Si recientemente has empezado a hacer yoga o estás planeándote hacerlo, probablemente no sepas qué deberías esperar de tu profesor ni en qué deberías fijarte a la hora de escoger un estudio u otro. Para ello, pueden ser de gran ayuda las conclusiones que el medio especializado Yoga Journal sacó tras preguntarle a practicantes, tanto a principiantes como a los más experimentados, por aquello qué les gustaría que supieran o hicieran sus profesores. Esto es lo que dijeron.
1.Recordar, mostrar y corregir
Algo que los practicantes habituales de yoga valoran es que el profesor no asuma en sus clases para no principiantes que todos saben o recuerdan cómo hacer las posturas de yoga más comunes. Los alumnos necesitan que se les recuerden cosas básicas como puede ser activar el núcleo o inclinar la pelvis. Mejor aún si viene acompañado de la demostración visual de la postura o la transición a ella, así como la corrección una alineación incorrecta. Eso sí, sin caer en pasarse toda la práctica hablando sin que los alumnos tengan tiempo de respirar con tranquilidad y simplemente estar en el momento.
2.Buscar la serenidad antes de clase
A algunas personas les resulta una distracción cuando los estudiantes entablan pequeñas conversaciones antes de la clase. Lo ideal sería aprovechar el tiempo antes de que empiece la sesión para centrarse y calmarse. Es por ello que muchos profesores piden a los estudiantes que limiten sus conversaciones a la zona del vestíbulo para garantizar un ambiente sereno en clase.
3.La importancia de la puntualidad
Aunque todos podemos ser víctimas de un contratiempo que nos impida llegar a tiempo en alguna ocasión, algunos consideran una falta de respecto dejar que se convierta en costumbre que la clase empiece más tarde o permitir constantemente que pueda entrar gente rezagada, interrumpiendo y haciendo ruido. Especialmente, si se trata de personas que repiten un patrón.
4.La armonía del volumen
Si el profesor habla demasiado bajo, la música está demasiado fuerte o ambas cosas combinadas, afectará a la calidad de la clase porque los alumnos no podrán seguirlo con facilidad y perderán la concentración en busca de pistas de qué hay que hacer ahora. Todo lo contrario a la paz de mental que uno busca en una clase de yoga.
5.Rectificar es de sabios
Los profesores son personas y, como tal, también se equivocan y cometen errores. Ante esto, es mejor que sepan reírse de sí mismos y rectificar en lugar de intentar fingir que no ha pasado nada y esperar que nadie se haya dado cuenta. Además, en relación a esto, tampoco podemos esperar que nuestros profesores tengan la respuesta a absolutamente todas nuestras preguntas.
6.El sánscrito no lo es todo
Aunque el sánscrito es el antiguo idioma del yoga y su uso nos conecta con la historia más profunda de la práctica y su origen, depender exclusivamente de él puede confundir y desalentar a los estudiantes que no estén familiarizados con él.
7.Una clase con intensidad regulable
Algo muy valorable en un profesor es que se fije en sus estudiantes durante la clase y se dé cuenta de si están teniendo dificultades para seguir el ritmo o parecen perdidos en clase. Y es que, tal vez, sea síntoma de que sería necesario reducir el ritmo u ofrecer formas alternativas de enfrentarse una pose.
8.Un Savasana más largo
El Savasana, o postura de descanso final, juega un papel esencial en la práctica del yoga. Es el momento en el que el cuerpo y la mente absorben los beneficios del trabajo físico y mental realizado durante la sesión. Un Savasana sin prisas ofrece exactamente eso pero, muchas veces, dura entre tres y cinco minutos por problemas de tiempo, lo que no es suficiente para los alumnos.
9.Conectar con los alumnos después de clase
Conectar con los estudiantes mientras estos guardan sus accesorios o se quedan charlando en el vestíbulo ayuda a promover un ambiente acogedor en el que los estudiantes no se sienta cohibidos a la hora de hacer preguntas.
Foto de portada | Dylan Gillis
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