La gente piensa que dormir de lado o boca abajo provoca ‘arrugas del sueño’ en la cara. La realidad es completamente opuesta

Es tal el miedo que venden almohadas antiarrugas para evitarlo, cuando el verdadero problema no es la postura en la que te duermes cada noche

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Anabel Palomares

Editor

Vengo a desbloquear un nuevo miedo: las arrugas del sueño. Hay muchas marcas de belleza que aseguran que dormir nos arruga. Concretamente dormir en ciertas posturas como boca abajo o de lado. Hasta hay enfermeras dermoestéticas que aseguran que “dormir te está produciendo arrugas”. Por eso hay marcas como Kiehl's que recomiendan dormir boca arriba para evitarlas. 

Es tal el miedo a que dormir, algo que recordemos que es imprescindible en la vida, genere arrugas propias que hay nicho de negocio en las almohadas antiarrugas como esta que cuesta 221 euros. Firmas como L'oréal recomiendan “optar por almohadas de seda o satén más suaves y que reducen la fricción con la piel, ayudando a prevenir las arrugas del sueño”. El pecho, al parecer, también se arruga al dormir y existen los sujetadores antiarrugas. Pero mientras el capitalismo (y el patriarcado) insisten en que las mujeres tenemos que evitar envejecer, la ciencia tiene algo que decir al respecto. 

Qué son las arrugas de sueño o sleep wrinkles. Este tipo de arrugas son descritas como “pliegues que se forman en la cara debido a la posición y presión de la piel", como explicaba a Byrdie la dermatóloga Rachel Nazarian, y “suelen formarse cuando las personas se mueven durante el sueño, ya sea boca abajo o pegadas a la almohada, y principalmente cuando las telas tienen mayor fricción y la piel no puede deslizarse por ellas". 

Para algunos expertos son muy reales y esta presión mantenida en el tiempo genera arrugas propias y dormir de lado y boca abajo favorece su aparición. Pero lo cierto es que la evidencia clínica es bastante limitada en este caso, y muchas de estas afirmaciones provienen de un mundo que se lucra de nuestros miedos: el de la cirugía estética. 

El verdadero problema no es en qué postura duermes. Aunque dormir boca arriba reduciría, probablemente y solo de una forma teórica, la futura formación de arrugas por esas líneas de compresión, antes de preocuparnos por eso, hay que pensar en otra cosa: nuestra higiene del sueño. La falta de sueño no está únicamente relacionada con problemas inmunológicos, metabólicos, cardiovasculares, emocionales y cognitivos. También está relacionada con el envejecimiento cerebral y con el aspecto de nuestra piel. Según Venki Ramakrishnan, premio nobel de 2009 y uno de los grandes expertos en biología molecular del mundo, hay tres cosas que afectan al envejecimiento. Una es la alimentación, otra el ejercicio y la última, el sueño. 

Él no habla de posturas, sino de que es necesario un sueño reparador y de calidad porque "es extremadamente valioso para los mecanismos de reparación de nuestro cuerpo”. Sin embargo, aunque la postura en la que dormimos es importante (dormir sobre el lado izquierdo, por ejemplo, reduce el reflujo gástrico), no es dormir lo que provoca esas arrugas del sueño sino la biología y el cortisol.

El estrés y la falta de sueño como verdaderos culpables. Se ha demostrado que el estrés acelera el envejecimiento biológico al acortar los telómeros, causar inflamación crónica y provocar daño oxidativo. En la piel esto se traduce con deshidratación que provoca pérdida de firmeza y aparición de arrugas. Es más, los altos niveles de cortisol inhiben la producción de colágeno y activa enzimas como las metaloproteinasas que degradan el colágeno y la elastina, lo que afecta a nuestra piel. 

Este estudio clínico mostró que aquellas personas con una mala calidad del sueño cronificada, presentaban signos clínicos de envejecimiento acelerado con arrugas finas, pigmentación desigual y flacidez. Si te tienes que elegir qué hacer para frenar el envejecimiento o para evitar la aparición de arrugas la ciencia lo tiene claro: no te obsesiones con la postura en la que duermes sino en cómo de bien duermes, porque el peso biológico es mucho mayor que la posible fricción que una almohada tenga sobre tu cara. 

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Fotos | amein shareef77 en Unsplash, Dmitry Ganin en Unsplash

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