dejamos estas tres reflexiones, tres claves, que quizá te allanen el camino.

  1. Realidad vs anhelo. ¿Cómo te imaginas tu relación? ¿Ya? Ahora piensa cuánto hay de factible (teniendo en cuenta cómo es la otra persona, en qué punto vital está, etc.) y cuánto de proyección tuya. A veces atrezamos la vida más que Tim Burton sus películas, y por muy bonito que nos parezca, no deja de ser eso, cartón piedra.

  2. ¿Sientes verdadera atracción por la otra persona? A veces vemos lo que queremos ver, lo que viene a reforzar nuestra creencia o la decisión que, consciente o no, hemos tomado (así funciona el cerebro). Por ejemplo, si has pensado en comprarte un coche y en el fondo hay una marca y modelo que te gustan más que los demás, tenderás a valorar de manera más positiva las prestaciones de este frente a las de otros, magnificándolas en cierta medida, minimizando los defectos e ignorando las prestaciones de los demás. Esto se llama sesgo de confirmación, y lo hacemos todos. Si en tu cabeza encaja la idea de tener una relación romántica con esta persona porque te hace sentir bien, porque está disponible, porque le quieres... tu cerebro rellenará lo que falta para que esto se convierta en la mejor idea de la tierra, la opción clara. Pero como con el coche, quizá esté obviando aspectos negativos, señales de alarma o todo aquello que, en realidad, no encaja.

  3. Explora los motivos. ¿Cuándo han surgido estos sentimientos? ¿Es posible que tu amigo justo haya conocido a alguien ahora y esté empezando una relación -o esté especialmente interesado en otra persona-? Los celos, el temor a perder su atención y la relación que tenéis ahora mismo puede estar detrás de lo que sientes. ¿Estás pasando por un mal momento? Si te sientes insegura, vulnerable o tu estado de ánimo no pasa por su mejor etapa, quizá te estés aferrando a esta opción como manera de calmar esos miedos, ese malestar. Tu amigo es casa, y en casa se está bien. Pero cuidado, no lo convirtamos en nuestro "clavo ardiendo".

La línea que separa una amistad profunda del amor romántico no es fácil de trazar, y a veces nos trae de cabeza. Tómate tu tiempo, piensa, mírale y mírate, y luego decide. Suerte... y que os vaya bonito, sea como sea.

Fotos | Unsplash.com

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