Aunque ahora no se dirigen la palabra, hubo un tiempo en que Juan Carlos y Corinna lo compartieron todo. Hablaban a diario y solían verse a menudo. Poco le importaba al emérito recorrer medio planeta si era para ver a su princesa, la princesa Larsen. Ella, también entregada al amor, disfrutó de aquel idilio hasta que decidió poner punto y final.
Sí, fue ella. Fue Corinna quien plantó a Juan Carlos y fue entonces cuando comenzaron los problemas. Pero antes del abrupto final, lo cierto es que ambos vivían su aventura sin complejos. Incluso Felipe, Elena y Cristina conocían las andanzas de su padre con una mujer que no era doña Sofía.
En enero de 2024, durante la Pascua Militar, el aspecto del entonces rey era "nefasto", tal y como recuerda Pilar Eyre. El motivo no era otro que la juerga que se había pegado días atrás con su amada: "Había estado en Londres celebrando el cumpleaños de Corinna... había bebido y comido mucho", cuenta la periodista en YouTube.
Fue entonces cuando el pueblo español se llevó las manos a la cabeza. El deterioro de Juan Carlos era evidente y Felipe, al comprobar que su padre tenía serias dificultades para leer un simple discurso, comenzó a planear la abdicación. Según Eyre, "el discurso que dio Juan Carlos fue el más patético y penoso".
Meses después, en junio, Juan Carlos dejaba el trono en herencia de su hijo. Le costó hacerlo, pero tras una charla con Felipe González aceptó. Nada más abandonar el cargo, envió un mensaje a Corinna y le expuso lo sucedido. Se sentía libre para trasladarse junto a su amada ahora que la Corona no estaba en sus manos.
Larsen, lejos de alegrarse, pronunció la frase que Juan Carlos jamás olvidará: "Qué barbaridad has hecho, te vas a arrepentir toda tu vida", sentenció. Aquella fue la última conversación ente ambos. Al parecer, Corinna dejó de sentirse atraída por el monarca tras perder su poder.
Fotos | Casa Real / Mediaset
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