Aunque no sea fácil ni de pronunciar ni de recordar, quno te sorprenda si ahora empiezas a encontrarte con algo llamado "ashwagandha" por todas partes. Se trata de una planta, cuyo nombre científico es withania somnifera pero que también se conoce popularmente como ginseng indio, que se ha convertido en el último reclamo de moda en la industria de la suplementación. Jennifer Aniston, Gwyneth Paltrow, Meghan Markle y Oprah Winfrey son algunas de las famosas que ya han confesado que lo toman.
Básicamente, "ashwagandha" es una palabra del sánscrito cuya traducción literal es "aroma de caballo", algo que esta planta lo debe al particular olor que desprende. Es una de las hierbas más importantes de la medicina tradicional de la India (o ayurveda), donde lleva usándose desde hace miles de años para el tratamiento de diversas enfermedades. Aunque, principalmente, se usa para temas relacionados con el estrés, el insomnio, el envejecimiento y la ansiedad.
Qué hay de magufada y qué de científico en la ashwagandha
Por lo general, los suplementos de ashwagandha contienen extractos elaborados con las raíces de la planta que, a veces, incluyen también las hojas. No obstante, hay poca evidencia científica que abale su efecto como "adaptógeno" o suplemento que ayude al cuerpo a resistir el estrés físico y mental.
En el Medline se especifica que contiene sustancias químicas que pueden "ayudar a calmar el cerebro, reducir la hinchazón, disminuir la presión arterial y reforzar el sistema inmunológico". No obstante, también se aclara que no existe una buena evidencia científica que respalde suficientemente la mayoría de dichos usos.
Por lo tanto, aunque su uso ancestral en la medicina alternativa India sea su mayor reclamo, lo cierto es que, para toda persona que se guíe por el método científico, sus efectos sobre la salud no se han estudiado a fondo. Lo que tampoco quiere decir que la ashwagandha se trate necesariamente de algo con tan poco fundamento como los enemas de café por los que se dice que Carlos III ha cambiado la quimioterapia.
Gracias a la investigación, según recoge National Institutes of Health, se sabe que en varios estudios, las personas que tomaron ashwagandha durante 6 a 8 semanas afirmaron sentir menos estrés y ansiedad, así como menos cansancio y sufrir menos insomnio. De igual modo, también se vieron reducidos los niveles de la hormona del estrés. Además, parecía ser incluso más eficaz cuando se tomaba en dosis de 500 a 600 miligramos diarios.
Los resultados de otros estudios más pequeños también apuntaban a que los extractos de ashwagandha podrían mejorar el sueño. Las personas que tenían problemas para dormir y lo tomaban dijeron que se dormían más rápido, durante más tiempo y que se despertaban con menos frecuencia durante la noche. En general, los beneficios para el sueño fueron pequeños pero era especialmente útil cuando se tomaba en dosis de 600 mg al día o más, durante por lo menos 8 semanas.
¿Es segura la ashwagandha?
Por los estudios descritos, se sabe que la ashwagandha es inocua cuando se usa durante un máximo de tres meses, pero científicamente se desconocen los efectos que pueda tener si se consume durante períodos más largos. Además, tiene efectos secundarios que suelen ser leves y que incluyen malestar estomacal, heces blandas, náusea y una sensación de somnolencia.
Otro aspecto muy importante a tener en cuenta, si te estás planteando probar este suplemento, es que está contraindicado para algunas personas. Para empezar, no se recomienda su consumo en embarazadas porque la evidencia apunta a que podría causar abortos espontáneos.
Los extractos de ashwagandha también se han asociado con lesiones hepáticas en algunas personas, aunque se necesitan otras investigaciones, y es posible que no sea segura para las personas con cáncer de próstata.
Por otro lado, se recomienda que las personas con enfermedades autoinmunes eviten el uso de ashwagandha. Esto se debe a que podría provocar que el sistema inmunológico se vuelva más activo, aumentando los síntomas de dichas enfermedades.
También tienen que llevar especial cuidado la personas con problemas de tiroides porque la ashwagandha podría aumentar la cantidad de hormona tiroidea que produce el cuerpo y ser demasiada en combinación con la medicación propia de la enfermedad.
No obstante, la de la tiroides no es la única medicación con la que la ashwagandha puede interferir. Hay que llevar cuidado con los medicamentos para la diabetes, la presión arterial alta, sedantes e incluso la anestesia. Por lo tanto, es un suplemento que no debería tomarse a la ligera ni sin haber consultado antes con un médico para que valore nuestro caso concreto si tenemos alguna dolencia previa o se está amamantando.
Foto de portada | Formulatehealth
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