En medio de una creciente preocupación por el impacto cultural del narcotráfico en la música popular, el gobierno de Estados Unidos ha comenzado a revocar visas a cantantes del género conocido como narcocorrido, señalando que sus presentaciones en vivo constituyen una forma de apología del crimen organizado.
Aunque la música no suele ser motivo directo para vetar el ingreso a un país, funcionarios migratorios han invocado argumentos relacionados con la seguridad nacional y el orden público, especialmente cuando los artistas promueven, desde el escenario, símbolos, personajes o mensajes directamente vinculados con cárteles de la droga.
Según fuentes del Departamento de Seguridad Nacional, estas acciones están fundamentadas en el argumento de que los artistas "promueven y glorifican organizaciones criminales", lo cual puede ser interpretado como una falta al reglamento migratorio que prohíbe actividades que representen una amenaza para el orden público.
En medio de una creciente preocupación por el impacto cultural del narcotráfico en la música popular, el gobierno de Estados Unidos ha comenzado a revocar visas a cantantes del género conocido como narcocorrido, señalando que sus presentaciones en vivo constituyen una forma de apología del crimen organizado.
Aunque la música no suele ser motivo directo para vetar el ingreso a un país, funcionarios migratorios han invocado argumentos relacionados con la seguridad nacional y el orden público, especialmente cuando los artistas promueven, desde el escenario, símbolos, personajes o mensajes directamente vinculados con cárteles de la droga.
Según fuentes del Departamento de Seguridad Nacional, estas acciones están fundamentadas en el argumento de que los artistas "promueven y glorifican organizaciones criminales", lo cual puede ser interpretado como una falta al reglamento migratorio que prohíbe actividades que representen una amenaza para el orden público.
Los corridos como expresión cultural
En los últimos años, los 'corridos tumbados' han irrumpido con fuerza en la escena musical mexicana y global, mezclando el espíritu narrativo del corrido tradicional con sonidos urbanos como el trap, el rap y el reguetón. Este subgénero, popularizado por artistas como Natanael Cano, Peso Pluma o Junior H, ha capturado a millones de jóvenes con su estilo crudo y directo. Sin embargo, su creciente influencia no ha estado exenta de polémica.
En varios estados de México, autoridades escolares y organizadores de eventos culturales han comenzado a prohibir la reproducción o interpretación de corridos tumbados, argumentando que hacen apología del delito y promueven valores contrarios al desarrollo sano de la juventud.
En estados como Sinaloa, Guanajuato y Jalisco, se han emitido circulares escolares que prohíben la música de corridos tumbados durante festivales en las escuelas, fiestas de fin de curso y celebraciones patrias. Los directores justifican estas medidas en la necesidad de fomentar entornos educativos libres de violencia simbólica, además de dejar de difundir apología de engrandecimiento a líderes de cárteles delictivos, como sucedió en el concierto del Auditorio Telmex semanas atrás.
En estados como Sinaloa, Guanajuato y Jalisco, se han emitido circulares escolares que prohíben la música de corridos tumbados durante festivales en las escuelas, fiestas de fin de curso y celebraciones patrias. Los directores justifican estas medidas en la necesidad de fomentar entornos educativos libres de violencia simbólica, además de dejar de difundir apología de engrandecimiento a líderes de cárteles delictivos, como sucedió en el concierto del Auditorio Telmex semanas atrás.
Asimismo, ciudades como Chihuahua y Tijuana han vetado presentaciones en vivo de artistas del género en espacios públicos, alegando razones de "seguridad y moral pública". En algunas ocasiones, los gobiernos locales han impuesto multas a los organizadores de conciertos donde se interpreten canciones que ensalzan figuras del crimen organizado.
Los vínculos de la música y el crimen
La intersección entre la música regional mexicana y el crimen organizado ha sido objeto de escrutinio en los últimos años, especialmente en relación con ciertas disqueras y artistas prominentes. Un caso destacado es el de DEL Records, una compañía discográfica que ha sido vinculada al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones criminales más poderosas de México.
Fundada en 2008 por Ángel del Villar, DEL Records se posicionó rápidamente como una de las principales disqueras en el ámbito de la música regional mexicana, trabajando con artistas de renombre como Gerardo Ortiz y Ariel Camacho. Sin embargo, en 2018, la compañía se vio envuelta en controversias cuando las autoridades estadounidenses señalaron que DEL Records podría estar involucrada en actividades de lavado de dinero para el CJNG.
La conexión se hizo más evidente tras un concierto del cantante Gerardo Ortiz en Aguascalientes, donde se reveló que Jesús "Chucho" Pérez Alvear, un promotor musical vinculado al CJNG, había colaborado estrechamente con Del Villar en la organización de eventos.
Pérez Alvear fue identificado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como responsable de lavar dinero para el CJNG y Los Cuinis a través de empresas de entretenimiento como Gallística Diamante y Ticket Premier.
Más recientemente, la atención se ha centrado en el artista emergente Peso Pluma, cuyo éxito 'Ella Baila Sola' alcanzó una gran popularidad. Esta canción fue lanzada bajo el sello de DEL Records, lo que ha generado inquietudes sobre posibles conexiones indirectas con el CJNG debido a los antecedentes de la disquera. Sin embargo, hasta la fecha, no hay evidencia pública que sugiera que Peso Pluma esté directamente involucrado en actividades ilícitas o tenga vínculos personales con el crimen organizado.
Pero EEUU adelanta sus acciones
Estados Unidos tiene la facultad legal de revocar o negar visas a extranjeros si considera que representan un riesgo para la seguridad nacional, la moral pública o el orden social. Aunque no se puede plantear que una canción en sí misma sea un crimen, el contenido de un espectáculo en vivo puede ser considerado "conducta inapropiada" si se interpreta que incita a la violencia o glorifica a organizaciones criminales.
Aunque no se ha hecho pública una lista oficial, los artistas que han interpretado narcocorridos en territorio estadounidense o que han trabajado con promotores vinculados a cárteles podrían estar bajo la lupa del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el Servicio de Inmigración (USCIS).
Algunos de los nombres que se mencionan recurrentemente en los medios son el de Peso Pluma, que aunque ha buscado distanciarse del narcocorrido explorando otros géneros, sus anteriores canciones siguen generando controversia.
Natanael Cano, uno de los pioneros del género, ha sido criticado por hacer referencia directa al narco en algunas canciones, además, Fuerza Regida ha tenido algunas canciones prohibidas en estados mexicanos y está bajo escrutinio por algunas presentaciones en EE. UU; por último, Gerardo Ortíz enfrentó investigaciones por sus vínculos con promotores ligados al CJNG y ha sido nombrado en el juicio de Del Villar.
Para cualquiera de estos artistas, perder la visa estadounidense representa un golpe económico y profesional significativo debido a que el público hispano en Estados Unidos es uno de los principales mercados para la música regional mexicana cuando de presentaciones en vivo se refiere, sin embargo, ninguno de los dos países parece echar marcha atrás cuando de combatir el crimen organizado desde su lado de la frontera se trata.
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