Últimamente, Netflix se está especializando en conseguir que ficciones españolas que, en su día pasaron desapercibidas, tengan finalmente su momento de gloria. El último ejemplo es una serie que Antena 3 emitió en 2018 pero que ahora no solo se ha incorporado al catálogo de Netflix sino que se ha colado esta semana en el segundo puesto de lo más visto en España. Hablamos de 'Presunto culpable', un título que confirma lo que empezó con 'La casa de papel': las segundas oportunidades en streaming pueden ser todavía mejores que el estreno original.
Siete años han pasado que parecen haber jugado a favor de la serie. Quizás porque ahora el “true crime” está de moda y se llevan los thrillers con un toque más emocional y de misterio psicológico, como ya pasó con 'Desaparecido', otro éxito reciente del drama español.
De hecho, con esta serie comparte muchos ingredientes: una desaparición sin resolver, comunidades pequeñas en las que todo el mundo oculta algo y un ambiente de sospecha permanente hacia el entorno más próximo. Aunque 'Presunto culpable' apuesta más por una ambigüedad moral en la que nunca sabes si el protagonista es víctima, verdugo o ambas cosas.
De qué va ‘Presunto culpable’
La trama nos traslada a un pueblo pesquero del País Vasco, un lugar gris y lleno de secretos. Allí, Jon Arístegui (Miguel Ángel Muñoz) es un biólogo marino instalado que regresa de París a su tierra natal tras la muerte de su padre. Sin embargo, su regreso no es un viaje de reconciliación, sino una reapertura de heridas que nunca cicatrizaron. Concretamente, las relacionadas con la desaparición de su novia Anne (Alejandra Onieva) seis años antes.
Desde entonces, Jon vive bajo la sombra de las sospechas de sus vecinos quienes se preguntan cosas como: ¿Qué pasó realmente aquella noche? ¿Fue él? ¿Quién más podía tener motivos? La serie juega con los flashbacks y los giros de guion para mantener al espectador atrapado. Cuando crees que ya sabes quién es el culpable, aparece un nuevo detalle que le da la vuelta a todo.
Eso sí, no es una serie de las que se ven en una tarde. Hablamos de un total de 13 capítulos de más de una hora. Sin embargo, esa aparente lentitud inicial se convierte en un recurso narrativo que permite que la tensión se vaya cocinando y creciendo poco a poco, como un tiempo que se nubla y una tormenta que se acerca.
Además, los escenarios naturales del País Vasco no son solo un decorado: mar, astilleros, acantilados, bosques… Todo refuerza el carácter opresivo de la historia y ese ambiente de pueblo donde todos se conocen, pero nadie lo dice todo.
La producción, firmada por Atresmedia en colaboración con Boomerang TV, fue reconocida en su momento con el Premio a Mejor Serie Extranjera en el Festival de Shanghái, un detalle que había quedado enterrado en el recuerdo hasta ahora. La serie es ideal para quienes disfrutan con thrillers a la vieja usanza y, al final, el mayor misterio no acaba siendo quién mató a Anne sino por qué hemos tardado siete años en darle a esta serie la atención que se merecía.
Fotos | Netflix
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