A examen cinco dietas de las que seguro que vas a escuchar hablar el próximo año

A examen cinco dietas de las que seguro que vas a escuchar hablar el próximo año

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Cada temporada aparecen nuevas dietas  en nuestras vidas y en nuestras búsquedas de Internet. Con el comienzo del curso escolar y la cercanía del nuevo año - ya sabemos que los propósitos de Año Nuevo suelen incluir la pérdida de peso - estos reclamos para iniciarnos en nuevas dietas aumentan.

El problema es que la mayoría de las dietas milagrosas que se nos suelen proponer o recomendar para "cumplir" con nuestros propósitos, no son siempre las más efectiva y, en algunos casos, son incluso peligrosas. Por ello es importante que tengamos claro de qué se está hablando cuando se habla de dietas y si son efectivas y seguras o no.

Dietas détox

No hay año en que las dietas détox no utilicen sus reclamos para intentar atraernos a sus filas. Es posible que varien en la forma (batidos, tés, barritas sustitutivas, etc.), pero el contenido es siempre el mismo. No sabemos cómo llegará este año a nuestras vidas, pero seguro que llegará.

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Algo que debemos tener en cuenta sobre las dietas détox, tengan la forma que tengan, es que no funcionan. No solo no funcionan, sino que pueden ser peligrosas. Para empezar, nada que comamos necesita ser desintoxicado por muy hinchadas que nos haga sentir - a no ser que tomemos veneno -.

Lo segundo es que nuestro sistema digestivo se deshace de todos los elementos que necesite deshacerse sin necesidad de trucos mágicos y, si no es así, la única solución es acudir al médico. El problema de estas dietas es que pueden ser peligrosas además de poco útiles: resultan muy restrictivas, eliminamos grupos enteros de alimentos, reducimos nutrientes necesarios y eso puede suponer que suframos deficiencias y estresemos nuestro organismo.

Además, nos exponemos a un importante efecto rebote en cuanto volvamos a nuestro estilo de alimentación. En definitiva, ponemos a nuestro cuerpo en una posición de riesgo para que, después, los resultados no compensen.

Dietas disociadas

Otro de los tipos de dietas más habituales en estas épocas son las disociadas. Se tratan de dietas que siguen las premisas de Michel Montignac. La idea es sencilla: diferenciamos los alimentos en distintos grupos en base a sus nutrientes y, después - y aquí se complica la cosa - elaboramos reglas complicadas para no mezclarlos o combinarlos solo de forma que, supuestamente, nuestras enzimas las digieran mejor y no interfieran entre ellos.

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El problema es que, la premisa por muy sencilla que parezca, también es errónea. Para empezar, nuestras enzimas digieren y procesan los macronutrientes sin ningún problema independientemente de cómo los combinemos. Además, los alimentos no suelen tener un único nutriente o macronutriente, de manera que se pueda decir que solo pertenezcan a un grupo.

Efectivamente, esta dieta puede provocar que haya un déficit calórico que nos haga perder peso, pero no hay ninguna evidencia de que sea más efectiva que otras dietas menos complicadas. El hecho de restringir tanto qué alimentos combinamos puede hacer que nos falten nutrientes y, además, no nos enseña a comer mejor a largo plazo.

Dieta Atlántica

La dieta por excelencia de 2019 seguro que seguirá dando mucho de lo que hablar en 2020. Se trata de una dieta que se basa en el tipo de alimentación que se solía llevar en la zona norte de Portugal y en Galicia. Por supuesto, en la que se llevaba anteriormente, no ahora que la dieta occidental se ha adentrado en nuestras vidas.

La idea es similar a la dieta mediterránea (bien hecha). Se trata de consumir alimentos frescos, de temporada y de proximidad como base de la alimentación. Esto quiere decir, un alto consumo de verduras, frutas, vegetales varios, legumbres, frutos secos y cereales integrales.

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Además, significa también importantes cantidades de pescado fresco, tanto de río como de mar y, por supuesto, marisco. Destaca el uso de aceite de oliva, la presencia diaria de lácteos, el consumo reducido de carnes y el uso de la brasa o los guisos para cocinar. Se trata de un tipo de alimentación que, bien hecha, conlleva muchos beneficios, se puede mantener a largo plazo y nos ayudará a cuidar nuestra salud y nuestro peso.

Dieta GOLO

Se trata de una dieta que lleva unos meses rondando nuestras vidas y probablemente escucharemos hablar más de ella en 2020. En teoría, la idea de esta dieta es conseguir regular nuestra resistencia a la insulina.

Los defensores de esta dieta asegura que es una dieta creada por médicos para regular nuestras hormonas. La cuestión es que se basa en consumir suplementos en forma de pastillas que, presuntamente, regulan el azúcar y la insulina en sangre.

Además, también se cambia nuestra alimentación, pasando a hacer tres comidas al día, midiendo las cantidades y controlando los nutrientes. La realidad es que, tal y como ocurre con todas las dietas que exigen el consumo de suplementos y, además, restringen drásticamente nuestra alimentación, no funciona y es peligrosa además de muy cara.

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Para empezar, hay un estudio que indica que esta dieta funciona. Solo uno y, por supuesto, está financiado por la empresa que vende las pastillas. En definitiva, nuestra alimentación debería basarse siempre en comida y nunca en suplementos ni pastillas. Cualquier dieta que implique consumirlos, no funcionará, será muy cara y nos hará volver a ganar peso en cuanto las dejemos.

Dieta FODMAP

Esta dieta se creó, originalmente, para tratar a personas que tenían síndrome de colón irritable. Sin embargo, en algunos casos se utiliza o recomienda esta dieta para intentar perder peso. El problema es que esta dieta no está pensada para eso y, aunque es posible que nos haga perder peso, no es su finalidad.

La idea detrás de esta dieta es reducir algunos alimentos fermentables, como los azúcares, los dulces, algunas verduras, lácteos, etc., que podrían estar influyendo en la hinchazón y malestar de las personas que sufren síndrome de colón irritable.

Sin embargo, se trata de una dieta muy extricta, en la que se eliminan muchos alimentos y que, además, no debería realizarse sin la supervisión de un médico. Es una dieta cuyo fin debería ser el tratamiento del síndrome de colón irritable. Es por ello que no es una dieta que debamos utilizar para intentar perder peso.

Imágenes | Plexels, Unsplash

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