Perder la virginidad: verdades y mentiras sobre hacerlo por primera vez

Perder La Virginidad Verdades Y Mentiras De Hacerlo Por Primera Vez
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Parece un momento crucial, algo que recordarás para siempre. Habrás oído hablar de él a amigxs, lo has visto en las pelis, en las series y hasta leído en libros. Perder la virginidad es el momento en que tu vida sexual comienza. O no.

Vamos a comenzar con una reflexión con la que rompemos el primero de los mitos que envuelven a este momento: la virginidad es un término obsoleto, caduco y poco inclusivo. Boom.

La muerte de la virginidad

Según la RAE, alguien “virgen” es ​​una persona que no ha tenido relaciones sexuales. Pero en el imaginario colectivo lo que suele pensarse cuando se habla de virginidad es más bien una persona que nunca ha practicado la penetración. Parece implícito pensar que una persona con vagina pierde la virginidad cuando se rompe el himen, y una persona con pene, cuando realiza por primera vez una penetración.

Lo primero que queremos romper con este artículo es la idea preconcebida y cultural sobre la virginidad, que nos lleva acompañando toda la vida. Y es que si queremos dar un paso más en la educación sexual es hora de que el coito deje de ser el centro de nuestro mundo.

¿Una chica no puede dejar de ser virgen con otra chica? ¿Solo perderemos la virginidad si practicamos sexo entre una persona con vagina y otra con pene? El concepto “virginidad” está obsoleto y quizá sea más correcto decir “debut sexual”, como propone la periodista canadiense Nicolle Hodges. "Todavía tenemos esta vieja y desvencijada palabra que encapsula", declaraba Hodges a la BBC. "Es una idea limitante y una frase limitante".

Y si lo piensas, no le falta razón. Ese concepto en el que la penetración es el principio de nuestra vida sexual y el fin último de un encuentro sexual, no puede estar más fuera de onda. Esa “virginidad” deja fuera la intimidad de muchas personas y se basa en un concepto normativo y heterosexual que se aleja muchísimo del positivismo sexual.

Además el concepto de “perder” también parece erróneo, porque no se nos pierde nada por el camino y no dejamos de ser algo. Lo que en realidad estamos haciendo es compartir con otra persona un momento de intimidad.

En cambio si usamos “debut sexual” o alejamos de nuestra cabeza el concepto de que la virginidad tiene que estar obligatoriamente vinculado a una penetración, estaremos dando en el clavo y conseguiremos entender que alguien “deja de ser virgen” cuando comienza a tener relaciones sexuales, sean las que sean y con quien sea.

Toda la verdad sobre el himen

El himen, como la vulva, es diferente en cada una de las personas con vagina que existen en este planeta. No se ha encontrado ninguna evidencia científica de cuál es su papel en el cuerpo, pero sí se sabe que no todas las personas con vulva nacen con himen.

Siempre se ha creído que un himen intacto es la prueba de la virginidad porque existe la falsa creencia de que cuando se tiene la primera penetración vaginal este debe romperse. Se da por sentado que habrá sangre y dolor en la primera penetración de alguien con vagina y, sorpresa, no tiene por qué ser así.

El himen es, fisiológicamente hablando (Anatomía Clínica del aparato genital femenino, Miguel Ángel Alarcón), una membrana mucosa que rodea el orificio de la vagina. No es un tapón ni una membrana que cubre por completo la vagina (a menos que se trate de una anomalía anatómica llamada himen imperforado que hay que tratar médicamente). Cada persona con himen tiene uno diferente, como ocurre con la vulva, que no existen dos iguales.

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Cada himen es diferente no solo en forma, también en la estructura de sus tejidos y en grosor, por lo que habrá hímenes más rígidos y que se rompan y otros más elásticos que se adapten. Aunque no exista penetración, el himen puede romperse, y con penetración, puede no romperse. Entonces, ¿si no sangramos, seguimos siendo vírgenes? Solo si viviéramos en el siglo XVI, porque en pleno siglo XXI, poco tiene que ver ya el debut sexual con el himen.

Cuándo practicar sexo por primera vez

Para esta pregunta la respuesta es sencilla y simple: cuando te sientas preparadx. No existe una edad “correcta” para practicar relaciones sexuales consentidas y consensuadas. Cada persona tienen (o no) un despertar sexual a diferentes edades, y puedes tener relaciones sexuales con otra persona cuando quiera, sin que haya una fecha de caducidad.

La sexóloga Raquel Graña explica que en su libro Sex-on que “la edad no es un determinante a la hora de tener relaciones o experimentar. [..] Cada uno tiene su propio ritmo y su propio tiempo, y nadie debe presionar a otra persona”.

Sex-On (Libro práctico)

Puedes comenzar a los 30, con 20, con 17 o cuando sea. O nunca, y no te pasaría nada malo. La asexualidad es una orientación sexual como otra cualquiera, y hay personas que no sienten deseo sexual por nadie y no están rotos ni nada por el estilo.

Eso sí, haz tu “debut” con alguien que te haga sentir confianza y seguridad y siempre con todas las precauciones posibles. Y si en mitad del momento te echas para atrás, no pasa nada. No estás obligadx a hacer absolutamente nada con nadie.

Graña añade que “si tienes una relación en la que te sientes cómodo, hay buena comunicación, confianza, complicidad y consentimiento, podéis adaptaros e ir haciendo -o probando- lo que os apetezca, sin presionar al otro”.

Qué necesitamos para dar el paso y hacer nuestro “debut sexual”

Si finalmente hemos encontrado alguien en quien confiamos y con quien queremos compartir ese momento de intimidad, además de métodos anticonceptivos como los condones, debemos olvidarnos de lo que creamos haber aprendido del porno y la ficción porque, spoiler, las relaciones sexuales no son como en las películas.

Ya nos explicó la sexóloga Mamen Jiménez en este artículo que “el porno no es un documental sobre sexualidad humana ni una escuela de educación sexual”. No esperes que salga como en esa comedia romántica que tanto te gusta ni que todo vaya a ser perfecto. Puede o no serlo, pero si no lo es no pasa nada, como dicen en Sex Education.

Igual que no pasa nada si no llegas al orgasmo. Lo importante es pasarlo bien, divertirse y disfrutar, así que fuera presiones, prejuicios y miedos porque no tenéis que pasar un examen ni nada. Raquel Graña aconseja que “es conveniente aprender a explorarse a uno mismo para que cuando estemos con otra persona sepamos indicarle qué y cómo nos gusta.”

Cuidado con las expectativas de ese momento, tomaos todo el tiempo del mundo y hagáis lo que hagáis que siempre sea con respeto y consentimiento mutuo. Puede que después de probar por primera vez te sientas defraudadx o frustadx. Este momento que a priori parece tan importante, en realidad solo es un momento en toda una vida en la que tendrás tiempo de explorar, probar y averiguar qué es lo que te gusta y lo que no.

Nota: algunos de los enlaces aquí publicados son de afiliados. A pesar de ello, ninguno de los artículos mencionados han sido propuestos ni por las marcas ni por las tiendas, siendo su introducción una decisión única del equipo de editores.

Fotos | Sex Education, Giphy

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