Jet lag social: la tendencia que cada vez afecta a la vida diaria de más personas

Te contamos como el viaje constante del horario de trabajo hacia el del fin de semana nos desajusta el equilibrio normal del cuerpo

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Hay algo que nos cosquillea por dentro cada vez que cogemos un avión y no es el despegue, tiene más que ver con el aterrizaje, con la ilusión de vivir aunque sea por unos días en una ciudad que no es la tuya, con unos ritmos que no son los tuyos, con una cultura y una perspectiva del mundo distinta. Miramos la vida desde otro prisma, uno más feliz, nublado por la fascinación de lo nuevo, donde no cedemos ante el despertador, porque nunca suena y nos permitimos alargar las noches como si viviésemos en un fin de semana perpétuo. Luego ya vendrá el cuerpo pidiendo rutina apareciendo el famoso jet lag.

La mala noticia llega cuando el jet lag se instala a vivir con nosotros bajo el nombre de jet lag social, una realidad cada vez más evidente. Viajamos de la semana al fin de semana buscando la vida que hemos pospuesto para esos dos días, miles de planes y descansar. Un bucle que ya está pasando factura porque estamos más cansados que nunca, con esa sensación que se nos queda en el cuerpo tras atravesar en avión distintas franjas horarias pero sin coger un vuelo transoceánico.

Saltamos de la semana al fin de semana en una busca perpetua por por el disfrute de los placeres más pequeños. Queremos sentarnos en un bar con nuestro círculo y conversar sobre absolutamente todo, hablar y escuchar y no mirar el reloj por si se nos hace tarde, porque no se nos hace tarde y mañana podremos dormir sin que la alarma nos sorprenda a las siete de la mañana, porque los fines de semana no existen alarmas.

Por la semana vivimos anclados en la prisa y tras una larga jornada laboral los planes de ocio se van relegando poco a poco hacia el viernes. Y es que esa película que tanto quieres ir a ver al cine, también aguantará en la cartelera hasta el domingo o ese ratito con tu familia es mejor trasladarlo al sábado, porque sabemos a menudo se alarga y mañana será jueves y el despertador seguirá sonando a las siete. El desajuste del reloj biólógico es evidente. El cuerpo pide sincronía.

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Qué es el jet lag social

El jet lag social se da cuando existen grandes diferencias entre el horario de sueño del fin de semana y el horario de los días laborables. Y es que no hay que olvidar que nuestro cuerpo se rige por los ritmos circadianos que tienen un ciclo de 24 horas, ciclos que alteramos con esos cambios repentinos de horarios, obligando a que nuestro cuerpo esté constantemente adaptándose a unos nuevos.

Aunque el término jet lag no acarrea tras de si evidencias de patalogías ni enfermedades puede llegar a ser perjudicial si se relaciona con el insomnio y otras enfermedades del sueño. Por ello estudios científicos han indagado en la materia encontrando una relación entre un gran jet lag social e indicadores metabólicos de una mala salud.

El Programa de Investigación sobre Sueño y Salud de la Universidad de Arizona, en EE.UU han concluido que el jet lag social es un marcador circadiano importante para la salud, independientemente de la duración de las horas de sueño y de problemas como el insomnio. Según este estudio científico liderado por Michael A. Grandner, el jet lag social está asociado con una salud más pobre, enfermedades de corazón, peor estado de humor y una mayor fatiga y somnolencia. Además insisten en que la regularidad en el horario tiene un gran papel en nuestra salud.

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Otros estudios han querido añadir que más allá de un rendimiento académico y laboral más pobre, quienes sufren este jet lag social podrían tener mayor probabilidad de desarrollar un perfil metabólico adverso que pueda manifestarse con cambios en la regulación del cortisol o trastornos relacionados con el metabolismo.

¿Cómo puedo frenar el jet lag social?

Hacer coincidir los horarios de sueño intentando evitar esas grandes diferencias entre la semana y los fines de semana nos resulta casi una utopía . Por ello las siestas de entre 15 y 90 minutos podrían ser un alivio ante esas variaciones horarias, especialmente para los más afectados por el jet lag social. La luz natural sería otro punto a favor y es que unos 15 minutos disfrutando de la luz del sol tras despertarnos también ayuda al cuerpo a equilibrarse.

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