La gente con más inteligencia emocional acepta estas cinco verdades. Les hace mentalmente más fuertes según una psicóloga experta

La psicoterapeuta Amy Morin rompe algunos mitos sobre emociones y sentimientos para que todos podamos crecer

Verdades Incomodas Que Sabe La Gente Con Inteligencia Emocional
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Anabel Palomares

Editor

Hay algo que distingue una persona emocionalmente inteligente de alguien que no lo es según la psicoterapeuta Amy Morin. Durante más de 20 años ha estudiado la fortaleza mental y escrito numerosos libros como ‘13 cosas que las personas mentalmente fuertes no hacen’. Según explicaba en su podcast ‘Mentally Stronger’, muchos de nosotros “fuimos alimentados con mitos y conceptos erróneos sobre los sentimientos”. Sin embargo, las personas más inteligentes emocionalmente son aquellas que aceptan algunas verdades difíciles sobre sus sentimientos y haciéndolo, consiguen no solo una mayor fortaleza mental, también tienen mejores relaciones y toman mejores decisiones.

Tus emociones no te controlan

Aunque creamos que existen emociones negativas, lo cierto es que todas las emociones son válidas y tienen el poder de ser o buenas o malas, porque lo realmente importante es nuestra respuesta a ellas. La ira, por ejemplo, puede darte valor para defender algo. “Las personas emocionalmente inteligentes confían en que pueden regular, expresar y cambiar sus emociones según sea necesario”, explicaba en la CNBC la experta. Las emociones no te controlan, eres tú quien tiene el control para regularlas.

Regular las emociones no significa apagarlas

Podríamos pensar que controlar las emociones es evitar sentirlas u ocultarlas, pero una regulación emocional saludable “consiste en permitirse experimentar emociones útiles y mitigar o cambiar las que no lo son”, explica Morin. Alguien con inteligencia emocional identifica cuándo su ansiedad es tan alta que no puede ni concentrarse y toma medidas para controlarla, como por ejemplo darse un paseo para despejarse, hacer ejercicios de meditación o escribir en un diario cuáles son sus emociones. Lo que hacen es escuchar su emoción y tomar una decisión sobre qué hacer con esa información.

La gente no “te hace sentir” nada

Tendemos a pensar que son los demás los que nos hacen sentirnos de una u otra manera, pero no es lo mismo que una de sus acciones provoque una emoción en nosotros a que ellos provoquen la emoción en nosotros. “Tú controlas cómo te sientes”, explica la experta en fortaleza mental. “Tus emociones surgen de tu percepción de una situación, no de las palabras o acciones de los demás”, sentencia.

Aunque pueden estar motivadas por la acción de un tercero no son suyas sino nuestras. En lugar de expresar un “me haces enfadar”, lo inteligente emocionalmente es un “me enfadé por esto que hiciste”. De esta manera nos responsabilizamos de nuestras emociones, lo que nos da un control muchísimo mayor de nuestras reacciones.

Desahogarse no siempre te ayudará a sentirte mejor

Vale, puede que esta sea la verdad más compleja de entender porque la expresión de “tienes que soltarlo” o “deberías desahogarte” forma parte del imaginario colectivo. Pero Morin lo tiene claro, “desahogarse puede echar más leña al fuego”. Al hablar de todo lo que te molesta, es más probable que amplifiques tus emociones, no que las alivies. Puede ser útil hablar sobre los sentimientos, pero repetir las razones de tu frustración solo te bloquea. La experta aconseja que hablar de soluciones y estrategias para avanzar nos permite abordar el problema en lugar de seguir rumiando y dándole vueltas una y otra vez.

Eres más fuerte que tus sentimientos más incómodos

La evitación emocional es evitar sentir las emociones que no nos gustan. La ira, la tristeza, el enfado… Pero lo que mucha gente no sabe es que provoca dificultades en la resolución de problemas, se genera un impacto negativo en el bienestar emocional y se producen limitaciones en el crecimiento personal, como explica la Asociación Española de Psicología Sanitaria. Puede llegar a producirse lo que se conoce como efecto rebote de la supresión de pensamientos: cuando intentas reprimir un pensamiento o emoción, terminas teniendo más.

Tratar de evitar ese sufrimiento momentáneo que nos generaría una emoción desagradable, provoca un sufrimiento mayor a medio y largo plazo. Las emociones no expresadas no desaparecen, se acumulan, y esa evitación refuerza el miedo a sentir, lo que terminará generando más ansiedad ante situaciones similares en el futuro. Además, al no enfrentarnos a ese sentimiento incómodo, se inhibe el aprendizaje emocional.

Según Morin es importante permitirte experimentar la incomodidad porque “los sentimientos son como olas: alcanzan su punto máximo y luego se calman. Y la incomodidad se vuelve menos intensa con el tiempo”. De esta manera desarrollarás confianza en tu capacidad para manejar estas emociones difíciles. “Cada vez que practicas la tolerancia a la incomodidad, experimentas la oportunidad de perfeccionar tus habilidades y ganar inteligencia emocional”, añade. Y todos queremos ser más inteligentes, ¿verdad?

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Fotos | Jakob Owens en Unsplash

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