Durante muchos años, más de una década, el grueso de mi trabajo fue de cara al público en una de las cadenas de retail más conocidas de España. En ese período, aprendí no solo a tomar las medidas perfectas de un traje de caballero, también a saber mantener la calma cuando otra persona me grita (un cliente), a defender mis derechos como trabajadora y también a manejar tablas de análisis de resultados e informes de ventas por ponerte algunos ejemplos.
Lo mejor de esa época es que la gran mayoría de lo aprendido no son habilidades duras, sino soft skills que he podido aplicar en mi vida laboral actual. Pero además de desarrollar algunas aptitudes, también aprendí algún que otro truco de productividad que ahora utilizo teletrabajando, como la “regla de los 15 minutos”.
En qué consiste la “regla de los 15 minutos”
Se trata de una sencilla técnica que propone un descanso activo de 15 minutos. Me explico. Comenzamos una tarea y paramos 15 minutos para analizar y reflexionar sobre lo aprendido, sobre el método que estamos usando para resolver un problema o sobre los procesos empleados.
De esta manera, con un análisis recurrente, no solo mejoraremos los tiempos de ejecución de determinadas tareas en el futuro gracias a que reflexionamos sobre nuestra eficiencia y eficacia constantemente, sino que además siempre tendremos claras las prioridades y nos ayudará a concentrarnos en la siguiente tarea porque habremos hecho un parón entre ellas.
Por ejemplo, en mi caso era algo que hacía en la tienda. Empleaba los 15 primeros minutos de la jornada para planificar el día completo, tanto mío como de los compañeros que dirigía, pero esa planificación iba moviéndose a lo largo de la jornada. Cuando terminaba una tarea más grande, me paraba a pensar no solo en lo que había hecho, sino en cómo podría haberlo hecho de forma más eficaz, en las siguientes tareas o en cualquier otro aspecto relacionado con la tarea en sí.
Este truco, que me enseñó una antigua jefa, nacía de una recomendación que, a pesar de que han pasado casi 20 años, sigo aplicando: en momentos de estrés, para, respira y reflexiona. Ella afirmaba que era mejor “perder” un par de minutos en el almacén de la tienda para ordenarnos, que entrar en pánico y dejar que nuestras emociones “negativas” se apoderaran de nosotros. Siempre me ha funcionado, independientemente del trabajo que haya tenido.
En su momento no lo sabía, pero al parecer esta regla está avalada por la Universidad de Harvard. Se ha llevado a cabo una investigación en la universidad que ha demostrado que dejar de trabajar durante 15 minutos puede mejorar notablemente la productividad de los trabajadores y de otros perfiles, como los estudiantes.
En el estudio se analizó a dos grupos de personas. Uno de ellos hacía un clarín tras esos 15 primeros minutos para reflexionar durante unos 15 minutos y los otros no. A los 10 días el grupo que había seguido la regla de los 15 minutos había aumentado su productividad un 22%. Si este dato no te convence, hazme caso que yo llevo años poniéndolo en práctica y me ha funcionado en el 100% de los trabajos que he tenido, incluso ahora que teletrabajo.
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