Las personas con las que pasamos tiempo, tienen un gran impacto en nuestra salud mental. De la misma forma en que un buen amigo, esos “inútiles” que decía Arthur C. Brooks, nos aportan un bienestar y felicidad elevados, hay quienes se alimentan de nosotros como una sanguijuela. Identificar aquellas personas que nos perjudican y alejarnos de ellos, puede afectar hasta en nuestra trayectoria profesional, como advertía una experta en la CNBC.
Evy Poumpouras fue agente especial e interrogadora del Servicio Secreto de los Estados Unidos de 2000 a 2012. Después de su trabajo, y como experta en detección de mentiras, manipulación, comportamiento humano e influencia cognitiva, aprendió a mantenerse alejada de tres tipos de personalidad tóxica. Identificar estos perfiles con comportamientos tóxicos de los que hasta ella se aleja es clave para cuidar nuestra salud mental de aquellos que podrían hacernos daño.
El que va de víctima
Poumpouras asegura que hay personas que son imanes para el drama, pero aunque a todos nos pasan cosas malas en la vida, algunos se regodean en ellos porque “el drama forma parte de su identidad” como asegura la experta. El problema no es que les pasen cosas malas continuamente, sino que “involucran a otros en sus problemas porque ansían atención, validación y estimulación emocional”, sentencia. En esos casos parece que el caos les persigue y salpica a aquellos que les rodean.
Para identificar este tipo de perfiles que van de víctimas, basta con identificar algunos de sus comportamientos tóxicos como sus quejas constantes, las “reacciones emocionales exageradas ante cosas pequeñas” que señala la experta o que demandan atención a todas horas. “Cuando te encuentras rodeado de esta energía, es fácil dejarse llevar”, afirma, pero “tu tiempo, claridad mental y capacidad emocional se agotan rápidamente”.
Para evitar que ocurra Poumpouras recomienda establecer límites claros y evitar convertirnos en sus cuidadores emocionales. Si la situación es límite, podemos incluso necesitar alejarnos de ellos del todo para evitar convertirnos en un daño colateral de su drama. Esto no significa obviar los problemas de quienes nos rodean, sino evitar a aquellas personas que se hacen las víctimas, que es algo muy diferente.
El eterno luchador
No sé si has conocido alguna vez a alguien que parece que siempre necesita un objetivo sobre el que mostrar su poder. “Se sienten moralmente superiores a los demás, justifican rápidamente su ira y se guían por la necesidad de “ganar” en cada intercambio”, los define Poumpouras. Son personas con un perfil altamente competitivo, moralmente rígido y emocionalmente reactivo que encajan con una personalidad combativa e incluso pueden llegar a tener algunos rasgos de la tríada oscura de la personalidad. Además, tiene un pensamiento rígido y creen que solo hay una forma “correcta” de actuar, la suya. Este esquema mental les da una sensación de control y propósito y les hace necesitar un enemigo para reforzar su identidad.
A nivel psicológico, este tipo de perfiles pueden provocar ambientes psicológicamente inseguros, dificultan la empatía y la confianza, fomentan el estrés crónico y nos arrastran a su narrativa con facilidad, lo que perpetúa el ciclo emocional que ellos necesitan para sentirse relevantes.
La forma de identificarlos, según la experta, es estar atento a las señales. “Enmascaran su inseguridad con arrogancia o pasividad-agresividad, y terminas eligiendo cuidadosamente tus palabras solo para evitar la confrontación porque cada conversación con ellos parece una batalla”. Con este tipo de personas las relaciones sociales se vuelven casi imposibles porque son demasiado reactivos e “incluso una retroalimentación neutral puede alterarlos”, explicaba. La manera de evitarlos es siempre mantener la calma, ser claro y “evitar que las emociones se intensifiquen”.
El que desvía la culpa
Si siempre culpamos a otros, y el fracaso nunca es resultado de nuestras acciones, no estamos asumiendo nuestra responsabilidad y eso no es algo bueno en ningún ambiente. En el trabajo es especialmente importante. Como comenta Poumpouras, en su trabajo “la responsabilidad no era opcional, sino la norma. Los errores eran inevitables, pero lo que importaba era cómo respondíamos”.
Aquellos que son buenos profesionales “asumen la responsabilidad de sus actos y aprenden de ellos”, pero si esas personas siempre desvían la culpa a factores externos y “rara vez se detienen a preguntarse qué podrían haber hecho de manera diferente”, estamos ante alguien de quien deberíamos alejarnos según la experta. Además asegura que si estás cerca de personas que no asumen responsabilidades siempre acabarás cargando con las consecuencias de los actos de otros y no de los tuyos propios.
En todos los casos, la lección es la misma: rodéate de personas que tomen las riendas de su vida porque como bien explica la ex agente secreto, “las personas con las que te juntas moldean quién eres, y esa elección es una de tus herramientas más poderosas”. Úsala.
Fotos | Evy Pompouras, No hables con extraños (2024)
En Trendencias | Cómo reconocer a un misógino: 22 claves que te ayudarán a detectarlo
En Trendencias | Ghosting: en qué consiste y qué tipo de persona lo suele realizar
Ver 0 comentarios