Muchas personas creen que discutir es malo para las relaciones de pareja. Sin embargo, discutir es lo más natural del mundo, y además es algo necesario. La clave aquí está en cómo discutimos. Como explica María Esclápez en su libro ‘Me quiero, te quiero’, “discutir no es malo ni es indicador de que la relación va mal, ayuda a negociar y aclarar las cosas. Lo malo es que las discusiones se vayan de las manos, que se afronten con una actitud agresiva, que sean constantes, que la pareja imponga sus criterios o que los problemas resueltos se repitan o se echen en cara”.
No es malo entrar en conflicto con algo o alguien, lo malo es no saber gestionar ese conflicto. Aprender a discutir bien es posible y ahí es donde entra el concepto que los Gottman explicaban en una reciente charla TED: ganar.
No peleamos para ganar, sino para entender
Los psicólogos clínicos John y Julie Gottman son creadores del Instituto Gottman y tienen más de cuarenta años de experiencia tratando relaciones de pareja. Además, llevan más de 35 años casados y consiguen que funcione. Una de las claves es que saben “pelearse” correctamente.
La forma en que se pelea una pareja durante los primeros tres minutos predice en un 96% no solo cómo será el resto de la conversación, sino también cómo será el resto de la relación dentro de seis años, afirman los Gottman. No es si peleamos o no lo que determina el éxito de una relación, sino cómo lo hacemos.
“Cuando pensamos en pelear correctamente, ¿cuál es el mayor error que provoca desastres en las relaciones? Que pelean para ganar, lo que significa que alguien tiene que perder. ¿Qué hacen, en cambio, los maestros? Pelean para entender”, explicaba Julie Gottman. La diferencia es sutil, pero el resultado es increíble. Independientemente del tipo de conflicto que estés experimentando si estás luchando para demostrar que llevas razón y no para entender la perspectiva de la otra persona, es poco probable que puedas llegar a una resolución de dicho conflicto.
“Discutir por comprender significa entablar una conversación sobre un tema y profundizar mucho más para comprender qué hay detrás de la posición de tu pareja sobre el tema”, afirmaban en la charla TED. “Eso construye la conexión”. Y da igual qué tipo de conflicto tengas. Los Gottman hablan de tres tipos:
- Los problemas solucionables, aquellos sobre cosas rutinarias y que no esconden nada detrás, como puede ser una discusión por no lavar los platos o por dejar la ropa sucia tirada en el suelo. Los problemas solucionables para una pareja pueden ser sobre los mismos temas que podrían ser problemas perpetuos para otra pareja, pero normalmente son conflictos en los que se puede encontrar una solución y mantenerla.
- Los problemas permanentes son problemas que se centran en diferencias fundamentales en sus personalidades o en diferencias fundamentales en las necesidades de su estilo de vida. Todas las parejas tienen problemas perpetuos. A diferencia de un problema que tiene solución, estos problemas volverán a discutirse una y otra vez.
- Los problemas permanentes estancados son problemas permanentes que se ha gestionado de forma incorrecta. Cuando una pareja intenta hablar de un tema estancado, puede parecer que están “dando vueltas en círculo” y no llegan a ninguna parte. Siempre discuten por lo mismo una y otra vez.
Si pensamos en que el método Gottman se centra en desarrollar la inteligencia emocional y las habilidades para gestionar los conflictos y mejorar la relación, entenderemos que lo realmente importante en una discusión nunca puede ser quién tiene la razón o quién no.
Tratar de entender es iniciar una conversación sobre un tema y profundizar mucho más para entender qué hay detrás de la posición de tu pareja sobre el tema. Eso construye la conexión, explica John Gottman. La esencia de la “lucha por entender" es plantearse una serie de preguntas para entender las ideas y sentimientos que respaldan la posición de ambos miembros de la pareja sobre un tema. No se interrumpen y luego intercambian los roles, lo que ayuda a que ambos entiendan lo que hay detrás de su posición sin sentirse juzgadas o atacadas.
El mejor truco para que las discusiones nunca se conviertan en una batalla campal, es olvidarnos de los egos y de querer llevar razón, y tratar de llegar a un acuerdo con nuestra pareja, entendiendo bien lo que quiere decirnos y cómo ha llegado hasta ese punto.
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