Un estudio publicado en Nature, ya ha advertido de que una gran parte de la población mundial presentaría una clara deficiencia de vitamina D. Esto podría deberse a que cada vez pasamos menos tiempo en la calle, y es que no podemos olvidarnos de que para activar dicha vitamina, es necesario que nos de el sol unos 10 o 15 minutos al día. A esto le sumamos que, ante una notable ausencia de este componente en nuestro organismo podríamos experimentar sensación de fatiga, dolor muscular, dolor de huesos, pérdida de cabello o cambios del estado de ánimo y comportamiento, entre otros. Por ello cada vez más personas recurren a los suplementos.
Bien es cierto que hay ocasiones en las que se toma vitamina D de forma innecesaria, dando lugar a un exceso de la misma en nuestro cuerpo que puede ser contraproducente. De hecho, ya en marzo de 2019, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), publicó un comunicado alternando sobre el riesgo hipercalcemia por sobredosificación de esta vitamina en pacientes adultos y en pediatría.
¿Cómo puedo saber si tengo un exceso de vitamina D?
Desde Vitónica, los expertos han destacado los principales síntomas de toxicidad que pueden alertarnos de que sufrimos un exceso de esta vitamina por sobredosificación. Las principales manifestaciones neuropsiquiátricas, podrían ser dificultad para concentrarse, confusión, apatía, somnolencia, depresión, psicosis y, en casos extremos, estupor y coma.

Los síntomas gastrointestinales sería los vómitos recurrentes, dolor abdominal, polidipsia, anorexia, estreñimiento, úlceras pépticas y pancreatitis. Y en cuando a las manifestaciones cardiovasculares destacarían la hipertensión, intervalo QT acortado, elevación del segmento ST y bradiarritmias con bloqueo cardíaco de primer grado en el electrocardiograma. Po último, los síntomas renales más comunes serían la hipercalciuria, la poliuria, la polidipsia, la deshidratación, la nefrocalcinosis y la insuficiencia renal.
Es esencial que antes de recurrir a la suplementación, contemos con la opinión de un médico para asegurarnos de si es o no algo necesario. Tampoco podemos olvidarnos de que esta vitamina podemos encontrarla en alimentos de nuestra dieta como los pescados grasos, entre ellos el salmón o las sardinas en aceite de oliva, pero también las ostras, los cereales enriquecidos, los productos lácteos, los hongos y setas y los huevos, según indican nuestros compañeros de Vitónica. Así que antes de optar por los suplementos fjate en esos productos que puedes añadir a tus menús de forma natural.
Foto | Jonathan Borba en Pexels, Alesia Kozik en Pexels
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