Desde mediados del siglo XIX, España se vio recorrida por cientos de vías férreas que conectan pueblos y ciudades del país, vertebrándolo de verdad. Hoy, con el empuje de la alta velocidad y de la despoblación del medio rural, gran parte de esos miles de kilómetros que comunicaban localidades del todo el país han desaparecido dejando a la España vaciada sin apenas trenes.
Parte de esos trazados, en concreto, más de 2.000 kilómetros de antiguas líneas férreas, han sido reconvertidos en vías verdes. O lo que es lo mismo, caminos ciclables que atraviesan parajes espectaculares que merece la pena ser conocidos por la tranquilidad que ofrecen en cualquier época del año por su belleza y por el patrimonio natural o cultural que ofrecen, ya que en muchas es posible recordar a través de las viejas estaciones el pasado ferroviario.
Lo mejor de estas rutas, además de su accesibilidad, es su diversidad. Desde vías costeras que discurren junto al Mediterráneo hasta senderos que se adentran en valles montañosos del norte, pasando por antiguas zonas mineras convertidas en monumentos naturales. Y lo más importante: están pensadas para todos los niveles. Sin tráfico, con pendientes suaves y con un firme bien cuidado, las vías verdes representan la forma más sostenible y saludable de conocer España sobre dos ruedas.
Vía Verde del Mar: pedaleando entre acantilados mediterráneos
La primera propuesta cicloturista comienza en la costa castellonense, donde se esconde una de las joyas del litoral mediterráneo. La Vía Verde del Mar conecta Oropesa del Mar y Benicàssim a lo largo de casi 5,7 kilómetros, siguiendo el antiguo trazado del tren que bordeaba la costa entre ambas poblaciones.
Lo que hace especial a esta vía verde es su espectacular ubicación. El recorrido muestra cómo la Sierra de Oropesa se funde con el mar creando una costa agreste y natural, con calas escondidas, acantilados y pinos mediterráneos que acompañan todo el trayecto. Durante decenas de años, los trenes circularon al borde del mar por esta costa, hasta que en 2003 la vía fue retranqueada tierra adentro, dejando este espacio privilegiado para el disfrute de peatones y ciclistas.
El recorrido está jalonado de elementos arquitectónicos de interés. Atraviesa un túnel de 600 metros que constituye el acceso al Barranc de la Dona a través del Monte Bovalar, y cuenta con un emblemático puente metálico que cruza la entrada al Puerto Deportivo de Oropesa. Además, desde la vía se pueden contemplar las torres vigías de Colomera y Cordà, vestigios del sistema defensivo medieval contra los ataques piratas.
Para los más curiosos, durante el recorrido es posible contemplar el poblado íbero de Orpesa la Vella, declarado Bien de Interés Cultural. Y si el calor aprieta, la ruta ofrece múltiples accesos a pequeñas playas y calas donde darse un chapuzón refrescante en aguas cristalinas. Sin duda, una de las experiencias más completas que combina deporte, naturaleza y cultura mediterránea.
Vía Verde del Carrilet: de los campos gerundenses a la Costa Brava
Cataluña también cuenta con vías verdes de gran belleza, y el Carrilet es una de las más populares. Este itinerario recorre antiguos trazados ferroviarios entre los campos de la provincia de Girona hasta alcanzar la Costa Brava, ofreciendo una experiencia que combina interior y costa en un mismo recorrido.
El nombre "Carrilet" hace referencia a los pequeños trenes de vía estrecha que circulaban por estos parajes. El trazado atraviesa paisajes variados: campos de cultivo, bosques mediterráneos, pueblos con encanto y finalmente, la costa gerundense. Es especialmente recomendable en primavera, cuando los campos están en plena floración y el clima es perfecto para pedalear.
La ruta está perfectamente señalizada y cuenta con numerosos puntos de interés cultural y gastronómico. A lo largo del camino se pueden visitar masías tradicionales, pequeñas localidades con mercados artesanales y, por supuesto, disfrutar de la rica gastronomía catalana en los restaurantes que jalonan el recorrido.
Vía Verde de la Sierra Norte: entre minas y monumentos naturales andaluces
Desde el Mediterráneo nos trasladamos hasta el corazón de Andalucía, donde se esconde una de las vías verdes más impresionantes del sur peninsular. La Vía Verde de la Sierra Norte tiene un total de 19,44 kilómetros que aprovechan el antiguo ramal ferroviario que unía las minas del Cerro del Hierro con la línea Zafra-Sevilla, transportando el mineral extraído de estas explotaciones.
