El porno no es una escuela de educación sexual: ocho cosas que  no debes aprender de él

El porno no es una escuela de educación sexual: ocho cosas que no debes aprender de él

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El porno no es una escuela de educación sexual: ocho cosas que  no debes aprender de él

Consumir pornografía es una manera estupenda de pasar un rato agradable, una vía para excitarnos y disfrutar, solos o en pareja. Lo que no es el porno es un documental sobre sexualidad humana ni una escuela de educación sexual y creer que sí lo es puede traernos dificultades y afectar a nuestro placer.

No intenten hacer esto en su casa

El cine porno es... cine, una industria, un producto en el que hay iluminación (mejor o peor, pero la hay), cámaras, se corta y se retoman las escenas, hay un lenguaje propio como en el cine de otros géneros (ejemplo: ¿cuántas veces hemos visto en el cine de acción esa escena en la que el prota camina hacia cámara mientras un coche/local/árbol salta por los aires y arde en llamas a sus espaldas?)... y como tal hemos de entenderlo.

A nadie se le ocurre ir a tirar anillos de oro dentro de volcanes por mucho que le haya gustado El señor de los anillos, ¿verdad? Hay conductas, estándares del porno que son pura ficción y esperar que en la vida real se produzcan de la misma manera a lo único que lleva es a pasarlo mal e incluso a desarrollar algún trastorno sexual.

Algunas de las creencias que vemos en consulta cuya raíz es el porno son, entre otras:

  • La erección tiene que ser instantánea. De cero a cien en 3 segundos, eso es lo que vemos en el porno, chicos que parecen dominar sus erecciones como un mago su varita. Pero la realidad es que una erección puede tardar en aparecer (y eso no significar que no estamos excitándonos), puede aparecer y desaparecer (¡magia!) a lo largo de un encuentro sexual... ¡y ser todo de lo más normal!
  • La disponibilidad de las mujeres: una mirada, un gesto o 32 segundos de toqueteo de pechos son más que suficientes para que ella se excite. Si no lo hace es que tenemos un problema. El problema es pensar que esto es así, amigos. Sí, habrá chicas y habrá momentos en los que esto pueda suceder (en el cine viendo Thor se han dado casos de excitación al primer vistazo) pero para muchas otras, en la mayoría de situaciones hace falta un poco más para caldear el ambiente.
  • Los hombres son máquinas del amor que han de querer sexo a todas horas, y no, no es así.
  • Duración infinita: los hombres han de querer a todas horas y... durante horas. Lo de tener un soporte biológico que marca unos límites nos lo saltamos porque en el porno vemos a chicos que parecen funcionar con baterías de litio. La media de duración del coito, para que te hagas una idea, suele situarse entre los 5,4 y los 8 minutos. De hecho hay estudios que indican que sus participantes consideraban que más de 30 minutos... ¡es demasiado!
  • El sexo se acaba... cuando él "acaba". En el modelo sexual instaurado socialmente y en el porno, cuando el chico llega al orgasmo, cuando eyacula, se acabó lo que se daba. Fin. Fundido a negro. Da igual si ella ha llegado al orgasmo o no, o si tiene ganas de más: como ya no es factible seguir con el coito (porque los chicos tienen eso que se denomina periodo refractario) pues no ya está.
  • El sexo tiene que ser agresivo, ultrapasional, intenso, ruidoso.... El sexo intenso, atlético, está genial, pero hay quien lo prefiere más pausado, o quien opta por ambas opciones dependiendo del día. La cuestión es que el sexo no es menos sexo si no es contra la pared o arrancándonos la ropa, ni es menos placentero.
  • Durante la felación es genial agarrar la cabeza de la chica. Empezaré por decir que en esto, como en todo, hay a quien le pone a mil, pero también hay una cantidad ingente de chicas a las que el hecho de que le sujeten la cabeza mientras realizan una felación, impidiendo la movilidad (y llegando a la arcada en ocasiones) no es su fantasía erótica favorita. Y bueno, si ya esta maniobra se usa como una -nada sutil- invitación a que se pongan manos a la obra...
  • Los orgasmos femeninos han de ser larguísimos e intensísimos... siempre. El poso que deja esto es la idea de que si a las mujeres no se nos ponen los ojos en blanco o gritamos como si estuviéramos en mitad de una representación del Carmen de Bizet es que no ha sido un buen orgasmo. Y no es así: los orgasmos no tienen siempre de la misma intensidad, se puede tener uno atómico y acto seguido dos ligeritos, o tener encuentros en los que solo se tiene uno y light.

Mala escuela de educación sexual

Tomar el porno como referencia, como estándar de lo que deben ser las relaciones sexuales, el rendimiento o la aproximación a ellas, es un camino que conduce a un destino no especialmente idílico.

Aunque haya quien no crea que esto pasa, la realidad es que hay una cantidad nada desdeñable de personas que han ubicado sus estándares sexuales en lo que han visto en el porno.

La falta de una educación afectivo-sexual de calidad (o, ya que estamos, el hecho de que no haya ninguna) ha llevado a que la información al respecto que tienen muchos provenga de la pornografía.

Cuando esto sucede nos topamos con un escenario complicado porque, para ilustrarlo, es como si alguien cree que ha de conducir por su pueblo a 200 km/h porque así es como conducen en Too fast, too furious.

¿A que esto te parece absurdo? Entonces, ¿por qué creer que las erecciones han de ser eternas o que basta con una mirada para que tu chica se ponga a mil? Si es tu caso te animo a que reflexiones sobre ello.

Chico en la cama

Las consecuencias de estas creencias

Si creemos que el coito ha de durar 30 o 40 minutos, ¿cómo nos vamos a sentir si duramos 10? La presión sobre la ejecución, sobre la duración y sobre la disponibilidad de la erección son fuentes de ansiedad, y la ansiedad es el peor enemigo del deseo, de la excitación y de todo.

Como creo que tengo que rendir me presiono, como me presiono no estoy a lo que estoy, como no estoy a lo que estoy se me baja la erección, como se me ha bajado la erección me angustio porque no rindo... Y así es como se establece el bucle del mal que puede llevar, por ejemplo a desarrollar una disfunción eréctil o eyaculación precoz.

En el caso de las mujeres la presión por darlo todo, por tener que “estar húmeda” (tremenda expresión) en dos segundos, por tener que tener orgasmos sí o sí vía coito, lo que lleva es a, precisamente, dificultades para llegar al orgasmo, pérdida de placer, problemas de autoestima...

Recuerda, por favor, el porno es cine, fantasía, actores y directores, técnicos y cámaras... no es la vida real... ni tiene que serlo. Disfruta de ver cine porno, pero no pretendas que tu vida sexual sea como una película triple X.

Fotos | Pixabay.com

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