Hola, soy Anabel y soy adicta al queso. Podría renunciar a muchas cosas en la vida, pero al queso jamás. Me gusta en todas sus versiones. De sabores potentes, dulces, ácidos, de texturas suaves y hasta picantes. Los quesos son un imprescindible en mi nevera y por eso hago caso de quien sabe a la hora de conservarlo.
Clara Díez, fundadora de Formaje y autora del libro ‘Leche, fermento y vida’, me contaba en un evento al que asistí allá por 2019, antes de que el covid lo cambiara todo, que existen algunos trucos para conservar el queso durante más tiempo y en las mejores condiciones. Aunque el queso siempre es apto para el consumo, aunque pase el tiempo, con este también cambian sus sabores. Si quieres conservarlos más tiempo con su sabor y textura original, solo necesitas un truco.
El truco maestro para conservar queso en casa
El queso guarda humedad en su interior, por lo que el objetivo es siempre conservar ese grado de humedad óptimo para que los matices no se pierdan antes de tiempo por culpa de que se sequen de más. El truco es que lo envuelvas en un papel parafinado o papel de horno y que después, lo guardes en un táper y dentro de la nevera. El papel parafinado deja respirar al queso y ayuda a que mantenga la humedad sin que se forme moho, y el táper evitará que coja olores. Y no, no es recomendable usar papel film, ya que este no deja respirar al queso y provoca un exceso de humedad que puede llevar a que se forme moho.
Como nos explican desde Formaje, “cuanto más pequeños sean los cortes, más rápido se seca el queso. Para intentar evitar un secado precoz, intenta no cortar más queso del que vayas a consumir en el momento”. Es decir, lo conservamos en la pieza grande y cortamos sólo lo que nos vayamos a comer, en lugar de guardar luego pequeños trozos que se secan con más facilidad.
La temperatura a la que conservar el queso
Si pensamos en el queso como un elemento vivo (que lo es), debemos conservarlo siempre en un sitio fresco, nada de dejarlo a temperatura ambiente. De ahí que guardarlo en la nevera sea imprescindible. Eso sí, mejor sacarlo de la nevera una media hora antes para que esté a temperatura ambiente.
Desde García Baquero nos aconsejan que “los quesos de pasta blanda, como el queso Burgos, el queso fresco y el queso Tierno se conserven a temperaturas bajas, entre los 4 y 8 grados y en la parte alta del frigorífico (la más fría). Los quesos duros y con mayor curación deben conservarse a una temperatura más alta, entre los 8 y 12 grados (en la parte inferior o los cajones del frigorífico.
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Fotos | EsQueso, Alice Donovan Rouse en Unsplash
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