Una vez terminada la jornada laboral existe una omnipresencia de la carga de trabajo que no tiene que ver con las tareas propias de dicho horario de oficina. La mayor parte de las veces recae sobre las mujeres, y es que a pesar de que en las parejas heterosexuales se distribuyan de forma equitativa las tareas del hogar, existe una actividad extra invisible a los ojos que es la planificación de todo lo que hay que hacer a lo largo del día, algo que a menudo suele relegarse en gran parte de las ocasiones en la mujeres.
Esta carga mental puede parece a primera instancia algo mínimo, recordar las fechas de cumpleaños de los familiares, saber con exactitud el horario de las actividades extraescolares de los hijos, decidir cuando hacer la compra o que se cena esa noche. Un trabajo que a pesar de no requerir esfuerzo físico si que exige uno cognitivo.
Está conexión permanente con las tareas que aún nos quedan por hacer, así como la planificación constante de las mismas, se traslada a los diferentes ámbitos de nuestra vida impidiendo que nos libremos de estos pensamientos en tareas tan básicas como las comidas diarias. Por ello el mindful eating está cada vez ganando más fuerza, donde los estudios científicos explican los beneficios de esta forma de comer de manera consciente, siendo plenamente capaz de captar todas esas señales que te envía tu cuerpo durante el proceso.
Es esencial poner el foco en la comida que se está consumiendo, saboreando los alimentos y disfrutando de ese momento del día y es que la carga mental en infinidad de ocasiones desencadena un estrés y ruido mental que nos impide ser conscientes de las cantidades de alimentos que comemos, dejando de prestar atención a la acción que estamos llevando a cabo en ese preciso instante.
Dentro del mindful eating, la técnica del 80-20 es sin duda una de las más aplaudidas, ya que consiste en colocar en el plato la comida y proceder a comer el 80% . Una vez hemos terminado con dicho porcentaje del plato, dejamos un breve tiempo de espera que dura entre 5 o 10 minutos, para que el cerebro pueda conectar con el estómago y saber así si estamos o no saciados. Entonces, podemos proceder a comer ese 20% de alimento restante, o por el contrario, guardarlo para otra ocasión si no necesitamos más.
Otro de los aliados para paliar la carga mental es sin duda la meditación, y es que este tipo de prácticas que nos obligan a dejar la mente en blanco y centrarnos únicamente en el ahora son un must para intentar evadir el estrés que origina dicha planificación constante que conlleva la famosa carga mental. Todo un acierto para cuidarnos tanto por dentro como por fuera.
Fotos | Anastasia Shuraeva en Pexels, Anastasiya Gepp en Pexels
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