En casi todas las entrevistas de trabajo llega ese momento incómodo en el que parece que te están apuntando con un foco y cualquier cosa que digas pueda ser usada en tu contra. Nos referimos a la temida: “¿Cuáles son tus defectos?”. Una pregunta que, aunque de primera pueda sonar inocente, te pone contra la espada y la pared y puede decidir si te consigues el puesto o vuelves a Linkedin.
Por suerte, el doctor en economía y experto en liderazgo y comportamiento organizacional Santiago Ávila tiene claro cuál es la clave y no pasa por sonar perfecto, sino por "sonar real y consciente”, resume el experto.
Bye bye, clichés
Olvídate de las típicas respuestas de manual como “soy perfeccionista” o “trabajo demasiado”. Tal vez funcionaran hace 20 años pero ahora solo suenan a excusa. De este modo, lo que realmente llama la atención del entrevistador (para bien) es un defecto auténtico, explicado con naturalidad y acompañado de un plan para trabajarlo.
Un ejemplo que da el experto: “Me cuesta delegar porque me gusta tener todo bajo control, pero estoy aprendiendo que confiar en mi equipo da mejores resultados. Para ello uso una lista de tareas compartidas y recibo feedback semanal para soltar más control sin perder calidad”. Es una forma de sonar honesto, consciente y con iniciativa para mejorar.
@lagestionemocional ENTREVISTA LABORAL: ¿Cuáles son tus defectos? La respuesta que sí funciona ¿Te preguntan en entrevistas: “¿Cuáles son tus defectos?” Evita respuestas cliché y aprende a responder con autenticidad y autoconciencia. ¡Te doy ejemplos que realmente funcionan! Huye del "Soy demasiado perfeccionista". #Lagestionemocional #SantiagoAvila #Entrevistas #Trabajo #CrecimientoPersonal #Empleo #ConsejosLaborales #SantiagoÁvila #ironiadelavida #ironia #fracaso #motivacion #datosdepsicologia #psicologia #crecimientopersonal #crecimientolaboral #desarrolloprofesional #desarrollopersonal #aprendizajecorto @lagestionemocional #lagestionemocional #psicologia #crecimientolaboral
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El truco está en la estrategia
Otro "defecto" con el que, según Ávila, podemos ser vulnerables sin perder puntos es dificultad para hablar en público. Reconocer que te pones nervioso es totalmente válido… siempre que añadas el giro positivo. Algo como: “Me he he apuntado a un curso de oratoria y practico cada vez que puedo. Ya he hecho presentaciones en público sin leer y me grabo para corregirme. Todavía me da respeto, pero cada vez menos”.
Tener preparada una estrategia de cómo estás solucionando un defecto, sobre todo porque el entrevistador puede preguntarte por ello, demuestra que sabes transformar un problema en un proceso de aprendizaje, que es justo lo que buscan los reclutadores.
Lo que nunca deberías decir
En el lado opuesto, hay respuestas que restan puntos automáticamente y que no deberías decir bajo ningún concepto, ni siquiera siguiendo la estrategia anteriormente propuesta. Se trata de: impuntualidad, falta de compromiso o cualquier defecto grave que lo ético. Tampoco te inventes algo que no sepas justificar, siempre es mejor un defecto realista que uno impostado.
Al final, todo se resume en que los entrevistadores no quieren alguien perfecto, quieren alguien en proceso de crecer. O como dice Ávila: “En una entrevista, mostrar que estás evolucionando vale más que mil frases bonitas”.
Foto de portada | @lagestionemocional y Vitaly Gariev
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