Con la llegada de los recién nacidos a la familia la vida cambia. Pero no solo la nuestra, sino también la de nuestras mascotas que tendrán que tendrán que acostumbrarse a compartir su espacio y nuestro tiempo con la nueva criatura.
Así, de la misma manera que pasa a los gatos, los perros también son sensibles a los cambios y más cuando se trata de compartir su vida con un nuevo miembro en la familia. Por ello, aquí tenemos unos consejos para fomentar la buena convivencia entre nuestro perro y los bebés recién nacidos.
Antes de la llegada del bebé a casa, los expertos recomiendan seguir ciertas pautas lo mejor es hacer que nuestro perro se vaya acostumbrando al olor del bebé.
Por ello, hay que ir mostrándole las nuevas cosas del pequeño: la cuna, sus peluches, el armario de básicos con sus ropitas, las cremas y perfumes de bebé... de manera que se vaya familiarizando con todo ello y no resulte muy traumático conocerlo cuando el recién nacido haya llegado.
Algunos recomiendan poner hasta grabaciones de llantos para que se vaya acostumbrando a los lloros que pronto llegarán a casa.
Además, una vez haya nacido el pequeño y antes de presentárselo, también le daremos a oler las prendas usadas del bebé, pañales, baberos... esas cositas que ya están impregnadas con su aroma para que nuestro perrete se vaya familiarizando.
A partir de ahí estaríamos preparados para presentárselo en persona. Como se recomienda es mejore que se primer momento se produzca de forma relajada y sin sobresaltos, dejando que el perro se acerque a oler y reconocer al bebé, de forma natural y reforzando el estímulo positivo tratándolo con cariño y acarícialo suavemente. Eso sí, lo que no podemos hacer es forzarle ni alargar el contacto más de lo necesario. Poco a poco irán forjando de manera natural su nueva relación.
Ahora toca crear nuevas rutinas en las que nunca nos podemos olvidar de nuestro perro, sus cuidados, sus paseos, sus momentos contigo, pero adaptándolo también a los horarios del bebé de manera que no pierda nuestra atención y cariño o note cierto desdén.
Por último, según podemos saber según un estudio de la Universidad de Finlandia realizado con unos 400 niños menores de un año y que se publicó en la revista científica ‘Pediatrics’, se dejó claro que esos bebés que viven con animales se resfrían menos durante el invierno. Los bebés con mascotas tienen un 30% menos de afecciones respiratorias. Además, sufren menos otitis y precisan menos medicamentos, lo que supone que los bebés que crecen con perros fortalecen su sistema inmunológico.
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