Tener plantas en casa nos alegra la vista y consigue que nuestro salón tenga un ambiente más hogareño y agradable pero también cambia el aire que respiras. De forma literal. Y aunque no sean un purificador milagroso, sí hacen que el aire se sienta más limpio y agradable. Además de que las plantas te ayudan con el estrés, tenerlas en casa puede ayudar en cierta medida a mejorar la temperatura y el aire. Y digo en cierta medida porque, aunque ayudan a mantener mejor la temperatura, hay ciertos matices a tener en cuenta.
Cómo contribuyen las plantas a la calidad del aire
Empecemos por lo más básico: las plantas son como pequeños purificadores de aire. Lo que la mayoría sabe es que consumen dióxido de carbono y expulsan oxígeno cuando hacen la fotosíntesis pero hacen algo más: fitorremediación. La fitorremediación es la capacidad que tienen algunas plantas para eliminar los contaminantes del aire (y del suelo) y su respaldo científico se remonta a un estudio que la NASA hizo en la década de 1980. Con el tiempo, se han realizado más experimentos y se ha visto que las plantas reducen la concentración de contaminantes nocivos a niveles más saludables, pero a nivel doméstico, la capacidad de las plantas para purificar el aire es muy limitada. No esperes que una o dos plantas transformen completamente la calidad del aire en tu casa.
Tener plantas consigue aumentar la humedad en espacios con menos ventilación mediante la evapotranspiración, lo que contribuye a modificar el ambiente del aire. Según Greenpeace, los espacios verdes consiguen mejorar las condiciones microclimáticas y reducir la temperatura varios grados centígrados. Por eso los parques son un refugio climático en verano. Si hablamos de lo que pasa en casa, en las plantas de interior la transpiración es mínima y en verano no conseguirán que la temperatura sea más baja en el salón.
Cómo las plantas ayudan a regular la temperatura
Las plantas aumentan la humedad relativa del ambiente mediante el agua que liberan, lo que vimos antes que se conocía como evapotranspiración. Si colocas un número razonable de plantas en una habitación, es probable que notes que el aire está menos seco especialmente en invierno, cuando la calefacción seca mucho más el ambiente.
En interiores, lo ideal es mantener una humedad relativa entre 40% y 60% y las plantas de interior ayudan en este proceso. Consiguen mejorar la sensación térmica y pueden llegar a evitar los problemas físicos asociados con el aire seco como el resecamiento de las mucosas en las vías respiratorias o la irritación ocular. Esa humedad relativa también afecta a la temperatura. Si las plantas ocupan el 5% del volumen de una habitación, la humedad relativa en invierno aumenta hasta un 20 % y la temperatura ambiente entre 1 y 3°C.
El bonus track tiene, en este caso, un impacto mucho más medible y mayor, y es el efecto sobre nuestra felicidad. Las plantas contribuyen a nuestro bienestar psicológico, aumentan la sensación de confort y disminuyen el estrés, afectando positivamente a la creatividad y la memoria. Aunque no sea por mantener la temperatura, solo por salud mental ya merece la pena tener un salón lleno de plantas.
Fotos | Nani Williams, Brina Blum y Kate Darmody en Unsplash
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