Puede ser muy, muy bueno para tu mente que escribas a diario: te contamos cómo hacerlo (en tiempos de Instagram)

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¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a escribir algo que no tuviese que ver con el trabajo o que no fuese un pie de foto de Instagram? ¿Puedes recordar la última vez que escribiste sobre cómo te ha hecho sentir algo que te ha pasado? Sería bueno que la respuesta a todo esto fuera: como tarde ayer, y te vamos a contar por qué.

Según los expertos, escribir nos viene bien a todos, no solo porque nos permite dar rienda suelta a nuestra creatividad, si no porque también tiene una barbaridad de beneficios, tanto psicológicos como físicos, que pueden mejorar nuestro día a día.

Pero, para poder ver mejoras en estos ámbitos, tenemos que llevar las escritura un paso más allá, e ir de escribir en un diario, como hacíamos de pequeños,  a practicar la escritura terapéutica. Sin embargo, no podemos esperar que esto sea la solución de todos nuestros problemas, es más una solución “low cost”, pero que resulta mejor acompañada de terapia profesional. 

De todas las formas funciona de maravilla en solitario, así que por eso te la presentamos y te  vamos a dar consejos para cultivar este hábito tan sano.  

¿Qué es la escritura terapéutica?

Primero, como ya hemos dicho, es crucial diferenciar entre escribir en un diario y practicar la escritura terapéutica. Hay un par de características claves que distinguen estos dos métodos de escritura. 

Cuando escribes en un diario, o en un journal, normalmente no tienes un objetivo en mente, es mucho más libre, y un poco más caótico. Sin embargo, cuando te propones empezar un cuaderno de escritura terapéutica tienes que seguir pautas y enunciados, bien escogidos por ti mismo, o dictados por un terapeuta profesional como parte de tu terapia. 

Además, cuando practicas este tipo de escritura, es imperativo que reflexiones, interactues, y analices las cosas sobre las que escribes, y por qué las escribes. Todo es parte del proceso. 

¿Qué es lo que tiene de bueno?

¿Alguna vez te has sentido estresado, o ansioso? ¿Y alguna vez has estado pensando constantemente en una persona o evento hasta el punto que sientes que no te los puedes sacar de la cabeza? Bueno, pues por esto es buena la escritura terapéutica. Te relaja, te calma, y te ayuda a entender tus sentimientos en relación a una persona o evento, que nunca viene mal. 

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Además, hay estudios que demuestran que las personas que han sufrido un evento traumático, al escribir acerca de de esta experiencia 15 minutos al día, obtienen mejores resultados de salud que las que no escriben.

Incluso hay estudios que han encontrado una correlación entre la salud física y la escritura terapéutica. En estas investigaciones, los pacientes que escriben sobre sus sentimientos y eventos traumáticos muestran más signos de recuperación y cicatrización de sus heridas que los que se limitaban a escribir sobre su día a día. 

De manera similar, de acuerdo con una investigación publicada en el diario de psicología “Avances en tratamientos psiquiátricos”, la escritura terapéutica también ayuda a gente que sufre de ansiedad, depresión, y TOC, entre otras. 

¿Cómo empiezo? Esenciales

Primero, escoge el método que quieras. Puede que nosotros hablemos de escribir en un cuaderno, pero da igual qué elijas, mientras te sea cómodo y te motive a escribir (incluso puedes utilizar un journal online). 

Después, no te preocupes si crees que no escribes bien, esto no es importante. Lo que cuenta es que tu seas capaz de expresarte de una manera que, a tu parecer, sea coherente y fácil de entender. Así que intenta no martirizarte, en la medida de lo posible. 

Tampoco te estreses si un día solo eres capaz de escribir 4 palabras, porque seguramente algún otro día querrás estar escribiendo durante horas. Es mejor que escribas todos los días aunque sea lo mínimo posible a que te estresses y pienses que tienes que llegar por lo menos a llenar una cara del cuaderno, y por el agobio no vuelvas a escribir después de eso. 

De manera similar, un buen método para asegurar esto es que decidas previamente cuando y donde vas a escribir, así creas una rutina a la que te acostumbrarás después de unas semanas. Además, si es posible, también puedes elegir una cantidad de tiempo mínimo que tienes que escribir, por ejemplo, pon que tienes que escribir al menos 5 minutos al día. Es una pequeña cantidad de tiempo que no intimida, y precisamente por esto no te dará pereza ponerte a escribir, y descubrirás que muchas veces, pasas más del doble del tiempo escribiendo. 

