Hacer unas galletas no tiene por qué ser una tarea titánica, ni necesitas ser maestra repostera para conseguir unas galletas deliciosas y fáciles en media hora. Solo necesitas una receta sencilla y resultona como la que te traigo hoy, unas galletas de vainilla y chía que tendrás listas en menos de 30 minutos.
Para hacer unas 12 galletas necesitamos: 125 gramos de harina de trigo (no hace falta que sea de repostería, con harina común es suficiente), una cucharadita de polvo de hornear (levadura de repostería), dos cucharadas soperas de semillas de chía, 90 gramos de azúcar blanca (puedes hacer una mezcla al 50% de morena y blanca para aportarle un sabor más a caramelo con el azúcar de caña), un huevo talla M, 55 gramos de aceite suave (puede ser de coco, de girasol o incluso un aceite de oliva suave), media cucharadita de esencia de vainilla y sal.
Cómo hacer galletas de vainilla con semillas de chía
Se trata de una receta sencilla y con una masa de galletas bastante tradicional, así que comenzaremos por precalentar el horno con calor arriba y abajo y sin aire, a 180ºC. Vamos a mezclar los ingredientes secos en un bol, así que ponemos la harina tamizada (si no tienes tamizador, puedes pasarla por un colador fino sin ningún problema), la levadura, las semillas de chía y una pizca de sal y mezclamos todo bien. Reservamos la mezcla de la harina y en otro bol, vamos a mezclar los ingredientes húmedos: el huevo batido, el aceite y la esencia de vainilla. Movemos todos bien hasta integrar y añadimos el azúcar. En este punto es importante mezclarlo muy bien para que no quede el azúcar entero y se noten los granos.
Cuando esté bien mezclado, vamos a añadirle la mezcla de harina en dos tandas y sin mover demasiado la mezcla. Queremos integrarla, pero que no se desarrolle el gluten. En general, las masas de galletas no se amasan, sólo se integran los ingredientes para que no nos queden unas galletas duras y deformes. Ahora vamos a hacer bolitas (puedes usar una cuchara o un sacabolas), que pondremos sobre una bandeja de horno forrada con papel sulfurizado. Aplastamos ligeramente las galletas y llevamos al horno unos 11 minutos o hasta que los bordes comiencen a estar dorados.
Un truco de cookieadicta: déjalas en la bandeja enfriando durante un minuto y luego pásalas a una rejilla para terminen de endurecerse. No te fíes de la consistencia que tengan ahora porque cambiará cuando estén frías. Una vez estén bien frías, podemos guardarlas en un tarro hermético o en un tupper bien cerrado y nos aguantarán perfectas durante una semana más o menos.
Si queremos recibir los beneficios de la chía al completo, y haciendo caso a la doctora experta en microbiota Sara Marin Berbell, lo ideal es hidratarla en agua o lácteo para “formar un gel rico en fibra que disminuye la inflamación, mejora la digestión y te da mucha saciedad, además de regular tu colesterol”. Con ello, podemos hacer un pudding de chía, pero con estas galletas no conseguiremos los beneficios completos. Eso sí, las semillas le dan un aspecto a las galletas mucho más vistoso, pero podríamos sustituirlas sin problema por semillas de amapola y cambiar la esencia de vainilla por ralladura de limón. Ahora ya tienes dos recetas en una.
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Fotos | Cup of Couple y Lisa en Pexels
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