Sincronizar los orgasmos ¿es posible, un mito o cuestión de ritmo?

Sincronizar los orgasmos ¿es posible, un mito o cuestión de ritmo?
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“No hay nada como mirarse a los ojos, agarrados, abrazados, y llegar, vivir, un orgasmo juntos, al mismo tiempo.” (Fin de la música) Esto es lo que nos han dicho, lo que nos han vendido y lo que hemos comprado. Pero, ¿de verdad “hay” que “llegar” al mismo tiempo? Igual es mejor que no, porque además de ser un mito puede perjudicar tu vida sexual. Toma nota.

Esto tiene mucho de mito…

¡Ay, los mitos! Seguro que has escuchado (y que incluso has pensado) eso de que el orgasmo simultáneo favorece la unión de la pareja, que refuerza nuestra relación, que es el clímax, lo más… Como si al suceder sonara de fondo la sinfónica de Berlín y estallaran en el cielo todos los fuegos artificiales de Valencia y alrededores.

En el polo contrario: “Si no conseguimos tener orgasmos simultáneos es que algo va mal entre nosotros”. Este tipo de pensamientos se acaba convirtiendo en una profecía autocumplida: como creo que algo va mal me comporto raro, estoy a la defensiva, preocupado/a… y eso influye en la relación, que se acaba resintiendo. Y claro, así pasa lo que pasa.

La culpa de este mito la tiene el modelo de sexualidad imperante, la idea de que el sexo de verdad es penetración (y lo demás mola, pero menos), unido a otro, el de la media naranja, a esa idea de que la compenetración total y bestial existe, está ahí fuera, y no hay que trabajársela, sino que “es o no es”. Esto se ha cargado muchas relaciones, ya os lo digo.

Buscar como meta última el llegar al orgasmo al mismo tiempo tiene un montón de implicaciones, y todas ellas conllevan pérdida de placer, sobre todo para nosotras, las mujeres. Un rollo, vaya.

Los productos que se anuncian como "retardantes" para ellos y "acelerantes" para ellas no hacen más que reforzar otro mito: que las chicas tardan más (y necesitan más) que los chicos. Y sí, hay chicas que sí, pero también las hay que son más rápidas que Flash y chicos que tardan una eternidad (y media) en eyacular. Y tan ricamente todos, oiga.

Ojo, que cada uno juega con lo que quiere y estos productos en sí mismos no están mal, pueden ser divertidos y excitantes. Pero cuando todo esto de "terminar al mismo tiempo" se convierte en una meta, en "la meta", todo lo que queda fuera de ella es frustración.

¿Por qué no tiene sentido?

Para empezar porque parte de un planteamiento que no funciona, como decía, el de que el verdadero sexo es la penetración, que la meta (y único objetivo) llegar al orgasmo, y que el signo de que todo va a la perfección, lo ideal, es llegar los dos al mismo tiempo. Esto deja a tooooooooodo lo demás, a sexo oral, masturbación, toqueteos, lametones, juegos varios (vamos, sexo) fuera de juego. Y es una pena.

Por otro lado nos sitúa en un escenario que no nos lleva a explotar nuestro placer y el de nuestra pareja, sino a subyugarlo, a acotarlo y controlarlo. Reflexionemos:

  • ¿Qué pasa si no tengo un orgasmo? El sexo no tiene por qué acabar en orgasmo, el sexo no es orgasmo, el sexo es placer, y como tal el orgasmo es una parte del mismo, pero no hay que pasar sí o sí por ahí para disfrutar. De hecho una de las cosas que solemos recomendar en consulta para avivar el deseo es precisamente empezar actividades sexuales y no “terminarlas”, es decir, jugar un rato y parar. ¿Por qué? Porque nos deja con la miel en los labios, porque nos hace querer más, porque nos lleva a desear más… de manera que al siguiente encuentro sexual llegamos muy a tono. ¿Es malo entonces no tener orgasmos cada vez que “tengamos sexo”? Pues no, no lo es.

  • Las mujeres tenemos la capacidad de disfrutar de varios orgasmos en una misma sesión… qué hacemos con eso, ¿nos los aguantamos? ¿O el primero lo “podemos” tener pero el segundo tiene que ser en pareja? ¿Por qué, por qué, por qué?

  • Si estamos practicando sexo oral, por ejemplo, ¿no podemos tener orgasmos? ¿Los orgasmos con sexo que no es penetración son menos orgasmos?

Buscar el orgasmo simultáneo puede ser negativo

Efectivamente no se trata solo de que sea un mito, es que además puede ser perjudicial para nuestra vida sexual. Estar más pendiente del proceso que del disfrute nos lleva a convertirnos en espectadores en lugar de protagonistas, y esto puede derivar en disfunciones sexuales nada divertidas.

En el sexo hay que ser un poco egoísta, no es nada malo, al contrario: para lograr todo el disfrute y excitación necesitamos centrarnos en nuestras sensaciones, en qué queremos y cómo. Y eso no se consigue si estamos obsesionados con leer la respuesta sexual de nuestra pareja para “comprobar si ya es el momento de dejarme llevar o no”.

Por supuesto el sexo, la excitación y el deseo, también llegan de la mano de nuestra pareja, pero ahora pensemos, ¿qué es más excitante, intenso y brutal: intentar llegar los dos al mismo tiempo o ver cómo el otro/a disfruta de ti hasta perder el sentido? Nada más que alegar, Señoría.

Centrándonos en el impacto negativo que puede tener, para que te hagas una idea, en mujeres puede llevar a la anaorgasmia, es decir, no conseguir llegar al orgasmo. Paradójico, ¿verdad? Pues así es, tanto centrarte en cuándo lo “puedo tener” te lleva a no tenerlo.

En el caso de los chicos podríamos llegar a tener dificultades con la erección, eyaculación precoz… ¿Por qué? Todo intento demasiado intenso de controlar la eyaculación no es más que presión, y… ¿qué hace la presión sobre el pene? ¿Lo anima? ¿Lo excita? No, lo que aporta es ansiedad y la ansiedad es enemiga mortal.

No, el sexo no es una competición, no es “solo puede quedar uno” ni “pringado el último” y por supuesto no es “corre corre que me corro”. Meterle prisas o intentar distraerte de lo que estás haciendo (¿hay algo con menos sentido?) para “esperar” a tu pareja no hace más que privarte de placer, coartar tus sensaciones. Menudo plan, ¿no te parece?

Moraleja: si hay algo en lo que sí debéis poner empeño en ir acompasados como pareja es en la comunicación, en el ser equipo o en querer que el otro disfrute como un loco/a de cada encuentro sexual, sea con orgasmo, sin él, con doble ración o con uno en Cuenca y el otro en Pernambuco. Disfruten ustedes, hagan el favor.

Fotos: Friends with Benefits; Pxhere.com

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