La noticia del fallecimiento de Diane Keaton ha sido devastadora para el mundo del cine. La actriz de ‘Annie Hall’ nos dejaba a los 79 años después de revolucionar la manera en que se mostraba a la mujer en la industria y fuera de ella. Un claro ejemplo está en su negativa a casarse. En una entrevista, Keaton dijo:“Recuerdo que un día en el instituto un chico se me acercó y dijo: ‘Algún día serás una buena esposa’. Y yo pensé: ‘No quiero ser una esposa. No.’”. Keaton rompió con la narrativa en torno a la soltería de una mujer, y lo hizo por decisión propia.
Hollywood y la mujer ‘incompleta’. La mujer en Hollywood fue representada durante décadas a través del amor romántico o con el matrimonio como destino. En las comedias románticas, por ejemplo, la meta romántica es el clímax de la realización femenina. En la cultura popular en general, el matrimonio es un símbolo de logro, de aceptación social y de “felicidad” femenina. Frente a la narrativa romántica clásica en la que la mujer está completa gracias al otro, Keaton encarnó una alternativa: la mujer que se completa en sí misma.
Keaton nunca se casó y no por rechazo al amor, sino por decisión personal. Tuvo un romance con Woody Allen, a quien defendió a pesar de las numerosas acusaciones de abuso sexual y de su decisión de casarse con “su hija”, 35 años menor que él. También mantuvo una relación con Al Pacino y Warren Beatty, pero ninguna definió su identidad pública. Ella misma explicó que, al crecer, se dio cuenta de a cuánto había renunciado su propia madre. “Siento que ella prefirió la familia a sus sueños. Y fue la mejor madre, pero creo que ella es la razón por la que no me casé”. A esto se suma que "no quería renunciar a mi independencia", como confesaba en la misma entrevista.
Diane Keaton, referente de independencia emocional y creativa. Durante años, Diane Keaton fue muchas veces una mujer que busca su propia voz. Nos invitó a entender quién somos más allá de las expectativas del otro. En ‘Annie Hall’ (1977), una de las mejores películas románticas de la historia, su personaje no termina en el altar sino en una calle de Nueva York recordando un amor que fue como la afirmación de su independencia. En ‘Cuando menos te lo esperas’ (2003), Keaton interpretó a una mujer madura, exitosa y creativa que no renuncia a su autonomía emocional aunque se enamore.
A lo largo de su vida evitó las declaraciones sobre feminismo, pero sus elecciones personales se convirtieron en una forma de discurso. “Creo que soy la única de mi generación, y quizás de las anteriores, que ha sido soltera toda su vida", declaró en una entrevista. "No creo que hubiera sido buena idea casarme, y me alegro mucho de no haberlo hecho, y estoy segura de que ellos también están contentos". Cuando se le preguntó sobre sus citas en sus últimos años, Keaton siempre insistió en que era más feliz estando soltera.
No rechazó el amor ni la familia: las reinventó. Cuando adoptó a sus dos hijos siendo madre soltera y a los 50 años, Keaton volvió a trastocar el orden esperado y abordó la maternidad sin pareja. Su vida se convirtió, sin proponérselo, en un argumento contra la ecuación entre matrimonio que aportaba estabilidad emocional. Con ella aprendimos que la independencia es la capacidad de elegir con quién compartir la soledad. En una época en la que la imagen pública de las mujeres se ataba al rol de esposa y madre, ella encarnó la posibilidad de ser simplemente una misma. Su revolución fue íntima y cotidiana, simplemente viviendo fuera del guion que otros esperaban que hubiera interpretado.
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