Esta es la aterradora anécdota con la que Lily Collins comprendió por qué existen los trastornos alimenticios

Esta es la aterradora anécdota con la que Lily Collins comprendió por qué existen los trastornos alimenticios
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En los últimos meses, se ha hablado mucho de la película Hasta los huesos, que está disponible en Netflix. La semana pasada analizábamos la cinta hablando con expertos y afectados por trastornos alimenticios para ofrecer los argumentos a favor y en contra de una ficción que tiene mucho de realidad. Sobre todo cuando hablamos de su protagonista, Lily Collins, que sufrió anorexia en su juventud y tuvo que volver a bajar de peso de forma alarmante para interpretar este papel (de hecho, esa es una de las críticas que se hace a la película).

Pero lo cierto es que Lily Collins está aprovechando la repercusión internacional de Hasta los huesos para compartir su experiencia con los trastornos alimenticios con el objetivo de intentar ayudar a quienes los padecen. En una reciente entrevista, ha compartido una anécdota que le ocurrió durante el rodaje que la dejó en estado de shock. Y, a nosotros, escucharla... también.

Lily Collins interpreta en la película a una enferma de anorexia con un peso muy bajo. Muy muy bajo, cercano al peligro vital real. En algunas escenas de la cinta se pueden apreciar sus costillas marcadas, sus clavículas, y otros síntomas habituales en las personas que sufren anorexia, como la aparición de un exceso de vello, por ejemplo. La propia Lily asegura que se quedó paralizada la primera vez que vio una foto suya con el peso al que tuvo que llegar para rodar la película.

Hastaloshuesos

Pero no todo el mundo pensó igual. La anécdota que más la impactó fue un encuentro con una mujer, en la puerta de su propia casa. Una mujer que la felicitó por su pérdida de peso. ¡La felicitó! Lily narra así lo ocurrido y el impacto que tuvo en ella, tras haber superado la enfermedad y estar implicada en una película que aborda el tema con toda crudeza:

Salía un día de mi apartamento cuando alguien a quien conozco desde hace mucho tiempo, de la edad de mi madre, me dijo «Oh, guau, ¡mírate». Intenté explicarle que mi apariencia excesivamente delgada se debía a que estaba interpretando un papel, pero ella no estaba preocupada o asustada. Lo que me dijo fue: «¡No! ¡Quiero saber lo que estás haciendo porque tienes un aspecto fantástico!». Me subí al coche en el que me esperaba mi madre y le dije: «Esta es la razón por la que existen estos problemas».

Imágenes | Hasta los huesos.

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