Cuando se habla del lujo automotriz, cada detalle cuenta: desde la ingeniería de precisión hasta el acabado final de la pintura, las grandes marcas cuidan cada paso del proceso con obsesión casi artesanal, por ello, BMW, uno de los referentes mundiales en autos premium, guarda un secreto inesperado detrás del impecable brillo de sus carrocerías: un componente natural que proviene de un animal que difícilmente asociaríamos con automóviles de alta gama: el avestruz.
BMW emplea plumas de aves ratites (aves corredoras como el avestruz y el emú) en sus líneas de pintura para limpiar las carrocerías de polvo fino justo antes de aplicar la pintura. ¿La razón? Estas plumas poseen una carga electrostática natural y una estructura barbada que las hace especialmente eficientes para atrapar partículas que escapan a los sistemas de filtración industrial.
Desde 2005 en su planta de Leipzig, el fabricante de autos posee una máquina equipada con plumas de avestruz que limpia la superficie de sus modelos premium, sobre todo, los BMW Serie 3 tras el proceso de imprimación. También la misma marca ha explicado que en su planta de Múnich se utilizaban plumas de emú para eliminar polvo en los cuerpos de los vehículos antes de entrar al hornado, y que estas plumas proceden directamente de una granja propia en Baviera.
A diferencia de otras marcas como Audi, BMW no requiere importar estas plumas, pues mantienen un criadero local en Alemania que abastece las plumas necesarias para el plumero automático, además, la marca asegura que gestiona la producción de manera sostenible, ya que, como otras marcas, aprovechan la piel y la carne.
El resultado es un acabado impecable y un brillo distintivo en la carrocería de sus modelos de lujo. Según BMW, no existe ningún material manufacturado que elimine el polvo tan eficazmente como las plumas naturales de avestruz, debido a su combinación única de forma, flexibilidad, aceites naturales y carga estática.
Este proceso, aparentemente tradicional, se complementa con avanzadas soluciones de inteligencia artificial en plantas como la de Múnich. Allí los sensores detectan polvo residual tras el plumero y, si las plumas no eliminan por completo las partículas, activan ajustes automáticos de filtros o tiempos de limpieza para optimizar la calidad.
Es así como el "secreto mejor guardado" de BMW es una técnica híbrida donde lo artesanal convive con lo digital: una granja local de aves ratites en Alemania que provee plumas naturales para limpiar meticulosamente cada carrocería, asegurando el brillo incomparable que distingue a sus vehículos de lujo.
Foto de Jako Janse van Rensburg en Unsplash | Foto de D Panyukov en Unsplash
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