No solo adelgaza: todas las ventajas para la salud del ayuno intermitente (según los últimos estudios)

ayuno intermitente
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Seguro que, en los últimos años, has oído hablar mucho sobre el ayuno intermitente aunque, más que una dieta como tal, se trata en realidad de un protocolo de alimentación. Es decir, consiste más bien en una estrategia nutricional. La premisa que plantea es sencilla en la teoría: ayunar durante las horas que tú elijas y tener otra ventana horaria donde puedes comer. Eso sí, durante las horas del día en las que no podamos consumir comida sí es posible ingerir bebidas como té o café. El ayuno no nos va a hacer perder peso milagrosamente ni va a mejorar nuestra salud en un solo día. Es un proceso a largo plazo, un nuevo hábito de vida que tiene muchos beneficios más allá de el mero hecho de adelgazar.

Los beneficios del ayuno intermitente para la salud

Su éxito, según los expertos, se debe a que se adapta a nuestros ritmos circadianos. Estos ritmos influyen en nuestro metabolismo y están regulados, entre otras cosas, por la luz, pero también por las horas en las que comemos, o a la que nos vamos a dormir.

Las investigaciones realizadas con respecto al ayuno intermitente encuentran que no solo puede ayudarnos a perder peso, sino también a reducir factores de riesgo de algunas enfermedades como el síndrome metabólico y las enfermedades cardiovasculares. Igualmente, se ha encontrado una menor incidencia de cáncer y enfermedades neurodegenerativas entre sus practicantes.

Según una extensa revisión publicada en Science, donde se recogen los resultados de algunos de los últimos artículos al respecto, la restricción calórica temporal e intermitente ayudaría a reducir los factores de riesgo de las enfermedades anteriormente mencionadas o hasta revertir alguna de sus consecuencias. Otros beneficios descritos en la literatura científica son una regulación de la presión sanguínea, o, incluso, reducir los síntomas de la esclerosis múltiple.

El ayuno intermitente se ha asociado con una reducción de la mortalidad y retraso del envejecimiento reduciendo la edad metabólica, la mejora de nuestros niveles de colesterol, mejora en la composición corporal gracias a que facilita la quema grasa y con efectos positivos sobre nuestra plasticidad neuronal. En concreto, la revisión indica que ayunar durante 12 o 20 horas seguidas es el periodo analizado que más beneficios representa.

Los resultados indican que la relación entre el ayuno y la prevención de estas enfermedades es fuerte, según las evidencias. Aunque, entre las conclusiones, los investigadores resaltan que muchos de los mecanismos todavía se desconocen, a pesar de la relación comprobada. Es decir, que todavía hace falta investigar mucho más para llegar a conclusiones y medidas aún más firmes.

En lo que a nuestro peso se refiere y su control, una de las principales ventajas es que ayuda a mejorar la sensibilidad que tenemos a la insulina, además de mejorar el uso que nuestro cuerpo hace de la glucosa. Esto significa, entre otras cosas, que tendremos menos picos de energía, sentiremos menos hambre, y estaremos saciadas más tiempo y, por tanto, necesitaremos comer menos. Otra manifestación de los estudios demuestra que el ayuno sirve para reducir la grasa corporal y aumentar la cantidad de masa magra (músculo). En definitiva, ayuda a perder y controlar el peso.

El Dr. Mark Mattson, neurocientífico de Johns Hopkins Medicine, ha dedicado 25 años a la investigación del efecto que tiene la dieta sobre la salud y él mismo la practica desde hace casi 20 años En un artículo de su autoría publicado en la revista científica The New England Journal of Medicine se indica que numerosos estudios clínicos con animales y personas han revelado que intercalar periodos de ayuno con periodos de ingesta fomenta la salud celular. Esto se debe a la adaptación biológica a periodos de escasez alimentaria. El cambio ocurre cuando las células agotan las reservas de glucosa y emplean las grasas como fuente de energía mediante procesos metabólicos más lentos.

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Según Mattson, los estudios indican que este cambio mejora la regulación de la glucemia, aumenta la resistencia ante el estrés oxidativo y disminuye la inflamación durante varios periodos. A estos hallazgos, Mattson añade que el ayuno intermitente puede modificar los factores de riesgo que se asocian a la obesidad y a la diabetes.

Algunos estudios preliminares han indicado que el ayuno intermitente también aporta beneficios al cerebro. La Universidad de Toronto realizó un ensayo clínico en el que participaron 220 adultos sanos y de peso normativo. Los participantes, que siguieron una dieta con limitación calórica durante dos años, tras someterse a una serie de pruebas cognitivas se descubrió que su memoria había mejorado.

Fotos | Pexels.

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