Antes de que acabara mi última relación yo también pensaba que el amor todo lo podía y que usando el amor aunque fuera en solitario, podía arreglarse todo. “Lo importante es que os queréis” Pues siento decirte que yo estaba equivocada y si tú piensas igual, tú también lo estás. Es evidente que el amor en una relación, especialmente de pareja, es importante, pero no vale solo con él.
Uno de los aspectos en el que no reparamos es que el perdón juega un papel fundamental en las relaciones porque nos ayuda superar conflictos, fortalecer el vínculo creado entre nosotros, y nos permite construir un futuro más sano y duradero. Y hay más: tiene un efecto positivo y significativo en la autoestima. Al perdonar, ya sea a uno mismo o a los demás, se producen cambios psicológicos que mejoran la imagen que tenemos de nosotros mismos, y eso aumenta nuestra autoestima.
El efecto del perdón en la autoestima
No practicar el perdón tiene efectos. Y reales. Estrés, aumento de la depresión y la ansiedad, aislamiento social e incluso salud física comprometida debido al estrés en el sistema inmunológico. Y del mismo modo, diversos estudios han analizado el impacto del perdón en la autoestima y el bienestar emocional. Los resultados sugieren que las personas que practicaban el perdón tenían menos síntomas de depresión y ansiedad, y una mayor satisfacción con la vida. Hasta hay investigaciones que sugieren que las personas que perdonan, tienen una respuesta fisiológica menos intensa al estrés.
Cuando perdonamos además, desarrollamos una mayor autoestima por lo que no solo nos beneficia en pareja, el perdón nos beneficia de manera individual. Con él, trabajamos nuestra autoestima de la siguiente forma:
Alivia la carga emocional
El rencor, la ira o la culpa son emociones desagradables que tienen, por decirlo de una forma sencilla, un peso sobre la autoestima. Si se mantienen en el tiempo, generan una visión negativa de uno mismo. Perdonar permite aliviar esa carga emocional y nos ayuda a gestionar mejor las emociones.
Aumenta la autocompasión
Hablamos del perdón a otros, pero cuando aceptamos el perdón de otra persona, también es un buen momento para perdonarnos a nosotros mismos. Hay ocasiones en que cuesta, y mucho. Perdonarse a uno mismo implica practicar la autocompasión, y si tendemos a ser nuestro peor enemigo, es algo que cuesta. Ser amable y comprensivo con uno mismo en lugar de juzgarse o castigarse por errores pasados, es una maravillosa forma de aumentar la autoestima.
Fortalece la autoaceptación
Perdonar implica aceptar lo que ha sucedido, tanto lo bueno como lo malo, sin negar o distorsionar la realidad. Pero no solo de la situación, sino de nosotras mismas y nuestro papel en ello. Por ello, cuando perdonamos o nos perdonamos a nosotros mismos, estamos favoreciendo la autoaceptación y cuando aceptamos quiénes somos, nuestra autoestima mejora.
Refuerza la gestión de las emociones
Vamos a ponernos ahora en el supuesto de que estás recibiendo tú el perdón. El proceso de perdonar a otra persona requiere un esfuerzo e implica que tenemos que tener cierto autocontrol para gestionar las emociones y no dejarnos llevar por ellas. Ejercitar ese autocontrol fortalece nuestra confianza y la capacidad para afrontar situaciones difíciles de manera constructiva.
Promueve el crecimiento personal
Cuando hablamos de perdonar no lo hacemos de olvidar. El perdón es una herramienta muy útil de crecimiento y aprendizaje, tanto para ti como para tu pareja y con independencia de quién lo pida y quién lo reciba. Cometemos un error, asumimos nuestra responsabilidad, pedimos disculpas, reparamos ese error, y aprendemos de ello para que en el futuro, no nos pase lo mismo. Este proceso de aprendizaje y crecimiento personal contribuye a mejorar la autoestima y la imagen que tenemos de nuestra persona.
El perdón es un proceso complejo que no siempre es fácil. No existe una fórmula mágica para perdonar, y cada persona debe encontrar su propio camino para hacerlo. Perdonar no es un acto de debilidad, sino de fortaleza y madurez emocional. Y pedir perdón es un acto de amor y de responsabilidad afectiva.
En lo que a parejas se refiere y según afirma la psicóloga María Esclapez en su libro ‘Me quiero, te quiero’, el perdón es un signo de una relación sana. Pedir perdón “siempre que la otra persona se sienta molesta, independientemente de si consideráis que la otra persona tiene razón o no” es un síntoma de empatía y de que “entendéis que percibís las cosas de manera diferente”.
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