El itinerario, enclavado en el Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, es un auténtico regalo para los sentidos. Hasta la mitad del recorrido, la vía discurre acompañada por la Rivera del Huéznar, en cuyas márgenes crece uno de los mejores bosques de ribera de Andalucía. Alisos, fresnos, sauces y madreselvas crean un túnel vegetal que proporciona sombra y frescor incluso en los días más calurosos del verano andaluz.
Pero el verdadero protagonista de esta ruta aparece al final del recorrido. Las calizas del Cerro del Hierro se levantan majestuosas creando un paisaje de caprichosas formaciones rocosas con aristas y bordes angulosos, el resultado de más de 550 millones de años de historia geológica combinada con la actividad minera que dejó al descubierto estas estructuras kársticas. Los restos de cargaderos, ferrocarriles y escombreras aportan ese toque de arqueología industrial que hace única esta experiencia.
Para los más aventureros, se puede combinar la ruta con una visita a las Cascadas del Huéznar, declaradas Monumento Natural, situadas aguas abajo de San Nicolás del Puerto. Y si el calor aprieta en caso de que vayas por allí en verano, este mismo pueblo cuenta con una piscina natural en el río perfecta para refrescarse tras la pedaleada.
Vía Verde de Ojos Negros: la más larga de España
Con 184 kilómetros, la Vía Verde de Ojos Negros es la más larga de España, conectando las minas de Ojos Negros en Teruel con la costa valenciana. Este antiguo ferrocarril minero de Sierra Menera transportaba mineral de hierro hasta el puerto de Sagunto, y hoy se ha convertido en una ruta cicloturista de primer nivel que atraviesa paisajes de una diversidad asombrosa.
El trazado pasa junto al impresionante castillo de Peracense, que se encuentra mimetizado entre las rocas de rodeno dominando toda la vega del Jiloca. Esta fortaleza del siglo XIII, antigua bastión defensivo de la Corona de Aragón, es una parada obligatoria que merece una visita pausada. El recorrido discurre desde las minas de Ojos Negros por el valle del Jiloca hasta las altas tierras al pie de las sierras de Javalambre y Gúdar, finalizando en el valle del Palancia en Castellón.
Uno de los elementos más espectaculares de la ruta es el viaducto de Albentosa, de 50 metros de longitud, que ofrece vistas panorámicas impresionantes del entorno montañoso. La zona de Sarrión es conocida mundialmente por sus plantaciones de trufa negra, y muchos restaurantes de la zona ofrecen menús degustación con este preciado hongo.
Vía Verde de la Val de Zafán: olivares y pueblos medievales en Teruel
Otra joya aragonesa es la Vía Verde de la Val de Zafán, que aprovecha el antiguo ferrocarril que pretendía unir Tortosa con algunas comarcas del sur de Aragón. En la provincia de Teruel existen dos tramos: el que discurre entre La Puebla de Híjar y Puigmoreno, y el que recorre la Comarca del Matarraña desde Valdealgorfa hasta Arnes-Lledó.
Esta vía verde es especialmente instagrameable. El recorrido transcurre entre olivares, viñedos y pinares, con vistas a los sorprendentes Puertos de Beceite. Pero el auténtico tesoro de esta ruta es la cercanía con la villa de Valderrobres, considerada uno de los pueblos más bonitos de Aragón. Su conjunto histórico-artístico, con el castillo-palacio y la iglesia gótica de Santa María la Mayor dominando el casco antiguo, es de visita obligada.
El Matarraña es conocido como "la Toscana española" por sus paisajes de colinas onduladas, olivos centenarios y pueblos de piedra que parecen detenidos en el tiempo. A lo largo de la vía se pueden visitar localidades con encanto como Beceite, Peñarroya de Tastavins o La Fresneda, todas ellas con un rico patrimonio arquitectónico y una gastronomía basada en el aceite de oliva virgen extra y los embutidos artesanos.
Vía Verde de Laciana: un viaje por la historia del carbón leonés
En el corazón de León se esconde una joya menos conocida pero igualmente fascinante. La Vía Verde de Laciana recorre 7,2 kilómetros entre Villablino y Caboalles de Arriba, envuelta por un impresionante paisaje de montañas y bosques, en pleno valle declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2003.
Este itinerario es un libro abierto a la historia minera de la zona. La vía sigue el camino del ferrocarril minero que transportaba carbón desde el Valle de Laciana hasta Ponferrada entre 1921 y 1995. A lo largo del recorrido se pueden ver vestigios de ese pasado industrial: el Pozo María en Caboalles de Abajo, con su característico castillete de entrada vertical cerrado en el año 2000, y diversos homenajes a los mineros que perdieron la vida en accidentes laborales.
