Los psicólogos clínicos John y Julie Gottman, creadores del Instituto Gottman y de su propio método de terapia de pareja, tienen más de cuarenta años de experiencia. No solo tratando a parejas, también investigándolas para descubrir patrones de éxito y fracaso en las relaciones.
Y es que las relaciones, ya sean de pareja, con familia, amigos y hasta laborales, tienen multitud de beneficios para nuestra salud. Los estudios demuestran que las relaciones sociales mejoran la salud física e influyen positivamente en la satisfacción laboral. Si hacemos caso a Harvard, tener relaciones interpersonales es la clave de la felicidad y los amigos hasta nos ayudan a combatir el estrés. La felicidad es amor.
Por eso nos preocupa que ese amor se rompa, que lleguen los problemas, que se produzca una ruptura y que ese amor se transforme y se pierda. Sin embargo, y gracias a las investigaciones de los Gottman (capaces de predecir qué parejas se divorciarían con un 90 por ciento de precisión), sabemos que existe una fórmula mágica. Por muy complicadas que sean las relaciones, mantenerlas fuertes se reduce en muchas ocasiones a ella: el estándar 5-1.
El estándar 5:1, la proporción mágica para las relaciones felices
La diferencia entre parejas felices e infelices es el equilibrio entre interacciones positivas y negativas durante el conflicto. Las discusiones y los desacuerdos son parte de cualquier relación, sea la que sea, pero cómo gestionamos esas discusiones es lo que marca la diferencia.
A la conclusión se llegó después de que el Dr. Gottman y Robert Levenson comenzaron a realizar estudios longitudinales de parejas en la década de 1970. Se pidió que resolvieran conflictos y sin intervenir en nada, los investigadores analizaron los comportamientos de las parejas para hacer un seguimiento años más tarde. Las parejas que continuaban juntas tiempo después coincidían en una cosa: la “proporción mágica” de 5 a 1. Por cada interacción negativa durante un conflicto, la pareja tenía al menos cinco interacciones positivas. Todas discutían, pero durante la resolución de los conflictos se observó que también se reían, bromeaban y tenían muestras de afecto porque establecían conexiones emocionales también durante la discusión.
¿Qué se considera una interacción negativa?
Evidentemente gritar e insultar a tu pareja es una interacción negativa, pero como bien explican en el Instituo Gottman, también lo es un simple gesto de poner los ojos en blanco, culpar, criticar o ponerse a la defensiva. ¿Las parejas felices no tienen interacciones negativas? Sí, las tienen, pero la diferencia es que se reparan y reemplazan con validación y empatía.
Los expertos afirman que “la negatividad tiene mucho más poder para infligir daño y causar dolor que la positividad para sanar y acercarte”, por eso las interacciones positivas están en una proporción mucho más grande.
Las interacciones positivas según Gottman
Una vez nos hemos dado cuenta de la interacción negativa, toca reparar con interacciones positivas que pueden darse durante el conflicto. Una broma para aliviar la tensión, una sonrisa, un “te entiendo”, un abrazo, apretar la mano de tu pareja o escuchar atentamente, son interacciones positivas. Lo importante no es la escala del gesto, sino su frecuencia.
Demostrar a tu pareja que te importa con “cosas pequeñas a menudo” es una forma de interacción positiva. Los pequeños actos son una forma de mejorar el positivismo en pareja. Y si estamos discutiendo es tan fácil hacerlo como validar las emociones de la persona que tenemos delante. Si hablamos de gestos fuera del conflicto, puede ser desde preparar un té a tu pareja cuando sabes que tiene un mal día hasta decirle que la quieres.
Tal y como explican los expertos, dentro del conflicto las muestras de afecto físico y verbal reducen el estrés. Es tan fácil como dar la mano, acariciar sutilmente, tocarnos o darnos un abrazo, algo que es especialmente recomendable después de la discusión. De la misma forma, mostrar interés por tu pareja durante el conflicto es una forma de tener una interacción positiva. Por ejemplo usando preguntas abiertas, haciendo escucha activa, manteniendo el contacto visual o simplemente escuchando y asintiendo.
Evidentemente cada relación es un mundo y cada caso debe verse de forma independiente, pero esta proporción mágica de 5:1 es un excelente punto de partida para cualquier relación.
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