Ni caminar ni correr: el yoga invertido es la mejor forma de mejorar la circulación de tu cuerpo

Toma nota de estas asanas para disfrutar de los beneficios del yoga invertido

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Las posturas de yoga invertido son un must a la hora de estimular nuestra circulación sanguínea y linfática, conseguir una disminución de la inflamación,  liberación del estrés y un aumento de los niveles de energía, de ahí que cada vez más presente en los entrenamientos de muchas de nosotras. Estos asanas boca abajo, al igual que el resto, van de más a menos dificultad, para que podamos añadir este tipo de ejercicios a nuestras rutinas cuando somos primerizas en esta disciplina, pero también para que nos atrevamos con otras opciones más exigentes a medida que vamos siendo más expertas en la materia.

Los estudios científicos han observado los beneficios de estas posturas invertidas, que estimularían el flujo de la sangre de la pelvis al corazón y de ahí a los pulmones para su oxigenación. Pero es que, además de ayudarnos a reducir la frecuencia cardiaca, las investigaciones han señalado que también favorecen el transporte de oxígeno y nutrientes a todos los tejidos y órganos de nuestro cuerpo haciendo más fácil la eliminación de los productos de deshecho mediante la circulación linfática.

Perro boca abajo

Este es uno de los asanas ideales para iniciarte en el yoga invertido. Para ello, empezamos colocándonos en una postura de cuatro poyos, dejando las manos justo debajo de los hombros. Desde dicha posición, empujaos la cadera hacia arriba y hacia atrás, de forma que ésta quede entre tus hombros y tus pies, elevada por encima de tu cabeza. Mientras hacemos la postura empujamos el suelo con las palmas de las manos y con los talones y el pecho hacia las rodillas, las cuales deben de estar estiradas.

Postura de la pinza de pie

Para hacer de forma correcta esta postura nos colocamos de pie sobre el mat de yoga con las piernas juntas y estiradas. A continuación, flexionamos el tronco desde las caderas aproximándolo tan cerca de nuestras piernas como podamos y llevamos las manos hacia los pies. En todo momento debemos de acompañar el movimiento con una respiración profunda consiguiendo que poco a poco la musculatura se vaya relajando a la par.

Postura sobre los antebrazos

Esta postura está quizás más orientada a aquellas que ya van cogiendo un mayor nivel de esta disciplina, puesto que requiere de fuerza en las piernas, así como en los brazos para poder mantener el equilibrio. Para ello empezamos colocándonos sobre el mat de yoga de rodillas con los antebrazos en el suelo alineando el codo con el hombro y la muñeca con el codo.

Seguidamente, para mantenernos activas en el suelo, levantamos las rodillas desde ahí levantamos una pierna hacia arriba cogiendo impulso para poder levantar la otras y aguantar las dos en alto estiradas. Es importante ir poco a poco en este tipo de asanas más exigentes para poder hacerlas de forma correcta.

Fotos| Chevanon Photography en Pexels

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