A veces, una escena inolvidable no depende solo de los protagonistas humanos, sino también de lo que conducen, y en el cine, hay muchas malas decisiones que han trascendido más allá de la pantalla, como cuando en 'Mujer bonita' Richard Gere hace una entrada triunfal al mundo de Julia Roberts en un flamante deportivo por las calles de Los Ángeles.
Sin embargo, lo que pocos saben es que ese auto no fue la primera opción de los productores, ni siquiera la segunda. Antes del famoso auto que aparece en pantalla, hubo dos marcas legendarias que rechazaron la oportunidad de aparecer en la película: Ferrari y Porsche.
¿La razón? La trama. A ambas marcas les preocupaba que su imagen de lujo y sofisticación se asociara con una película cuyo personaje femenino principal se dedicaba al trabajo sexual. Ambas marcas no querían que sus autos, símbolos de estatus, se vieran envueltos en lo que consideraban un contexto inapropiado, así que rechazaron la solicitud de la producción, dejando a los realizadores en busca de una alternativa.
Los productores y guionistas, que vieron en la trama de la película la oportunidad de realizar la colocación de un producto, contactaron primero a Ferrari, sin embargo, el fabricante de automóviles pidió ver el guion completo antes de dar el 'si'.
Que nunca llegó, por cierto, porque al conocer la trama, se indignaron de que "alguien sugiriera colocar a una dama de mala reputación en uno de sus autos en la pantalla".
Ferrari se negó a prestar coches a la producción y fue aún más lejos: la compañía comunicó a los concesionarios que nadie podía vender un coche para la película, incluso si los productores ofrecían pagar el precio completo, por lo que la scuderia hizo lo impensable: puso a una película en la lista negra de clientes que no pueden tener sus autos.
Y Porsche les dijo lo mismo
Parece que Porsche no tiene la mejor relación con Hollywood cuando se trata de sus autos en pantalla: al igual que Ferrrari, Porsche rechazó la oportunidad, quizá por la mala experiencia que tuvieron con "Risky Business" de 1983, donde Tom Cruise, interpretando a Joel Brickman, utiliza un Porsche 928 para huir de un proxeneta después de un encuentro con una prostituta. Esta representación, por supuesto, dejó a la marca con un sabor agridulce.

Desesperados, los productores comenzaron a barajar opciones de autos americanos, sin embargo, un asistente de producción llamado Sandy Isaac sugirió: "¿Quizás un Lotus Espirit funcione?". El productor nunca había oído hablar del coche. Así que Isaac especificó: "James Bond conducía uno".
Esa oportunidad la aprovechó Lotus, una firma británica de automóviles deportivos mucho menos conocida que sus pares italianos y alemanes: para la película cedieron uno de sus modelos más recientes, el Lotus Esprit SE, que terminó siendo un éxito en ventas para la compañía.
En la cinta, el Lotus juega un papel importante: Vivian lo identifica al instante y exclama: "¡Caramba, este coche tiene que tomar las curvas como un rayo", a lo que Edward responde: "¡Te voy a demostrar lo que este coche puede hacer!". Una oportunidad única que Ferrari y Porsche dejaron ir, y que para Lotus representó la multiplicación de sus ventas, ya que pasó de fabricar 172 autos para Estados Unidos, a 323 unidades en tan sólo un año.
Fotos de IMDB | Flickr
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