Nacho Viñau
EditorHay decisiones que cambian una vida en cuestión de minutos. Y si no, que se lo pregunten a Sharon Lane, una californiana de 77 años que acaba de protagonizar una de esas historias que te hacen replantear qué significa realmente vivir la jubilación. Porque cansada de la vida que llevaba en un residencia, decidió que su hogar estaría flotando sobre el océano durante los próximos 15 años.
Pero, ¿Cómo se llega a decidir cambiar tu vida de una forma tan radical pasando de vivir en Estados Unidos a residir a bordo del Villa Vie Odyssey, un barco que viaja alrededor del mundo y que se presenta como el primer crucero residencial mundial de carácter permanente.
Vivir en un barco que navega de forma permanente recorriendo el mundo
La historia de Sharon comienza en Laguna Woods, una comunidad de jubilados del Condado de Orange, en California, donde los días transcurren entre las clases de yoga adaptadas y las cenas comunitarias. Un lugar perfecto sobre el papel, pero que para ella se había convertido en una jaula dorada. Hasta que un día, navegando por internet, se topó con algo que le hizo saltar del sofá: el Villa Vie Odyssey, un crucero residencial que prometía dar la vuelta al mundo.
Tal y como explicó Lane en una entrevista en CNN Travel, el momento definitivo llegó cuando se dio cuenta de que su contrato de alquiler en la residencia estaba a punto de vencer. Ahí fue cuando Sharon tuvo su momento de claridad absoluta: ¿por qué renovar para seguir en la monotonía cuando podía embarcarse en la aventura de su vida?
@elizabethatsea27
Además, el coste de vivir en un crucero viajando a lo largo y ancho del mundo es más económico que vivir en una residencia de alto nivel en California. Muchas residencias residencias de calidad en este estado pueden costar entre 3.000 y 5.000 dólares al mes, sin contar los gastos extra que siempre aparecen.
En el caso del crucero, el director ejecutivo de Villa Vie Residences, Mikael Petterson, explicó en CNN Travel que el precio de compra de los camarotes interiores rondan los 129.00o dólares por 15 años (unos 111.339 euros), a lo que se suman las cuotas mensuales. Estas se sitúan en los 2.000 dólares (1726 euros) por persona al mes en habitación doble, o 3.000 dólares (unos 2.500 euros) por un camarote individual. En el caso de los camarotes exteriores, estos cuestan desde 169.000 dólares, (unos 1450.000 euros) con cuotas mensuales que aumentan hasta los 5.000 dólares (unos 4.300 euros) por persona.
En el precio, está incluida la comida, los refrescos, alcohol en la cena, el wifi, las visitas médicas (aquí no entran ni los tratamientos ni los medicamentos), además del servicio de habitaciones 24/7, servicio de limpieza semanal y servicio de lavandería quincenal. Todo ello, sin coste adicional.
También se ofrece actividades de ocio y entretenimiento, incluyendo "un dúo de canto, un pianista y bailarines profesionales. Además, se contratan artistas locales en los puertos de escala, y se anima a los residentes a organizar sus propios eventos.
Una decisión que tomó diez minutos
Lo más fascinante de toda esta historia es la espontaneidad con la que Sharon tomó la decisión más importante de su jubilación. No hubo meses de deliberación, ni consultas familiares interminables, ni listas de pros y contras pegadas en la nevera. Fue algo mucho más visceral e inmediato.
A sus 77 años, decidió dejar atrás su vida en California, vender sus pertenencias, invertir sus ahorros y embarcarse en un crucero residencial durante 15 años. Y todo esto lo decidió, literalmente, en una conversación telefónica que no duró más de diez minutos. Lane compró su camarote a finales del año pasado, y embarcó varios meses después cuando el barco pasó por el puerto de San Diego.
@elizabethatsea27
Y por lo que parece, Sharin Lane no se ha arrepentido de su decisión. Ya cuando subió al crucero mediados de junio le invadió una sensación de alegría y alivio, cumpliendo un sueño que le rondaba en la mente desde hacía años. El crucero en el que vive navega indefinidamente por los océanos del mundo, haciendo escala en destinos como Japón o Nueva Zelanda. El Odyssey suele hacer escala en cada puerto durante un par de días, donde se organizan excursiones opcionales por un suplemento.
A bordo, pueden convivir hasta 500 pasajeros al mismo tiempo, casi todos ellos son residentes permanentes que han comprado su camarote. Según CNN Travel, en el barco viajan desde un Premio Nobel de la Paz a un jefe de gabinete de la Casa Blanca, pasando por un astronauta o científicos y médicos.
“Los residentes se presentan cada semana”, dice Petterson. “Contamos con una comunidad muy diversa que incluye a un Premio Nobel de la Paz, un jefe de gabinete de la Casa Blanca, un astronauta y muchos científicos y médicos a bordo que comparten sus conocimientos y experiencias”.
Fotografías | @lizabethatsea27
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