Ser una persona longeva es importante para cualquiera de nosotros. Pero más allá de vivir 80, 90 o 100 años, creo que es mucho más importante la forma en la que se llega a esa edad, y la calidad de vida que podemos disfrutar. Y por suerte, la combinación de dieta y deporte es una combinación ganadora para vivir más años y además, hacerlo con buena salud.
Por suerte, hay un buen montón de casos reales de personas que son casi centenarias y que disfrutan de una salud envidiable que ya quisiéramos personas bastante más jóvenes. La italiana María Carla Rivano es uno de esos casos.
María, que el próximo 20 de noviembre cumplirá 99 años tal y como informa Corriere della Sera, es conocida por todos como Mariuccia. Vive en Roma, aunque es originaria de la provincia de Génova. Y como todos los años, ha reservado unas vacaciones en Cerdeña, adonde vuela cada verano para practicar windsurf, uno de sus deportes favoritos.
El truco de Mariuccia para llegar casi a los 100 en plena forma
Mariuccia tiene como costumbre no comer nada hasta las 11 de la mañana, cuando, para empezar el día, "solo necesito medio litro de agua a temperatura ambiente, que bebo despacio. No toda: dejo un poco en la botella. Luego añado un suplemento de potasio y magnesio para los huesos y la presión arterial, por supuesto". Su marido, Mauro, se encarga del resto: un zumo de kiwi o naranja cada mañana y una infusión de hinojo para que mi estómago y mi digestión sean estupendos", explica al Corriere.
Mientras se toma el agua con los complementos, que refuerza los huesos y mejora la hipertensión arterial, la italiana lee o escucha las noticias. “Así tengo la mente ocupada”, señala al Corriere. Tras esa bebida que le carga de energía, la italiana toma un desayuno que le prepara su marido de kiwi, zumo de naranja y un té de hinojo.
A la hora de comer, María señala que "las cosas ya no saben como antes. Ni siquiera las patatas fritas saben a patatas fritas. ¿Y sabes por qué? Porque están congeladas", explicaba al diario italiano. Y por eso, siempre tiene fruta y verdura en su huerto, practicando la filosofía de "de la planta a la mesa". Suele comer un poco de todo, aunque prefiere comer alimentos de origen vegetal. Además, tal y como recoge el periódico italiano, hace hasta mermelada casera, sin conservantes, por supuesto.
Su marido, que es 30 años menor que ella, prepara muchas ensaladas para comer. Su especialidad, las zanahorias gratinadas con tomate y apio, ya que tal y como reconoce la propia italiana, "mis dientes son los que son". Además, toma también pan tostado con mozzarella de búfalo o queso feta y olivas.
Por la noche, Mariuccia sigue apostando por los vegetales para cenar, con verduras cocidas como zanahoria, patata y calabacín. Aún así, si quiere darse un capricho y tomar un bistec de carne, tampoco se priva. No obstante, si le apetece un bistec de carne, tampoco se limita: “Tengo que admitir que es lo que cenaré hoy”.
El deporte es clave en su día a día
El deporte ha estado muy presente en el día a día de Mauriccia desde muy jovencita. Comenzó a nadar en tiempos del dictador Mussolini, ya que ella nació en 1926. Y tras la natación, llegaron el tenis, o el windsurf. Nunca ha dejado de practicar deporte, ni siquiera cuando fue madre, ya que tal y como afirma, no quería ser ama de casa. "Al contrario, siempre he intentado sacar tiempo para mí: baloncesto, tenis, caminar y trotar. Una forma de sentirme bien conmigo misma y, en consecuencia, con los demás. El poder de la actividad física".
A los 80, tras enviudar de su primer marido, comenzó a jugar al golf. A los 90, comenzó a tocar el piano. "Ya sabes, cuando uno enviuda, los días se hacen interminables. La primavera en Sestri Levante parecía eterna, así que busqué distracciones. Compré un piano de segunda mano para mis nietos —tengo seis— y yo también me involucré", explicaba en la entrevista de Il Corriere.
Y dentro de ese renacimiento tras enviudar, llegó Mauro, su actual marido. 30 años más joven, este ingeniero electrónico es justo lo contrario que Mariuccia. Mientras a él le gusta madrugar y desayunar enseguida, "yo necesito mi tiempo. No me apetece comer nada más despertarme".
Fotografías | Facebook de Maria Carla Rivano
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