Pero más allá de su valor histórico, la vía destaca por su entorno natural privilegiado. El paisaje de montañas y bosques declarado Reserva de la Biosfera es refugio de los últimos reductos del urogallo y el oso pardo cantábrico.
De hecho, el punto de partida en Caboalles de Arriba está justo frente al Centro del Urogallo, un espacio de interpretación dedicado a esta especie en peligro de extinción donde se puede aprender sobre la fauna y flora del Alto Sil, además de conocer cómo era la vida de los pastores en las brañas de montaña. El terreno está asfaltado entre Villablino y Caboalles de Arriba, aunque hay que tener en cuenta que tiene una ligera inclinación ascendente, lo que hace que el regreso sea prácticamente sin esfuerzo.
Vía Verde de la Sierra de la Demanda: atravesando bosques burgaleses
Nos adentramos ahora en Burgos, donde la Vía Verde de la Sierra de la Demanda ofrece un recorrido de postal entre bosques y antiguos pasos ferroviarios. Esta ruta aprovecha parte del trazado del antiguo ferrocarril minero de Sierra de la Demanda, que durante décadas transportó minerales desde las explotaciones de la zona.
El itinerario discurre por un entorno de montaña media repleto de hayedos y robledales que ofrecen un espectáculo de colores especialmente llamativo en otoño. Los túneles excavados en la roca y los viejos puentes de piedra y hierro añaden ese toque romántico que caracteriza a las mejores vías verdes. Es una ruta perfecta para quienes buscan tranquilidad y naturaleza en estado puro, lejos de las aglomeraciones turísticas.
La zona circundante ofrece múltiples atractivos adicionales, desde pueblos serranos hasta rutas de senderismo que se adentran en el corazón de la Sierra de la Demanda. Los más gastrónomos encontrarán en la comarca excelentes asadores donde degustar el tradicional lechazo burgalés.
Vía Verde del Plazaola: túneles y viaductos en Navarra
La Vía Verde del Plazaola recorre 52 kilómetros entre Pamplona y San Sebastián, siguiendo el trazado del antiguo "tren de los vascos" que funcionó entre 1914 y 1953 conectando Navarra con Guipúzcoa.
Lo que hace única a esta ruta son sus obras de ingeniería ferroviaria. El itinerario atraviesa más de 20 túneles excavados en la roca, algunos de ellos de más de 300 metros de longitud, y cruza varios viaductos de hierro que salvan profundos barrancos.
El paisaje discurre entre hayedos frondosos, prados verdes salpicados de caseríos tradicionales, y arroyos de aguas cristalinas que acompañan el camino. La ruta pasa por localidades con encanto como Lekunberri, donde se puede visitar el Museo del Tren del Plazaola instalado en la antigua estación, o Andoain, ya en Guipúzcoa.
Vía Verde de la Senda del Oso: en el corazón verde de Asturias
Nos trasladamos al norte, a uno de los rincones más verdes y salvajes de España. La Senda del Oso recorre los valles de Proaza, Quirós, Santo Adriano y Teverga, aprovechando los antiguos trazados ferroviarios que transportaban carbón desde las minas hasta Trubia. Con sus casi 40 kilómetros en forma de Y griega, esta es posiblemente la vía verde más conocida y visitada de Asturias.
El principal aliciente de la ruta es, sin duda, el encuentro con las osas. A mitad de camino, en Buyera, se encuentra el cercado osero donde viven Paca y Molina en semilibertad en más de cuatro hectáreas de monte. El mejor momento para avistarlas es a las 12 del mediodía, durante su hora de comida.
Pero la Senda del Oso es mucho más que sus habitantes estrella. El recorrido atraviesa el espectacular desfiladero de Peñas Juntas, además de pasar junto a una central hidroeléctrica entre el arbolado. Los dos ramales que parten de Caranga conducen, por un lado, al embalse de Valdemurio en Quirós, y por otro, al valle de Teverga pasando por el desfiladero de Valdecerezales.
La ruta cuenta con once puentes rehabilitados que cruzan los ríos Trubia, Picarós, Teverga y Llanuces, además de numerosos túneles, algunos con más de cien metros de longitud e iluminados. A lo largo del recorrido hay varias áreas recreativas con mesas, fuentes y aparcamientos.
Para completar la experiencia, se puede visitar la Casa del Oso en Proaza, el Museo Etnográfico de Quirós en Bárzana, o el Parque de la Prehistoria en Teverga, que cuenta con reproducciones de las pinturas rupestres más importantes del mundo.
Fotografías | Freepik,
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