Anabel Palomares
EditorMillones de mujeres toman la píldora anticonceptiva. En España la cifra es del 18%. Pero ahora que estamos más cerca de que la píldora anticonceptiva masculina sea una realidad, nos surge una pregunta: ¿solucionaría eso la desigualdad en la responsabilidad reproductiva en la pareja? Posiblemente no.
Una píldora anticonceptiva sin hormonas para hombres. 60 años después de la aparición de la píldora femenina llega el YCT-529, una versión masculina de la píldora creada por investigadores de la facultad de Farmacia de la Universidad de Minnesota y la de Columbia. En 2024, la empresa YourChoice Therapeutics completó los ensayos clínicos de la primera fase del fármaco. Funciona bloqueando una señal relacionada con la vitamina A, clave para la producción de espermatozoides.
La píldora hace que los testículos dejen de producir espermatozoides, pero sin que afecte a la vida sexual. De hecho los primeros resultados de los ensayos clínicos hablan de una efectividad del 99%, reversible en seis semanas y sin efectos secundarios ni alteraciones hormonales. Buenas noticias, a priori, aunque aún es pronto para saber cuándo saldrá al mercado (si es que lo llega a hacer) o cuál será su precio. Tampoco sabemos si pasará como en otras ocasiones en que no se llegó a sacar al mercado una píldora masculina porque se consideró poco rentable para las farmacéuticas.
La desconfianza es real. Aunque la YCT-529 se comercializara mañana mismo, tenemos algunos datos con los que hacernos una composición de lugar de cómo funcionaría. La encuesta que hizo en sus redes sociales la politóloga y analista de datos Júlia Salander, una de las voces del feminismo más importantes de nuestro país, dejó claro que las mujeres desconfían de que los hombres vayan a hacerse cargo. De las más de 18.000 personas que contestaron, el 52% afirmó que no se fiaría de su pareja para que se responsabilizara. Un 21% duda.
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En la prevención del embarazo la mujer ha tenido un papel más activo que el del hombre. No hablamos de ITS que se evitan con el uso de un preservativo y no con la píldora, hablamos de quedarnos embarazadas. Por un lado, cuando ocurre, somos nosotras las que gestamos y las que más perdemos, empezando a nivel profesional porque más del 90% de las reducciones de jornada las piden las mujeres. Tenemos que recuperar nuestros cuerpos después de dar a luz, perdemos en muchas ocasiones nuestra identidad y el coste final de un embarazo no deseado es mucho mayor para nosotras, lleguemos o no a término con él. La desconfianza está ligeramente cimentada aquí.
La mayor parte de la responsabilidad reproductiva recae sobre las mujeres. Nosotras nos ponemos el DIU, nos tomamos la píldora o usamos el diafragma. Contamos con muchos más métodos para prevenir el embarazo y eso ha supuesto un peso sobre nosotras. Siempre lo hemos tenido, especialmente cuando hablamos de parejas estables monógamas, y a pesar de los efectos secundarios que provocan como el aumento de peso, los cambios de humor, la pérdida de la libido o la depresión. Ahora el paradigma podría cambiar y que ellos tengan un papel más activo en la prevención del embarazo. Pero surgen, al menos, dos preguntas: por qué y qué podemos hacer para que cambie.
¿Por qué no nos fiamos de los hombres? Porque las consecuencias de que el método anticonceptivo no funcione lo pagamos, en última instancia, las mujeres. Casos como el stealthing, el delito de quitarse el condón sin consentimiento, o el hecho de que exista una tendencia creciente de las ITS en España porque hay hombres negándose a ponerse el condón. Un informe de 2022 recogía que, aunque el 78% de los hombres afirmaba que se tomaría la píldora anticonceptiva masculina siempre que fuera como beber agua, un 40% se negaría a tomársela fueran cuáles fueran sus efectos secundarios.
El problema de confianza que la píldora masculina puede abrir en las relaciones. Tras saltar la noticia la gente se pregunta si los hombres se acordarán de tomarla. Pero detrás aparece la incógnita por qué no nos fiamos de ellos, y no tiene una respuesta corta. En primer lugar existe una desigualdad en el sexo basada en la desconfianza. También pensamos que al tratarse de nuestros cuerpos, nosotras tomamos más “riesgos”. Somos nosotras las que nos quedamos embarazadas, y somos también nosotras las primeras que desconfiamos de ellos porque, cómo no hacerlo.
De forma objetiva, podría abrir una brecha en la pareja, pero si no confías en él en algo tan importante, tal vez es el momento de plantearse lo que queremos y esperamos y lo que tenemos en realidad. En cada pareja se dará una casuística diferente y particular, pero si queremos que cambien las cosas debemos dar la posibilidad a que acepten y participen en el papel que podrían tener si se comercializa la píldora masculina.
¿Qué hace falta para que esto cambie? En cuanto a qué podemos hacer para que esto cambie la respuesta es de lo más sencilla: educación. Para entender los riesgos de un embarazo no deseado. Para comprender que, en una pareja, la responsabilidad es compartida. Para que entendamos con empatía a la otra persona. La aparición de esta píldora masculina abre un debate necesario, y ese es un primer paso para que las cosas cambien.
Fotos | Towfiqu barbhuiya en Unsplash, Reproductive Health Supplies Coalition en Unsplash, Simone van der Koelen en Unsplash, Toa Heftiba en Unsplash
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