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Otro consejo esencial para la escritura terapéutica es que tienes que escribir de manera completamente honesta. Es decir, no intentes ocultar nada sobre ti, al fin y al cabo, el objetivo de este ejercicio es proveerte con un espacio donde puedas ser tu al 100%, así que no tiene sentido que censures tus pensamientos o sentimientos al escribir. Por esto también es crucial que hayas encontrado un sitio donde poder escribir sin miedo a que alguien más te lea. Si piensas que hay una posibilidad de que alguien encuentre tu cuaderno, es mucho menos probable que bajes tus defensas al completo, lo que impedirá que te beneficies de esta práctica en su totalidad. 

Ataca a la página en blanco

Hemos recopilado algunos enunciados de distintas fuentes que te pueden ser de ayuda a la hora de sentarte y tener que enfrentarte a la temida página en blanco. 

La psicóloga Margarita Tartakovsky nos recomienda unos cuantos ejercicios de los que hemos seleccionado 14: 

  1. Si pudiese hablar con mi yo adolescente le diría…
  2. Dos momentos que nunca olvidaré son… Descríbelos muy detalladamente, y lo que los hace inolvidables
  3. Haz una lista de 30 cosas que te hacen sonreir
  4. Escribe sobre un momento desde el punto de vista de tu cuerpo. Haciendo el amor, el desayuno, tener una pelea, una experiencia propia o una que te imagines para tu personaje. Omite pensamientos y emociones, y transmite toda la información a través del cuerpo y los sentidos. (Este ejercicio lo ha tomado prestado Tartakovsky de la autora Barbara Abercrombie y su libro Kicking In the Wall
  5. Haz una lista de la gente en tu vida que siempre te apoya y en la que confías plenamente. (Después encuentra el tiempo para quedar con ellos.)
  6. Me gustaría que otros supiesen esto sobre mi…
  7. Escribe una forma en la que has ayudado a un amigo recientemente. Después describe cómo puedes hacer lo mismo por ti.
  8. ¿Qué te gusta sobre la vida?
  9. ¿Qué es algo que siempre te hace llorar? (Como dice Paulo Coelho, “Las lágrimas son palabras que están por escribir”)
  10. Escribe sobre tu primer amor, tanto como si es una persona, un lugar, o una cosa. 
  11. Escribe una lista de preguntas para las que necesitas respuestas urgentes. (También de Abercrombie)
  12. Haz una lista de todo a lo que te gustaría decir que no
  13. Haz una lista de todo a lo que te gustaría decir que si.
  14. Escribe las palabras que necesitas escuchar. 

Otro método que puede resultar muy útil es hacer una corriente de conciencia. Esto es un ejercicio que se empezó a usar con el movimiento surrealista, y básicamente aspira a desatar tu subconsciente mientras escribes. Para hacer esto tienes que escribir sin parar durante un periodo de tiempo (igual al principio puedes determinarlo y después dejarlo al azar), en el que no puedes pensar sobre lo que vas a escribir. No puedes corregir faltas de ortografía, tampoco puedes releer lo que has escrito, tienes que seguir. Si te atascas hay algunos trucos, como por ejemplo, empezar la siguiente frase con una palabra que empiece por la última letra de la última palabra que has escrito. Es decir, digamos que la última palabra que has escrito es “aguante”, la siguiente palabra tendrá que ser algo que empiece con “e”, como “elefante”. 

Leer este tipo de cosas después de escribirlas siempre es interesante, y te puede decir mucho sobre ti mismo, y el estado en el que te encuentras. 

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Por otra parte, otro ejercicio que también merece la pena investigar, como sugieren fuentes como Mbgmindfulness, es escribir una carta a un ser querido o a alguien al que hemos hecho daño en el pasado. Escribe esta carta, diciéndoles todo lo que te gustaría decirles, y guardala. No hace falta que la mandes, y de esta manera también serás completamente sincero con tigo mismo y con cómo te sientes hacia ellos. 

Por último, como recomiendan en Psychcentral, Mbgmindfulness, y Positive Psychology, escribir poesía también puede ayudarte a ponerte en contacto con tus sentimientos. No hace falta que te obsesiones con la métrica, ni la rima, ni que hagas sonetos. Este es un estilo que te permite ser ambiguo, o todo lo específico que quieras, así que explóralo mientras te exploras a ti mismo. 

Fotos | rawpixel.com |Tirachard Kumtanom |Luciana Sena |Free-Photos

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