El enganche tecnológico toma valor tras la caída de whatsapp: dos expertas analizan el tema

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Whatsapp, Facebook e Instagram sufrieron el pasado lunes la peor caída de su servicio a nivel mundial. Tras más de seis horas inoperativos, y después de que Mike Schroepfer, jefe de tecnología de Facebook, se disculpase y explicase que el parón tecnológico fue debido a "problemas con la red", son muchos los que confiesan haber sentido ansiedad y frustración ante la situación acontecida. Profundizamos sobre esta dependencia e incertidumbre que decenas de miles de internautas de diferentes partes del mundo experimentaron días atrás:

"Con el apagón del pasado lunes muchos empezamos a preguntarnos qué ocurría, por qué no se enviaban los mensajes, cuánto duraría la situación o incluso si era un problema de nuestro propio teléfono... El ser humano tolera muy mal la incertidumbre", explica la psicóloga María Bermejo.

La experta en Psicología clínica y de la salud sostiene que existen cientos de personas que a nivel social se sienten muy solas cuando no pueden compartir un contenido (como si viviésemos en un mundo en el que lo que no compartimos no existe): "En terapia hago mucho el ejercicio de preguntar a la gente cómo se siente viendo un meme y no pudiendo compartirlo. Somos seres sociales y esto se traduce en generar y compartir contenido constantemente, llegando incluso a mostrar nuestra propia intimidad".

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La sociedad de la inmediatez y el enganche tecnológico

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Según Bermejo, la sociedad de la inmediatez, que es donde nos encontramos inmersos, produce que nuestro sistema nervioso funcione activándose constantemente, emitiendo una reacción en el cuerpo que es la propia de la ansiedad (y es la misma que se activa cuando tenemos miedo).

"Algunos se llegaron a ver en crisis tras la caída. La inquietud puede llegar a convertirse en ansiedad, y esa ansiedad nos bloquea a nivel cognitivo". Por eso, asegura que si uno aprende a relajarse y a bajar la sobreactivación del sistema nervioso en el día a día, en situaciones de estrés podrá afrontar estos momentos desde otra perspectiva y con mayor capacidad resolutiva.

"Aprender a conocernos mejor y entendernos favorece la estabilidad emocional. Es verdad que esto fue una nimiedad, pero es en un ejemplo en el que se ve patente que no afrontamos bien el estrés... ni somos capaces de gestionarlo sin bloquearnos", dice Bermejo.

Adicción a las pantallas y evasión de comunicación

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A Laura Medina, psicóloga orientada al diagnóstico y tratamiento de niños y adolescentes que presentan dificultades en el aprendizaje, la conducta o en la interacción social, le preocupa especialmente la adicción a las pantallas por parte de los adolescentes. 

"Los padres llegan desesperados a consulta, diciendo que están muy preocupados por sus hijos, pero luego no se dan cuenta de que les tenían que haber puesto límites a tiempo. Si no les ponemos fin, ellos no lo tienen", apunta Medina. 

La experta, muy crítica con este tema, reconoce que nuestra sociedad se ha creado así: "Hay algo que no vemos y es un neurotransmisor cerebral que tenemos llamado dopamina que genera una adicción tremenda".

"Un whatsapp da mucha valentía y fortalece a los cobardes"

Esta sustancia química, que sólo se produce en el organismo, sirve para iniciar todos los sistemas de alerta. "Nos lleva a querer más y más... y hay un trasfondo en todo esto: en las redes sociales, en concreto, hay una evasión de comunicación muy grande. Es una de los temas que más se trabajan en consulta. La gente no sabe cómo comunicarse hoy en día, un whataspp da mucha valentía y fortalece a los cobardes".

Reconoce que puede sonar un poco brusco, "pero la gente no sabe transmitir lo que piensa ni lo que siente". Y concluye que estamos tan acostumbrados a expresarnos a través de una pantalla que recomienda a sus pacientes optar por un audio o una videollamada en caso de que no tengamos otro medio. "Es donde mejor se entienden y expresan las cosas", garantiza Medina.

Cómo manejamos la frustración (sobre aprender a autoregularnos)

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La frustración y la capacidad, o falta de ella, para tolerarla también fueron claves el otro día (a pesar de que Twitter seguía en pie). "Hay momentos en los que no se puede, ni es bueno, huir de situaciones desagradables, ya sean en mayor o menor intensidad. Es bueno aprender a aceptarlas, que no es lo mismo que estancarse en ellas", matiza María Bermejo. "Existen situaciones que nos generan un malestar del cual no podemos huir. La gente huye del dolor y al final eso les hace esclavos de intentar estar bien a todas horas, generando, a la larga, más malestar".

El aburrimiento, asociado a la tristeza

Cuando nuestros teléfonos dejaron de mostrarnos notificaciones y se transformaron en un mero aparato para lanzar o recibir llamadas, hubo muchas personas que cayeron en el aburrimiento. Las expertas consultadas también hacen hincapié en la importancia de aprender a gestionarlo.

"Es cierto que la caída de las redes generó inquietud, nervios, incertidumbre e incluso aburrimiento"

"Existen muchas personas que utilizan las redes como entretenimiento y que se sienten casi igual de mal cuando están aburridos que tristes", explican. El avance de la tecnología ha sustituido formas de ocio muy enriquecedoras. Desde Psico Alegra, consulta de Psicología, nos invitan a la reflexión con las siguientes preguntas: ¿En qué invertiste el tiempo? ¿Qué hiciste durante esas seis horas de silencio digital?

Concluyen que las respuestas fueron muy positivas: "Muchas personas dijeron que habían empleado tiempo en estar con sus hijos, hablar con sus amigos... recalcaban el hecho de sentarse a hablar. Esta caída favoreció que la gente se quedase sin el móvil y pasase más tiempo en grupo. También ayudó a que se compartiese tiempo en familia, leer, hablar con familiares por teléfono, al final pasamos muchos minutos al día"...

Redirige tu gps cuando te pierdas

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Medina reflexiona además sobre los límites que ponemos a los más jóvenes y reconoce que deben ponerse en casa desde pequeños: "Todo el tema de las pantallas hay que controlarlo, incluso en las propias escuelas (porque aunque les dan charlas, no son suficientes las medidas)".

La experta se pregunta si el hecho de que se caigan tres plataformas de esta magnitud pueda servir para que la gente empiece a valorar lo que tiene, reflexione o haga otro tipo de cosas... y comprobar que el mundo, sorprendentemente, sigue su ritmo. "Muchas veces no damos valor a ciertas cosas y parece que nos lo tengan que imponer"...

Haciendo balance, y como conclusión, la realidad es que este parón tecnológico provocó que muchas personas percibiesen que tenían la oportunidad de pasar tiempo de calidad y lo aprovechasen.

"Fue muy satisfactorio", sostiene Bermejo. "Se trata de llenar nuestros días de más tiempo de disfrute con la gente que nos rodea. El contacto visual nos enriquece y sentimos felicidad cuando nos rodeamos de todo esto", añade.

En cualquier caso, nos animan a emplear este tiempo de disfrute en actividades relacionadas con nuestros valores. Y, si en algún momento vemos que las redes nos sacan de nuestro camino y de las cosas que para nosotros son realmente importantes, si vemos que perdemos ese tiempo valioso o que nos genera un estrés constante... quizá podamos redirigir nuestro gps y recuperar lo que nos llena: un café con una amiga, tiempo de disfrute en familia, de ocio. En definitiva, dejar de enfocar hacia abajo y mirarnos a los ojos...

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