Un monarca falleció en batalla en el siglo XV, más de 500 años después fue identificado gracias al ADN de un descendiente: estaba bajo un estacionamiento

La batalla de Bosworth terminó con la vida del rey a los 33 años

Rey Richard III
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
joel-calata

Joel Calata

Editor

La historia medieval de Inglaterra no está exenta de tragedias, intrigas palaciegas y reveses inesperados del destino. Uno de sus episodios más intrigantes es el de Ricardo III, rey de Inglaterra por apenas dos años, cuya muerte en el campo de batalla marcó el fin de una era. Pero si su caída fue dramática, el descubrimiento de sus restos más de cinco siglos después lo fue aún más, al ser encontrados bajo un estacionamiento.

Ricardo III murió el 22 de agosto de 1485 durante la decisiva batalla de Bosworth, en el marco de las Guerras de las Rosas, un conflicto dinástico entre las casas de York y Lancaster. Su derrota no solo selló su destino, sino que también puso fin a la dinastía Plantagenet y dio inicio al reinado de los Tudor, con Enrique VII en el trono.

Según los registros de las crónicas de la época, Ricardo fue asesinado tras una feroz lucha, su cuerpo fue despojado y llevado a Leicester, donde recibió un entierro modesto en el priorato de Greyfriars. Con el tiempo, el monasterio fue destruido durante la disolución de los monasterios bajo Enrique VIII, y el lugar exacto de su sepultura se perdió en la memoria colectiva.

Durante siglos, su tumba permaneció sin identificar. No fue sino hasta 2012 cuando un equipo multidisciplinario de arqueólogos, historiadores y genetistas, liderado por la Universidad de Leicester, llevó a cabo una excavación en un modesto estacionamiento municipal, precisamente en el antiguo sitio del priorato de Greyfriars.

Richard Iii Skeleton

Contra todo pronóstico, lo que encontraron fue un esqueleto que presentaba signos de muerte violenta y una marcada escoliosis, características que coincidían con las descripciones históricas del monarca.

El ADN de su descendiente: la clave para identificarlo

La pieza clave para confirmar su identidad fue el análisis de ADN mitocondrial, comparado con el de Michael Ibsen, un descendiente directo por línea materna de la hermana de Ricardo III, Ana de York. El resultado fue concluyente: las pruebas confirmaron que, gracias a un modesto carpintero, se pudo confirmar que el esqueleto pertenecía al último rey inglés caído en combate.

Como si de un capítulo de NCIS se tratara, este casó sacó a relucir la importancia de la estrecha colaboración entre la historia y la ciencia moderna. 

Fue en 2015 cuando los restos de Ricardo III fueron finalmente sepultados con honores en la catedral de Leicester, en una ceremonia que combinó solemnidad y reparación histórica después de que su historia estuviera sepultada (literalmente) por años y bajo toneladas de cemento.

Fotos de Pier Luigi Valente en Unsplash | Wikimedia

En Trendencias | En 1950 la CIA compró todo el LSD del mundo para un programa de espionaje: buscaba el control mental e información de sospechosos a base de sexo y drogas

En Trendencias | Un hombre aseguró ser primo de George Weah y haber jugado en el PSG para llegar a la Premier League. 52 minutos después todos se dieron cuenta de que era un fraude

Inicio