Joel Calata
EditorCuando entrenas en el gimnasio puede que pienses que sólo estás luchando contra el peso del que aún te sobra o con el cardio que se resiste. Pero resulta que el aire que respiras mientras haces tus repeticiones también puede jugar en tu contra, y no me refiero sólo al sudor de otros en la sala. Según varios expertos, hay una amenaza invisible que se cuela en el ambiente del gimnasio y puede poner en riesgo tu salud si no se tienen en cuenta ciertos factores.
Investigaciones recientes indican que en gimnasios, especialmente en espacios cerrados con ventilación deficiente, la calidad del aire interior puede ser peor que la del aire exterior. Expertos como Fraser Richardson, una eminencia en el terreno de los deportes y ejercicio de Protein Works, afirma que, "si el aire que respiramos no está limpio, puede afectar a nuestra salud en general" ya que el incremento de respiración al hacer ejercicio hace que las partículas del aire contaminen más el organismo.
En un estudio del Environmental Science & Technology Letters liderado por el equipo de Yele Sun encontró que en un gimnasio subterráneo se detectó una proporción de aerosoles orgánicos (OA) de alrededor del 50 % en el aire interior, frente al 40 % del aire exterior. Este tipo de partículas puede provenir de lubricantes de los aparatos, del humo de tabaco que entra desde espacios adyacentes o de cocinas próximas al gimnasio que comparten ventilación.
Si bien este es un caso aislando, la calidad del aire importa mucho cuando haces ejercicio, porque durante el esfuerzo físico tu ritmo de respiración se acelera, inhalas más aire y, si ese aire tiene mayor concentración de partículas pequeñas, estás transportando más "carga" al interior de tu sistema respiratorio.
Foto de Kobe Kian Clata en Unsplash
Según esta línea de estudio, incluso antes de que consideres tonificar bíceps o correr en la cinta, deberías preguntarte si el ambiente donde lo haces cuenta con la aprobación de contar con "aire saludable".
¿Qué deberías tener en cuenta si eres de los que acuden al gimnasio o están pensando apuntarse? Revisa si el gimnasio tiene buena ventilación. Si el lugar huele a cerrado, poco ventilado, o ves que la carga de personas es alta sin que haya flujo de aire adecuado, es motivo para preguntarte el qué podrías estar inhalando en cada respiración.
Además, cuando entras al gimnasio, trata de evitar entrenar justo en zonas con mucho tráfico de personas o poco espacio, ya que más personas generando sudor, movimiento, polvo o magnesio pueden aumentar la suspensión de partículas. Como ejemplo, un estudio en España encontró niveles de PM10 altísimos en un gimnasio universitario cuando se usaba "magnesia alba".
Segundo: fíjate en los aparatos, el mantenimiento del local y posibles fuentes de contaminación indirecta, por ejemplo si está cerca de un aparcamiento, o de una cocina industrial, o de un espacio donde se fume.
En definitiva entrenar sigue siendo magnífico para tu salud, de eso no hay duda. Pero conviene que la calidad del aire sea tu compañero invisible, o al menos que tengas consciencia de él. No se trata de obsesionarte sino de hacer que también este factor juegue a tu favor.
Y si ves luces rojas como mala ventilación, olores extraños o polvo visible, quizá te merezca la pena cambiar de esquina del gimnasio o elegir horario con menos afluencia.
Foto de Tyler Chandler en Unsplash
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