Hace años que teletrabajo y en muchas ocasiones, eso de la productividad en mis jornadas se convertía en un auténtico reto. No solo porque en casa es fácil distraerse si no tienes mucha disciplina, algo con lo que puedes luchar gracias al método (10+2)*5 del que te hablamos aquí, sino porque en mi cabeza las horas no duran 60 sino 120 minutos, y creo que puedo hacer más de lo que en realidad puedo hacer. Error, no puedo.
Ya te conté que estoy siguiendo el mantra del fundador de Apple en mi trabajo y ganando tiempo casi sin darme cuenta, y ahora te cuento algo que Steve Jobs intentaba en sus equipos de trabajo y que yo puse en práctica al comenzar 2023: establecer objetivos realistas en el trabajo. Algo que ha sido clave para que este año el trabajo no haya podido conmigo.
Haz caso a Steve Jobs y no te fijes objetivos poco realistas
Aunque Jeff Bezos diga que los optimistas son más productivos, y no le falte razón según la ciencia, lo cierto es que ser demasiado optimista en cuanto a las tareas que podemos realizar en un día, puede tener el efecto contrario.
Establecer metas demasiado optimistas, de hecho poco realistas, me abocó el pasado año a un estado de estrés y de malestar continuo porque la lista de tareas pendientes no bajaba. De hecho aumentaba cada día porque el hecho de intentar hacer todo se convertía en una trampa. Esto se demostraba con la regla 80/20, conocida también como el principio de Pareto, que nos explicaba que el 80% de los resultados viene del 20% de las acciones.
Steve Jobs afirmaba que establecer objetivos poco realistas consigue que tengamos innumerables tareas que completar en una semana, por eso insistía en que sus equipos establecieran metas realistas para lograrlas siempre. En Apple, enfatizó la importancia de establecer metas claras y alcanzables, y priorizar estas por encima del resto. Y si hay que eliminarlas o delegarlas, hazlo, para lo que es realmente útil una matriz de Eisenhower.
Una de las mejores formas de establecer objetivos o metas realistas es elegir dos o tres objetivos principales para completar en un día. No más. Y es importante que en la lista de tareas que hagamos al comenzar ese día se sitúen en las primeras posiciones. En mi caso, cada día tengo tres tareas importantes: escribir tres artículos, hacer llamadas a clientes y contestar emails. Si puedo hacer algo más, estupendo, pero establecer objetivos realistas ha conseguido que cuando termina mi jornada laboral sienta que la he aprovechado, lo que influye en mi bienestar y por lo tanto en mi productividad.
Si establecemos una lista de tareas demasiado larga, lo único que conseguiremos es obstaculizar la productividad porque veremos demasiadas tareas por cumplir. Si tenemos una lista más corta, podemos adentrarnos mejor en el deep work que consigue que nos focalicemos en la tarea que tenemos delante, como hace Bill Gates.
Piensa que ser más productiva no trata de hacer más, sino de en realidad de hacer menos y centrarnos en aquellas tareas que son de verdad importantes y que aportan.
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