Japón lleva su obsesión por el anime hasta a los coches: así es la cultura Itasha donde los otakus combinan motores y waifus

Su pasión por los automóviles se ha combinado con el anime. Una cultura en cuatro ruedas que ha llamado la atención en todo el mundo

Itasha anime coches
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Joel Calata

Editor

La relación del hombre con los vehículos ha ido evolucionando a pasos agigantados a través de la historia: lo que comenzó como una invención para resolver la necesidad de transporte, ahora se ha convertido en una máxima referencia de lujo y personalización, tanto, que cada rincón del planeta tiene una particular forma de vivirla, y los japoneses no se quedan atrás en ese aspecto: ya que el término itasha se ha vuelto recurrente dentro del mundo de los motores.

Esta subcultura fascinante, cuyo término combina los kanji 痛 (itai, "doloroso" o "cringeworthy") y 車 (sha, "coche") describe a vehículos de alta gama (aunque no de marcas de lujo) decorados exageradamente con personajes de anime, manga o videojuegos.

Aunque los orígenes del término datan de los años 80, cuando itasha era sinónimo de coches italianos, su uso actual emergió cuando "itai" comenzó a usarse en tono humorístico para describir lo exagerado o embarazoso. Así, lo "doloroso" está tanto en el diseño como en el costo de decorar al extremo el vehículo  gracias a un fenómeno que ganó fuerza en los años 2000 en barrios otaku como Akihabara, Nipponbashi y Ōsu.

Como parte de la customización del vehículo, los itasha pueden cubrir desde una parte del coche hasta toda su carrocería con vinilos de alta calidad, calcomanías y pintura personalizada. El interior también se decora profusamente con luces LED, figuras de colección, tapicería temática e incluso paneles personalizados.

Pero hay propietarios de vehículos que van más allá: algunos incluyen modificaciones técnicas, como iluminación bajo el coche o kits aerodinámicos para subrayar ese estilo "racing", sin embargo, si algo destaca de esta subcultura, son los personajes femeninos como protagonistas predominantes, reflejo del peso de esa estética en el fandom.

Itasha

La subcultura Itasha se articula en torno a encuentros y convenciones como los Itasha Tengoku (Itasha Heaven) en Odaiba, que en 2018 reunió unos 1 000 vehículos temáticos donde se realizan concursos, charlas, actividades en vivo y se exhiben stands de marcas y productos coleccionables para poder personalizar los vehículos, desde vinilos de personajes de anime hasta figuras coleccionables que adornan los tableros de peculiares coches.

Sin embargo, la fiebre por "lo doloroso" ha trascendido del automóvil: hoy existen itansha (motos), itachari (bicicletas), itadensha (trenes), o incluso ita-taxis, que demuestran que la cultura otaku puede pintar cualquier objeto de uso cotidiano con estética anime, llevando al terreno de lo internacional lo que comenzó como un hobby DIY que ha evolucionado a un negocio rentable

Talleres especializados ofrecen envolturas profesionales y decoración integral con proyectos completos que pueden llegar a costar varios miles de dólares. Además, hay iniciativas como Cheer Drive, donde empresas pagan para que los conductores exhiban gráficos promocionales de animes en sus automóviles.

Más allá del "morbo visual", los itasha representan una poderosa forma de autoexpresión en la que cada coche es un homenaje rodante a una franquicia, un personaje o una obsesión personal que ha contribuido a que la subcultura otaku se normalice públicamente en Japón, acelerando su popularidad en garajes, talleres y corazones que laten al ritmo del fandom animado.

Fotos de  n.k_5572 | San-Japan

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